El 1 de diciembre el Palacio del Kremlin acogerá el sorteo del Mundial de fútbol que se disputará el próximo verano en Rusia, con la particularidad de que en el bombo estará presente el país menos poblado en la historia de esta competición: Islandia. Con apenas 330.000 habitantes (población similar a la de la provincia de Lugo), la isla nórdica supera la hazaña conseguida por Trinidad y Tobago en 2006 y, tras superar en la fase previa a selecciones del nivel de Croacia, Turquía y Ucrania, confirma su progresión meteórica de los últimos seis años. Así, mientras en enero de 2012 deambulaba por el puesto 104º de la clasificación mundial FIFA en la actualidad ocupa el 21º, habiendo protagonizado entre medias una brillante participación en la pasada Eurocopa de Francia, donde alcanzó los cuartos de final tras eliminar a la poderosa Inglaterra y fue portada en los informativos de toda Europa.
El Índice Elcano de Presencia Global confirma que la cuota de presencia blanda islandesa se ha visto impulsada por este hecho, y si bien todavía sigue siendo muy reducida (insisto, imaginen la provincia de Lugo en mitad del Atlántico Norte), en 2016 se situó en el 0,04%, un 16% superior a la de cuatro años atrás y máximo histórico de la serie; algo por otra parte poco sorprendente si se tiene en cuenta que sus mayores gestas deportivas hasta la fecha eran las cuatro medallas conseguidas en Juegos Olímpicos, la última de ellas (ninguna de oro) lograda en 2008 por su selección de balonmano. No obstante, este incremento se ha visto igualmente favorecido por otras variables blandas al alza como son las relativas a la Información y al Turismo, esta última fruto del auge de visitantes extranjeros: de los 489.000 en 2010 se ha pasado al 1.289.000 en 2015, probablemente no pocos en busca de las tierras salvajes exploradas por Jon Snow más allá del Muro de Hielo.
Cabe reseñar que esta evolución positiva del poder blando islandés ha servido para compensar las otras dos dimensiones de su presencia global. Por un lado, su presencia económica se ha visto debilitada a raíz de la enorme crisis financiera sufrida en 2008, la cual colapsó su sistema bancario y llevó a varios de sus responsables a la cárcel; mientras que la inexistencia de ejército (a pesar de formar parte de la OTAN) se traduce en una nula presencia en el ámbito militar.
De cara a las próximas actualizaciones del Índice es previsible que, ante el acopio de puntos FIFA obtenidos a lo largo de este año y los que presumiblemente obtendrá en 2018 gracias a su participación en el Mundial, este siga reflejando un aumento de la presencia blanda de Islandia. Un aumento que sin duda se producirá al ritmo del ya famoso “Viking clapping”.
Imagen: Vista del monte Esja, la isla Videy, y el cabo Laugarnes (Islandia). Foto: Jesús Rodríguez Fernández (CC BY-NC-ND 2.0).