Existe una tendencia considerar las diversas actividades de la internacionalización como independientes entre sí. Por ejemplo, abundan –en términos relativos– los estudios sobre exportación: sus determinantes, ciclos, barreras, etc. Las Administraciones públicas ponen en marcha estrategias de promoción de las exportaciones. En cambio, se dedica poco esfuerzo en el mundo académico al estudio de las importaciones; y las Administraciones públicas no acostumbran a tenerlas en su radar. Sin embargo, hoy en día, la extensión de las cadenas globales de valor ha hecho que la competitividad de las exportaciones de un país dependa en buena medida de sus importaciones.
En general, exportaciones, importaciones, inversiones extranjeras, captación de talento, y otras actividades de internacionalización han adquirido una creciente interrelación, y se deben abordar, en los estudios académicos y en el diseño de políticas, con una perspectiva global.
Sobre las características de las empresas exportadoras españolas se ha publicado recientemente un interesante trabajo, elaborado por la Subdirección General de Estudios y Evaluación de Instrumentos de Política Comercial de la Secretaría de Estado de Comercio, en el Boletín Económico de ICE, y en el que se refleja de forma muy clara la interrelación a la que nos referimos.
El vínculo entre exportaciones e importaciones
Según el trabajo citado, un 62% de las empresas exportadoras son al mismo tiempo importadoras. Además, estas empresas representan una gran mayoría de las exportaciones, en concreto el 96,5% de éstas. Esta es una característica común a los países europeos, como puede verse en el cuadro adjunto, en el que se recogen los diez principales exportadores de la UE. En todos los casos “más del 95% de las exportaciones son realizadas por las empresas que exportan e importan al mismo tiempo”, según señala el artículo del Boletín Económico de ICE.
Este dato pone de relieve que las importaciones, que reciben normalmente mucha menos atención que las exportaciones, tienen una gran relevancia para la economía, como ya comenté en un post publicado en este blog.
El que gran parte de las empresas exportadoras sean al mismo tiempo importadoras está relacionado con el desarrollo de las cadenas globales de valor. Hoy en día lo normal no es que el proceso de producción de un bien se realice enteramente en una sola localización. Las cadenas globales de valor han supuesto la fragmentación de los procesos productivos entre diferentes localizaciones, para aprovechar las ventajas competitivas de cada una de ellas. De ahí la importancia que tienen los bienes intermedios en los flujos de comercio internacional.
Además, la actividad importadora aporta otras ventajas para las empresas. Como se señala en el artículo del Boletín Económico de ICE, “las empresas importadoras son más competitivas que las que no lo son, posiblemente por un mayor conocimiento de los mercados internacionales, un más fácil acceso a una mayor gama de inputs y una mayor integración en las cadenas globales de valor”.
El vínculo entre exportaciones e inversiones
Una interrelación similar se observa entre comercio exterior e inversiones extranjeras. Así, las empresas controladas por propietarios extranjeros y las empresas controladas por propietarios nacionales que tienen filiales en el exterior muestran una mayor intensidad exportadora.
Las empresas exportadoras españolas controladas por capital extranjero son 6.800 y representan el 4,3% del total, pero son responsables del 40,2% de las exportaciones.
Por su parte, las empresas exportadoras españolas controladas por propietarios nacionales que disponen de filiales en el exterior son 3.337 (un 2,1% del total), y contribuyen el 23,2% de las exportaciones.
Estos dos tipos de empresas son responsables conjuntamente de más de un 63% del total de las exportaciones españolas.
Este dato, así como el mencionado en el punto anterior sobre el vínculo exportaciones-importaciones, pone de relieve que la actividad internacional es “global”. Con ello queremos decir que no se puede compartimentar la actividad internacional, y considerar por ejemplo las exportaciones como si fueran una actividad independiente de otras actividades de internacionalización, o a las empresas exportadoras como un tipo de empresas, diferenciadas del resto. Exportaciones, importaciones, inversiones extranjeras, inversiones en el exterior, están interrelacionadas. Las empresas importan y exportan, e invierten en otros países. La actividad internacional debe ser enfocada con una perspectiva integral.
Varias son las implicaciones de lo expuesto en los párrafos precedentes. Por poner un ejemplo muy de actualidad, medidas proteccionistas como el aumento de aranceles a las importaciones, con la finalidad de corregir un déficit comercial, pueden tener efectos contrarios a los deseados. Al encarecerse las importaciones, las empresas exportadoras que utilizan bienes importados en su proceso productivo pierden competitividad, y ello puede tener un efecto negativo sobre las exportaciones.
En el mundo académico se debe prestar más atención al estudio de las importaciones. Se han publicado ya en España algunos trabajos valiosos sobre la participación de las empresas españolas en las cadenas globales de valor, pero queda todavía un amplio campo por estudiar, en especial teniendo en cuenta que estas cadenas están experimentado desde hace poco tiempo cambios importantes, en primer lugar como consecuencia de las tendencias proteccionistas, pero también como consecuencia de otros factores, como el aumento de los salarios en los países en desarrollo y la automatización, entre otras.
En el diseño de políticas de internacionalización es preciso igualmente un enfoque “global” que tenga en cuenta las diferentes actividades de internacionalización que están relacionadas entre ellas.