El pasado 29 de Octubre el profesor Sebastián Royo, de la Universidad de Suffolk presentó en el Real Instituto Elcano su libro “Lessons from the economic crisis in Spain”. En el libro se analiza la crisis económica de España y sus implicaciones en el marco comunitario.
La crisis de la Eurozona ha sido un retorno a los juegos suma-cero creando problemas de gobernabilidad a nivel nacional y Europeo en donde hay países inmersos en un callejón con difícil salida debido a la deuda soberana y por ello el escenario futuro de la Unión debe encaminarse a la creación de Eurobonos, una unión bancaria y un acuerdo fiscal apoyado por una reforma institucional.
En relación a la crisis existen dos narrativas. Una de ellas se basa en que algunos países que entraron a formar parte de la Unión Monetaria no fueron capaces de controlar sus finanzas y no dieron respuesta a su pérdida de competitividad. Cuando la crisis les sorprendió trataron de ampararse en los países más prósperos de la zona. Hoy aparecen a los ojos de los acreedores como estados deudores e irresponsables que no han sabido gestionar sus economías.
Por otro lado la teoría de que los países ricos crearon una Unión Monetaria de la que posteriormente los países con deficiencias económicas y fiscales entraron a formar parte. Los mismos creadores de la Unión Monetaria animaron a sus bancos a invertir en la periferia en busca de rendimientos a la vez que ellos mismos habían incumplido las condiciones del Pacto de Estabilidad. Cuando la crisis financiera estalló, los países acreedores rescataron a sus bancos y a la vez castigaron con severas condiciones a los países de la periferia, quienes han perdido su soberanía económica.
Pero es un hecho a destacar que el problema fiscal no ha sido el principal sino que la crisis debe entenderse como un problema de desequilibrios macroeconómicos, generados especialmente en el sector privado. De hecho, en España la deuda pública es la consecuencia y no la causa de la crisis. El problema fue la entrada masiva de capitales debido a la creación del euro que dio lugar a un aumento de la inflación y a la pérdida de competitividad. El déficit fue el resultado de la causa. El problema central de la crisis fue debido a la burbuja inmobiliaria que generó un incremento desorbitado de la deuda privada, así como las decisiones que tomaron algunos bancos.
Para resolver este problema central de balanza de pagos la solución que se eligió fue mediante la del ajuste deflacionario y las reformas estructurales para bajar los salarios en la periferia, como es el caso de España. Estas medida vinieron acompañadas de una financiación limitada por parte los países acreedores como Alemania.
Por el contrario, en Estados Unidos, primero se limpiaron los bancos, se implantaron políticas monetarias expansivas que facilitasen la circulación del crédito, se realizó una expansión fiscal muy agresiva y, posteriormente, se desarrollaron políticas de austeridad.
Pero una contracción fiscal expansiva no es suficiente para salir de una crisis como esta, si la irresponsabilidad fiscal no fue la causa, la austeridad no puede ser la solución. Las políticas de ajuste fiscal sólo son efectivas si se ven respaldadas por medidas que estimulen el crecimiento o creen un entorno favorable para crecer y políticas monetarias expansivas, algo que no se está dando en Europa.
Con una gran deuda externa y privada, la rebajada por las agencias de calificación, cifras de desempleo por encima del 50% entre los jóvenes pretender pasar en España de un déficit del superior al 6% del PIB en 2012 a uno de 2.8% en 2014 es una misión casi imposible .
Sanear el sistema financiero, dar respuesta al desempleo y al aumento de la desigualdad mediante la estabilidad macroeconómica, remodelar la arquitectura de las instituciones y la gobernanza son algunos de los retos que esta crisis nos deja acompañado siempre de un cambio en las reglas de funcionamiento del euro.