La caída del precio del petróleo empieza a pasar factura entre los productores, y Argelia no es una excepción. Según la US Energy Information Administration, los ingresos netos de Argelia por la exportación de petróleo cayeron en 2014 unos 8.000 millones de dólares, lo que supone que las exportaciones netas per capita cayeron en casi 250 dólares (de 1.565 a 1.326 dólares entre 2013 y 2014). Semejante drenaje de ingresos ha situado a la economía del país en una situación ya comprometida por los aumentos de gasto público llevados a cabo para apaciguar a la población e impedir réplicas de las revueltas padecidas en otros países árabes desde 2011. Como era previsible, las consecuencias económicas de esa inmunización no se han hecho esperar, y además han coincidido con la bajada de los precios del crudo.
El resultado se aprecia en la reciente rebaja para Argelia de las previsiones de crecimiento del FMI en su World Economic Outlook de abril, y en su disminución respecto al crecimiento logrado en 2014, que alcanzó el 4,1%. Así, la previsión de crecimiento del PIB para 2015 pasa del 4% estimado en octubre pasado al actual 2,6%, una rebaja sustancial. La caída de ingresos supondrá también, según el FMI, un fuerte deterioro de la balanza por cuenta corriente, que podría cuadruplicar el 4,3% de déficit de 2014 para situarse en casi un 16% en 2015 y un 13% en 2016. A su vez, ello seguirá presionando las reservas del banco central argelino, que aunque siguen en niveles elevados cayeron en casi 15.000 millones de dólares en 2014. Las previsiones sobre inflación siguen dibujando un escenario de pérdida de poder adquisitivo y limitan el margen político de maniobra del gobierno para reducir gastos corrientes en subsidios a la alimentación y la energía.
La situación también afecta a las reformas microeconómicas. El desequilibrio exterior está obligando a frenar las importaciones, lo que mantiene paralizado el desmantelamiento arancelario acordado con la Unión Europea, y plantea dificultades crecientes en las negociaciones de acceso del país a la Organización Mundial del Comercio. En este último caso, Argelia puede batir récords de duración de unas negociaciones interrumpidas en 2008 y reanudadas en 2013. La 12ª ronda de negociaciones terminó en marzo sin avances y todavía no hay fecha para la 13ª, anunciada para principios de 2015. Al parecer, Argelia encuentra dificultades en la actual coyuntura económica para atender las peticiones, básicamente estadounidenses, de eliminar las restricciones a la importación de medicamentos, la obligación de contar con un socio argelino para comerciar en el país, la prohibición de importar coches de ocasión o los subsidios en el precio del gas a las empresas, entre otras.
Si a las tensiones sociales y las presiones políticas para aumentar el gasto se suman la caída de los ingresos por petróleo, la ralentización del crecimiento, el deterioro de los equilibrios macroeconómicos y la paralización de las reformas, Argelia puede entrar en una espiral perversa que la retrotraiga a penurias económicas semejantes a las vividas en la segunda mitad de la década de 1980. Hay consenso en dos cosas: que es urgente acometer las reformas necesarias para evitar dicha espiral perversa, y que la actual parálisis política del país hará que se pospongan por enésima vez. Y van…