El pasado 23 de Abril, el Secretario de Defensa estadounidense Ashton Carter cerraba su importante visita a Silicon Valley –donde tienen su sede las principales empresas tecnológicas del país– con una conferencia en la Universidad de Stanford bajo el evocador título: ‘Rewiring the Pentagon: Charting a New Path on Innovation and Cybersecurity’. Durante la misma, Carter argumentó la obligada necesidad del Departamento de Defensa (DoD) para estar a la vanguardia de la innovación tecnológica –como elemento central de la tercera estrategia de compensación (Third Offset Strategy) presentada durante el pasado mes de octubre- y , en este sentido, definió las líneas maestras de la The DoD Cyber Strategy que se publicó este mismo día.
Esta nueva estrategia, de marcado carácter disuasorio, explica los principales riesgos y amenazas a los que se enfrenta el DoD –y por extensión el gobierno y los ciudadanos estadounidenses– en el ciberespacio; identifica claramente los organismos y personas responsables de implementar esta estrategia, así como el modo en el que se va a implementar; las principales medidas que se van a adoptar y los objetivos que se ha marcado el Pentágono hasta 2018.
En este sentido, los aspectos más relevantes de esta estrategia son los siguientes:
- Se trata del primer documento de estas características en afirmar que Washington podrá utilizar la ciberguerra como una opción en los conflictos futuros, al afirmar que Estados Unidos “…debe ser capaz de utilizar las ciberoperaciones para disrumpir las redes de mando y control, infraestructuras críticas y sistemas de armas de los potenciales adversarios del país.”
- Las ciberoperaciones se integrarán plenamente en el planeamiento y conducción de las operaciones militares, para ello, ademas de potenciar la construcción de cibercapacidades a nivel conjunto, el Pentágono ha planificado crear una ciberfuerza compuesta por 6.200 efectivos repartidos en DoD Three Primary Cyber Missions cuyas tareas principales están relacionadas con la defensa, inteligencia y ataque. Estos equipos no estarán formados únicamente por personal militar, sino también por personal civil y reservistas, a tiempo parcial.
- En línea con las lecciones aprendidas de la Revolución en los Asuntos Militares (RMA) y el proceso de Transformación de la Defensa, el Pentágono hace años que ha comprendido que la innovación tecnológica ya no tiene como motor principal al entono militar. En este sentido, aunque el DoD seguirá financiando –bien vía la tradicional Agencia de Proyectos Avanzados (DARPA, en sus siglas en inglés) o mediante la Iniciativa de Innovación en Defensa– proyectos tecnológicos de primer nivel que luego tendrán su aplicación directa en la vida de los ciudadanos, cada vez más la financiación privada es la que nutre este desarrollo tecnológico. En este sentido, la visita de Carter a Silicon Valley tiene un claro mensaje: el Departamento de Defensa necesita una industria tecnológica siempre a la vanguardia, en especial, en el ámbito de la ciberseguridad y la ciberdefensa. Para ello, el DoD va a poner sobre la mesa miles de millones de dólares para dinamizar y evolucionar la industria tecnológica en el ámbito militar. En este sentido, creará la Defense Innovative Unit Experimental con la misión de fortalecer las relaciones entre las empresas tecnológicas y el Pentágono, estar al día de las nuevas tecnologías y ayudar a las nuevas start-ups a iniciar su relación con el DoD sin perderse en la inmensidad burocrática de Washington. Además, financiara nuevos proyectos a través de IN-Q-Tel, una entidad de capital riesgo financiada por la CIA que identifica e invierte en empresas que desarrollan tecnologías de vanguardia útiles para la seguridad nacional, y que lleva más de 15 años trabajando en Silicon Valley.
- Además, el DoD ha comprendido que la formación y el plan de carrera de sus ciberguerreros es inadecuado. Las empresas civiles hace mucho tiempo que van por delante en este sentido y por ello el Pentágono tiene previsto programas de intercambio con el sector privado. De esta manera, durante un par de años personal militar trabajará en empresas civiles donde aprenderán su modo de trabajo e intentarán trasladar sus buenas prácticas al día a día del DoD. Del mismo modo, desde la empresa privada, los principales expertos en materia de ciberseguridad trabajarán en las principales actividades de ingeniería y asesoramiento del DoD.
- La nueva estrategia establece la creación de la Oficina del Asesor Principal en materia de Ciberdefensa del Secretario de Defensa que interactuara con el DoD a través de un consejo de administración e inversión cibernética (CIMB), cuyo objetivo principal es coordinar y sincronizar todos los programas y actividades en materia de ciber que se desarrollen desde el Pentágono, sin interferir en la cadena de mando. Además, el CIMB estará asesorado por un grupo de expertos de primer nivel.
- Por último, pero no menos importante, se prevé llevar a cabo una gestión eficiente de los presupuestos que el DoD destina a actividades ciber. Este presupuesto está muy repartido entre los diferentes organismos del Pentágono, siendo altamente ineficiente su gestión y uso.
En resumen, con independencia de las líneas maestras establecidas en materia estratégico-militar por la nueva estrategia ciber del Pentágono, puede que el elemento más relevante de la misma sea que el DoD ha descubierto que el primer –y quizás el único– paso para seguir manteniendo la supremacía militar y seguir siendo la primera potencia mundial en materia cibernética pasa por dinamizar, potenciar y consolidar la industria nacional de ciberseguridad. Sólo así el Departamento de Defensa y sus Fuerzas Armadas podrán disponer de los medios, capacidades y conocimientos necesarios para mantener el liderazgo en el ciberespacio.