Los presupuestos del presidente sobre la ayuda
La Administración Trump inició su andadura en 2017 con una propuesta de recorte del 32% en los programas de ayuda internacional y diplomacia, lo que se conoce como el gasto exterior civil. Todos los observadores interpretaron esta propuesta como una consecuencia más de la política de “América primero” (America First) y, a pesar de algunas manifestaciones de indignación, en el fondo, no hubo demasiadas sorpresas. Durante la campaña, Donald Trump, aunque no dedicó mucha atención a la ayuda, dejó clara cuál era su visión del asunto con una de sus polémicas frases. Propuso invertir en infraestructuras propias en lugar de enviar ayuda a países que odian a los EEUU.
Sobre el gasto exterior militar, Trump sí hablo algo más y se refirió en diversas ocasiones a su injusto reparto entre EEUU y Europa. En general, se esperaba de Trump recortes en sus compromisos internacionales.
Tal vez sí fue una sorpresa la oposición que dichos recortes encontraron en el Congreso y el Senado, tanto en las filas demócratas como republicanas. En línea con una de las narrativas más asentadas en EEUU, los representantes norteamericanos defendieron la ayuda con argumentos de seguridad, evitando así entrar en confrontación directa con la política de “América primero” (America First).
Algunos medios y organizaciones de la sociedad civil ofrecieron otros argumentos. Por ejemplo, que las contribuciones de EEUU al desarrollo ya son bastante bajas en términos de su PIB y que, debido precisamente al tamaño de su PIB, resultan vitales para mantener programas internacionales en áreas tan relevantes como la salud global, la ayuda humanitaria o la lucha contra el hambre.
Si bien el presidente Trump no ha podido aplicar un recorte general a la ayuda de EEUU y presentarlo como una aplicación directa de la política de “América primero” (America First), a lo largo de su primer año de presidencia, ha dado ya una serie de pasos en esa misma dirección. Aunque de alcance más concreto, son pasos de gran importancia política y financiera, entre los que cabe destacar el anuncio de salida del Acuerdo de París, la salida de la UNESCO y la salida del proceso de Nueva York.
La salida del Acuerdo de París y la financiación del Fondo Verde para el Clima
En coherencia con su estrategia energética y su cuestionamiento del consenso internacional sobre cambio climático, Trump ha anunciado su salida del Acuerdo de París tan pronto como sea posible. Este giro político, además de ser importante en lo que al consumo y la producción norteamericanas se refiere, tienen importantes consecuencias en la financiación del desarrollo. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) incluyen la movilización de 100.000 millones de dólares anuales de aquí a 2020 para financiar acciones de adaptación y mitigación en países en desarrollo, y prevén que parte de este importe se recaude a través del Fondo Verde para el Clima de Naciones Unidas. Trump ya ha anunciado que EEUU no hará más contribuciones a este fondo.
La salida de la UNESCO y las amenazas a los países receptores de ayuda de EEUU
EEUU ha sido hasta ahora el principal financiador de la UNESCO con contribuciones del 22% en los últimos años, según cálculos de Angel Badillo. Por consiguiente, su salida de esta organización, justificada por su supuesto sesgo anti-israelí, supondrá previsiblemente importantes recortes en su presupuesto general y debilitará la cooperación en el ámbito de la educación, la ciencia y la cultura.
De estos tres sectores, aquel en el que los recortes tienen mayor importancia desde el punto de vista de la Agenda de Desarrollo Sostenible es la educación (ODS 4) pues, aunque la mayor parte de la financiación internacional en esta materia se canaliza por otras vías, la UNESCO ejerce un liderazgo en la coordinación de donantes y la cooperación técnica en países en desarrollo. Este liderazgo se basa en buena medida en su capacidad para mantener una presencia técnica y política en cada país receptor, a través de sus Oficinas de Campo.
Por otra parte, esta salida, argumentada por la posición de la organización en el conflicto entre Israel y Palestina, ha sido presentada por Trump como un aviso para cualquier país receptor de ayuda norteamericana que vaya a participar en una votación internacional sobre la cuestión. Teniendo en cuenta lo claro que ya tienen el voto numerosos países, cabe esperar más recortes por este motivo. De hecho, EEUU acaba de reducir sus aportaciones a UNRWA, la Agencia de Naciones Unidas para los refugiados de Palestina en Oriente Medio, de 350 a 60 millones de euros.
La salida del proceso de Nueva York sobre migrantes y refugiados
Otra meta de los ODS consiste en la ordenación de los flujos migratorios. Con esta perspectiva, un buen número de países suscribieron la Declaración de Nueva York conducente a adoptar dos grandes pactos sobre migraciones y refugiados en 2018. El relativo a refugiados previsiblemente tendrá una dimensión financiera, pues deberá incluir un acuerdo sobre el reparto de cargas y responsabilidades en la acogida y asistencia a refugiados. Trump también ha sacado a EEUU de este proceso argumentando que es incompatible con su soberanía nacional.
Balance
Debido al contrapeso del Congreso y el Senado y a la confusión en la aprobación del presupuesto norteamericano de 2018, es difícil anticipar la evolución inmediata de la ayuda norteamericana. Será necesario hacer balance cuando Trump haya concluido su primer ejercicio presupuestario, en septiembre de 2018, más que ahora, cuando cumple un año de presidencia. Las salidas de tantas instituciones de cooperación y gobernanza global del mayor donante del mundo en términos absolutos anticipan problemas en la financiación de los objetivos de desarrollo sostenible.