De nuevo, la ausencia de consenso fue el posicionamiento mayoritario de los grupos parlamentarios nacionalistas (CiU, PNV, ERC, BNG y Amaiur) que, en este caso, tuvo como protagonista al proyecto de Ley de Acción y el Servicio Exterior presentado el martes 15 de octubre ante el Pleno del Congreso de los Diputados, por el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García – Margallo.
Uno de los aspectos que más polémica y rechazo levantó fue el planteamiento presentado para la acción exterior que llevan a cabo actualmente las Comunidad Autónomas, la ‘paradiplomacia‘. En este sentido, mientras que García – Margallo destacó que el texto busca la coordinación y “poner orden”, “lograr que todo suene como una orquesta afinada”, algunos de los que lo rechazaron afirmaron que perjudicaría la acción exterior de las CC AA.
Pero en ningún momento se puso en entredicho el papel de la paradiplomacia que, sobra decirlo, en ningún caso debe desaparecer ni ponerse en duda, sólo replantearse para coordinarse y, de esta manera, reducir el gasto. Y es que, según las cifras presentadas, desde 2008, es decir, cuando comenzó la crisis, representantes de las CC AA han realizado 931 viajes de carácter oficial, de los que se han derivado un total de 277 memorandos de entendimiento.
A día de hoy, hay abiertas 166 oficinas dependientes de diferentes CC AA, y uno de los ofrecimientos que se hicieron es que se integraran en alguna de las 118 embajadas con las que, a día de hoy, cuenta el Gobierno de España en el extranjero. Con esto, se lograría que, por cada oficina autonómica que se integrara, la Administración central se ahorraría más de 8.800 euros al año y las CC AA, más de 65.180 euros.
Las CCAA desarrollan paradiplomacia en diversas áreas, desde la cultural a la cooperación al desarrollo. Este esfuerzo es legítimo y, además, es apoyado por la mayor parte de los españoles, según demuestran los resultados de varias oleadas del Barómetro del Real Instituto Elcano (BRIE), que ven natural que las CC AA difundan y promuevan, por ejemplo, su lengua y su cultura fuera de España. Esta actividad internacional tuvo su gran impulso a finales de la década de los 80; más tarde, los procesos de globalización y de integración facilitaron, en gran medida, el crecimiento de sus relaciones internacionales. Su principal objetivo es reforzar su papel en asuntos internacionales, por eso cada vez es más común la aparición de estructuras autonómicas específicas y permanentes para gestionar estos asuntos. Suelen ubicarse dentro de las consejerías de Presidencia, dependiendo directamente del presidente autonómico. Sin embargo, todavía siguen teniendo ciertas deficiencias: estructuras institucionales poco desarrolladas, dotadas con pocos recursos o sometidas a cambios con frecuencia.
Así pues, ¿cómo puede ser negativo para las CC AA este ofrecimiento de integración en estructuras en las que, además, a través de las sinergias se podrían alcanzar más y mejores beneficios para todos? Esperemos que finalmente se imponga el sentido común, y se dé un primer paso para acabar con esta descoordinación diplomática.