Esta semana concluye la primera etapa, en España, de la gira europea del presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez. En su primera visita oficial a Europa desde que fuera elegido en 2014, el presidente uruguayo viaja acompañado de sus ministros de Economía y de Transporte, otorgando a esta visita un marcado carácter económico. El viaje se realiza con miras a profundizar en sus relaciones bilaterales y regionales (incluyendo en su agenda el estado de las relaciones entre la Unión Europea y Mercosur).
Uruguay tiene una proyección exterior acorde con su tamaño, ocupando el puesto 74º en el ranking mundial de presencia global y el 75º y en términos de PIB, y siendo el 10º país latinoamericano con mayor presencia en el mundo –entre Cuba y República Dominicana–.
Atendiendo a las contribuciones de las distintas variables y dimensiones a su presencia global, parecería que la presencia uruguaya en el exterior es fundamentalmente blanda. Esta dimensión explica más del 60% de la proyección exterior, siendo la media latinoamericana de menos de 47% (gráfico 1), con registros en turismo o deportes sensiblemente por encima de la media de la región (14% en turismo y 15% en deportes en Uruguay, frente a 8% y 7% en el conjunto de América Latina).
La producción cárnica, por la que el país es en buena parte conocido globalmente, y también la producción y exportación de soja, tienen su reflejo en la presencia económica. De hecho, a pesar de que la aportación de esta dimensión es inferior a la regional (32% frente a 51%), la contribución de la variable de bienes primarios (en la que quedan recogidas las exportaciones de productos ganaderos y agrícolas) es de casi 24% de la presencia global de Uruguay, superior al 21% de una región que se caracteriza precisamente por un perfil de proyección muy dependiente de la industria extractiva y agrícola.
Sin embargo, si hay una dimensión que caracterice la proyección exterior de Uruguay es, quizás algo contra-intuitivo, la militar. Téngase en cuenta que mientras que en el ranking de presencia económica Uruguay ocupa el 81º puesto mundial, y en el de proyección blanda el 68º, en la dimensión militar asciende hasta el puesto 39º; por delante de países latinoamericanos mayores en lo económico y lo demográfico como México (41º) o de economías más desarrolladas como Portugal (44º) o Bélgica (49º).
Esto es, si bien internamente hay elementos económicos y blandos que aportan a la presencia global en mayor medida que la dimensión militar, esta última aportación es relativamente alta (en comparación con la que realizan el resto de países), lo que redunda en un cierto liderazgo del país latinoamericano en este ámbito.
Son sobre todo las tropas desplegadas en el exterior las que explican dicho liderazgo. De hecho, éstas aportan 5,2% de la presencia global de Uruguay (0,3% de media en América Latina). La otra variable de la dimensión militar, el equipamiento militar, es, sin embargo, marginal (1,9% de la presencia global de Uruguay, 1,3% de media en la región), acorde con el tamaño económico y demográfico del país.
Uruguay es un contribuyente muy relevante a las misiones de paz de Naciones Unidas. Según datos de la ONU, en la actualidad, se sitúa en el puesto 19 de los primeros contribuyentes en número de efectivos policiales y militares, por delante de Brasil (21), Italia (25), Francia (34) o España (38). El régimen dictatorial uruguayo, que duró 12 años y concluyó en 1985 derivó, entre otras cosas, en un sobredimensionamiento del ejército. El crecimiento de las misiones de paz de Naciones Unidas, acelerado a partir de los noventa coincide con el proceso de transición democrática uruguayo, siendo utilizado como una oportunidad para reconfigurar el papel del ejército en la nueva sociedad uruguaya. Según Gonnet Ibarra y Hernández Nilson, esta oportunidad fue vista tanto en términos económicos (en un momento de recorte del presupuesto militar) como político-institucionales (orientando el papel del ejército hacia el multilateralismo y el compromiso con los procesos de paz internacional).
En definitiva, bien por el lado económico, blando o militar, la presencia global de Uruguay se concentra en variables muy específicas. El marcado carácter económico del viaje de Tabaré Vázquez incluye la presentación de un plan de inversiones destinado a contribuir a la diversificación de la economía uruguaya. De materializarse dicha diversificación, se reflejará en una transformación de su presencia global, más allá del sector primario, deportivo o militar.