La internacionalización de la economía, el comercio exterior, han brillado por su ausencia en el debate electoral español, a pesar de la creciente importancia del sector exterior, o de la preocupante desaceleración de las exportaciones en el último año (algo que debería ser motivo de preocupación y sobre la que cabría esperar propuestas de los partidos políticos para invertir esa desaceleración).
Se ha señalado con frecuencia el importante papel que ha desempeñado el sector exterior durante los años de la crisis, en los que ha sido un motor de crecimiento que ha compensado en parte la crisis del mercado doméstico. En 2009, por ejemplo, la demanda externa aportó 2,8 puntos positivos al crecimiento, frente a una aportación negativa de -6,4 puntos de la demanda interna.
El sector exterior: 2/3 del PIB, casi 5 millones de empleos
Hace algunos meses, en estas mismas páginas, dediqué un comentario a la contradicción que existe en España entre el peso que tiene el sector exterior en su economía y el reconocimiento que recibe en su sociedad civil, y en especial entre la clase política y los medios de comunicación. En ese comentario recordaba que “en torno a dos tercios del negocio de las empresas cotizadas en España tiene lugar en el exterior. En los últimos años la importancia de las exportaciones de bienes y servicios ha crecido de forma constante, pasando de representar un 22% del PIB en 2009 a un 34% en 2018. En conjunto, exportaciones e importaciones de bienes y servicios representan un 67% del PIB español”. “Se estima que en España 4,6 millones de puestos de trabajo dependen de la demanda exterior. Esto supone aproximadamente uno de cada cuatro puestos de trabajo”.
Durante los años más duros de la crisis, numerosas empresas españolas pudieron sobrevivir, y con ello conservar el empleo de sus trabajadores, gracias a sus ventas en los mercados internacionales, en unos momentos en los que el mercado español sufría una profunda crisis.
Cabría pensar por ello que la internacionalización de la economía debería ser un tema de interés en la sociedad española, y que ello se reflejara en atención por parte de los partidos políticos. Cómo aumentar la competitividad exterior de las empresas y las exportaciones, cómo hacer la economía española más atractiva para los negocios y para los inversores extranjeros, cómo mejorar los instrumentos de apoyo a la internacionalización, deberían ser cuestiones que suscitaran interés, debate y propuestas entre los partidos españoles. Sin embargo, la atención que les han prestado en los debates electorales ha sido prácticamente nula.
El comercio exterior en los programas electorales
El Club de Exportadores ha realizado un interesante estudio sobre el peso que tienen los temas de comercio exterior y exportaciones en los programas electorales de los cinco principales partidos políticos. Para ello ha analizado “la existencia de epígrafes concretos dedicados a la exportación y al comercio exterior o, cuando estos epígrafes no existían, en la búsqueda de palabras claves tales como ‘exportación’, ‘internacionalización’, ‘comercio exterior’ o ‘internacionalización de la empresa’ que sirvieran para detectar propuestas relacionadas con este sector”.
Su conclusión es que apenas un 1% de sus propuestas se refieren a estos temas. En los casos de Podemos y Ciudadanos no hay ninguna propuesta: “en sus programas electorales no figuran las palabras exportación, internacionalización o comercio exterior”. En el caso del PSOE, de sus “110 compromisos con la España que quieres”, se “incluye un punto en el que se propone el ‘Desarrollo de un Plan de Acción para la internacionalización’, destinado a pymes y medianas empresas”. En el caso del PP, su programa electoral recoge, sobre un total de 500 puntos, cuatro referidos a la exportación y al comercio exterior, lo que supone el 0,8%.
El tema tiene una dimensión más amplia: como han señalado diversos analistas, los temas de política exterior en general han estado prácticamente ausentes del debate electoral. Esta ausencia de interés por los temas internacionales trasciende los debates electorales. Por citar un par de ejemplos, la Unión Europea ha iniciado hace poco un proceso para redefinir su política hacia China. También ha puesto en marcha un mecanismo de supervisión de inversiones extranjeras, que tiene que desarrollarse en los próximos meses. Son temas que sin duda tienen relevancia para España, que ha recibido importantes inversiones chinas en los últimos años. Pero, ¿cuál es la postura de España al respecto? Difícil de saber…
Una cuestión que se puede plantear es si este desinterés no es más que un simple reflejo del desinterés de la sociedad. Cuesta trabajo pensar que se ignore de esta manera el sector exterior, responsable de varios millones de empleos y de alrededor de 2/3 del PIB, pero, lamentablemente, así podría ser en la realidad…