El pasado 5 de octubre tuvo lugar la audiencia de Julissa Reynoso Pantaleon, nominada a finales de julio por la Administración Biden como nueva embajadora en España, ante el Comité de Asuntos Exteriores del Senado de EEUU. Las audiencias son un paso adelante, pero los nominados no pueden ponerse a trabajar hasta que sean confirmados en el pleno del Senado. El senador Ted Cruz está frenando las confirmaciones con una serie de acciones sin precedentes que está dejando muchos puestos sin cubrir. En Europa, diplomáticos y funcionarios afirman que esta situación está teniendo un claro impacto negativo en sus esfuerzos por trabajar con Washington, contribuyendo a la ruptura de la comunicación. Ponen como ejemplo el reciente acuerdo AUKUS. No dudan de que, de haber habido enviados estadounidenses en París y Bruselas, habría ayudado a prevenir, o al menos mitigar, los daños del anuncio de Biden sobre el Indo-Pacífico.
El mundo pasa por momentos complicados. La pandemia ha puesto en aprietos a los gobiernos, ha cerrado fronteras y ha diezmando las economías; el autoritarismo está en auge; conflictos como el de Yemen y Etiopía siguen en marcha; la lucha geopolítica con China se intensifica; la relación transatlántica trata de reinventarse; y es un año crítico para el cambio climático. No es un buen momento para que EEUU ande falto de personal en el servicio exterior, o que en muchos lugares del mundo no tengan el máximo representante del presidente de EEUU sobre el terreno. Y, sin embargo, es así.
No hay embajador responsable estadounidense confirmado al frente de las embajadas ante la OTAN, la OEA, o la OSCE; tampoco en la subsecretarías de Población, Refugiados y Migración; de Asuntos de Asia Meridional y Central; de Estado de Asuntos de Oriente Medio; Asuntos de Seguridad Internacional y No Proliferación; de Control de Armamentos…. ni nadie en la dirección general del Servicio Exterior confirmado.
La lista es interminable. Tampoco hay jefaturas de misión en China, India, Canadá, la UE, Francia, Alemania, Israel, Japón y Turquía. No hay embajador en Afganistán y sí uno en funciones, Ross Wilson, que dejó su retiro para servir como encargado de negocios en la embajada en Afganistán y trabajar desde el aeropuerto de Kabul en los últimos días para ayudar a la evacuación. Nueve meses después de la andadura de la Administración Biden, el Senado ha confirmado como embajador a un solo candidato de Biden, Ken Salazar, como embajador en México. Fue el 11 de agosto.
Nominaciones y el Nord Stream 2
Gran parte de culpa la tiene el senador republicano de Texas, Ted Cruz, miembro del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, que está frenando los nombramientos que llegan al Senado desde marzo. El motivo es la renuncia del gobierno de Biden a las sanciones a la empresa que está detrás del oleoducto Nord Stream 2, argumentando que el proyecto estaba casi terminado y era prácticamente imposible detenerlo. Pero en la decisión qué duda cabe de que también se dio prioridad a las relaciones con Alemania, un aliado europeo clave, en lugar de arriesgarse a una batalla con la canciller Angela Merkel y su próximo sucesor. Para Ted Cruz, el oleoducto es un regalo estratégico y económico para Rusia, y no es el único que lo piensa en el Senado de EEUU, y por eso ha decidido dar la batalla hasta que se reestablezcan las sanciones. Aunque muchos otros aseguran que lo que Cruz está haciendo es más bien exponer descaradamente sus ambiciones presidenciales de 2024.
Cruz no puede bloquear del todo los nombramientos, pero sí ralentizar el proceso al oponerse a la práctica tradicional del Senado de confirmar a las candidaturas no controvertidas y los puestos más rutinarios por “consentimiento unánime” de los 100 senadores. Esto hace que los nombramientos queden relegados a un segundo plano, ya que el Senado utiliza los días legislativos –extremadamente valiosos en la actualidad– para otros asuntos urgentes, como la aprobación de los grandes paquetes de ayuda y de los planes de infraestructuras.
Para los demócratas, lo que Cruz está haciendo es un abuso del proceso de nominación y es el último ejemplo de la erosión de las normas políticas en Washington. Pero también está poniendo en peligro la seguridad nacional en el momento en que sólo se ha cubierto una cuarta parte de los puestos clave en este ámbito.
El oleoducto plantea cuestiones importantes que exigen atención, pero poner piedras en los engranajes del gobierno quizás no sea la manera de conseguirla. Los embajadores estadounidenses, tanto los políticos como los de carrera, sirven de ojos y oídos de la nación y son fundamentales para llevar a cabo las prioridades y la política de EEUU. También lo son los subsecretarios y otros funcionarios que están a la espera de ser confirmados. Además, afecta a la forma en la que los aliados ven a EEUU. Y lo que parece confirmado es que la rapidez en la contratación de personal tras la transición presidencial es fundamental para la seguridad del país. El informe de la Comisión del 11 de septiembre concluyó precisamente que la falta de nombramientos confirmados para la seguridad nacional a fecha 11 de septiembre de 2001 perjudicó la capacidad de la nación para responder a los ataques terroristas.
Con el objetivo de superar el bloqueo, el líder de la mayoría del Senado, el demócrata Chuck Schumer ha decidido en las últimas semanas alargar las sesiones en el Senado más de lo habitual para terminar de aprobar algunos de los nombramientos que Cruz había detenido, llegando a confirmarse hasta seis nuevos puestos por una amplia mayoría. Pero muchas docenas siguen esperando.
Además, a Cruz se le ha unido recientemente el senador Josh Hawley, republicano de Misuri, que amenaza con paralizar todos los nombramientos de Biden para el departamento de Defensa y de Estado a menos que renuncien el secretario de Estado Antony Blinken, el secretario de Defensa Lloyd J. Austin III y Jake Sullivan, el asesor de Seguridad Nacional, por la desordenada retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán.
Todo esto no exime de culpa a Biden, que ha sido lento a la hora de dar a conocer sus nominaciones exasperando a los propios demócratas, sin olvidar que el proceso de confirmación del Senado es anticuado. Muchas voces piden agilizar el proceso para que un mayor número de nombramientos pueda tomar posesión del cargo antes, o incluso, reducir el número de puestos confirmados por el Senado, que actualmente es de unos 1.200.
Según el rastreador del Washington Post, que hace un seguimiento de 803 puestos del gobierno entre unos 1.200 que requieren la confirmación del Senado, Biden ha elegido a 395 candidatos, de los cuales 17 están a la espera de la nominación formal; 224 están a la espera de la acción en el Senado; y 154 han sido confirmados. No se ha seleccionado a ningún candidato para 197 puestos.
Históricamente, los presidentes de EEUU han alcanzado la mayoría de las confirmaciones entre los días 200 y 300 tras su toma de posesión. Y también hay una razón legal para ello: según la Vacancies Act, una persona sólo puede servir en calidad de interino durante 300 días después de una transición presidencial. La fecha se alcanzará el 16 de noviembre. Y todos miran con preocupación, dentro y fuera de EEUU. Su liderazgo está otra vez en juego.