En un contexto de descenso de los flujos de inversión directa extranjera en el mundo, la inversión extranjera en España ha ofrecido en 2016 resultados positivos. Las perspectivas para 2017 y el futuro son además favorables.
En 2016 la inversión extranjera productiva en España (excluyendo Entidades de Tenencia de Valores, equivalentes a sociedades holding) alcanzó la cifra de 23.476 millones de euros, con una ligera disminución de 1,2% en relación con 2015. En el mundo los flujos globales de inversión descendieron bastante más, un 13%, aunque las perspectivas para 2017 son positivas, con un crecimiento previsto por la UNCTAD de un 10%.
Para España, y como analizamos en un post anterior, el marco para la captación de inversiones extranjeras es favorable: junto a un contexto internacional de crecimiento de éstas –apoyado en una mejora generalizada de la coyuntura económica–, la valoración de España en diversos estudios internacionales ha mejorado notablemente en el último año y medio (y dentro de España sobresale la buena valoración que está recibiendo Madrid). La mejora de la valoración de España en estudios comparativos internacionales ha ido acompañada también de una mejora de la valoración de su clima de negocios en estudios realizados específicamente entre empresas extranjeras implantadas en España.
La consultora SIfdi, especializada en inversiones extranjeras, ha publicado recientemente un completo e interesante análisis de la evolución de la inversión extranjera en España y el mundo en 2016 (utilizando datos de la UNCTAD y del Registro de Inversiones de España, publicados recientemente). De él destacan, a nivel internacional, dos hechos. En primer lugar, Europa se refuerza como principal zona emisora de inversiones directas (con un total de 576.254 millones de dólares). Las otras dos grandes zonas emisoras son Norteamérica y Asia (con un protagonismo muy marcado en este último caso de China).
En segundo lugar, y por primera vez desde 2007, las fusiones y adquisiciones han superado en valor a las inversiones Greenfield que representan inversiones en instalaciones nuevas, con creación de empleo y producción; mientras que las fusiones y adquisiciones representan la compra de empresas ya existentes, por lo que su impacto directo en la producción y empleo es en principio nulo. En 2016 las inversiones Greenfield ascendieron en el mundo a 810.000 millones de dólares, frente a 831.000 millones de fusiones y adquisiciones.
Según señala SIfdi en su publicación, el stock de inversión extranjera en el mundo ha alcanzado una cifra récord en 2015, con Estados Unidos como líder destacado –y España en el puesto 13 mundial.
En España, el primer país inversor en 2016 ha sido Estados Unidos, seguido a continuación de varios países europeos: Luxemburgo, Países Bajos, Alemania, Francia y Reino Unido. Europa es el origen de más de la mitad de la inversión extranjera que recibe España. Los sectores de servicios han sido los más relevantes para la inversión extranjera en 2016: energía, financiero, inmobiliario y construcción. Aunque el sector industrial sigue siendo (con los últimos datos disponibles, que en el caso del empleo son de 2014), el que tiene más empleo: 347.108 trabajadores.
El importante peso de la inversión extranjera se puede medir a través de diversos indicadores. Por ejemplo, el empleo: más de un millón de empleos (exactamente 1.153.761 en 2016, un 6,7% del empleo total) dependen de la inversión extranjera. Las empresas con capital extranjero son responsables de más del 40% de las exportaciones de la economía española.
La distribución de la inversión extranjera por regiones es muy desigual. En lo que se refiere a flujos de inversión, Madrid fue la región líder en 2016, con 10.970 millones de euros recibidos, es decir, un 46% del total nacional. En segundo lugar, y a gran distancia, se sitúa Cataluña, con 4.857 millones. Entre Madrid y Cataluña se canalizó por tanto un 67% de la inversión extranjera bruta recibida por España en 2016. Y entre ambas regiones se absorbe un 52% del empleo total derivado de la inversión extranjera (cifras de 2014).
De los datos mencionados se pueden extraer algunas conclusiones:
- La inversión extranjera desempeña un papel clave en la economía española, en producción, empleo, exportaciones, etc.
- Las perspectivas cara al futuro son positivas. Por un lado, las previsiones apuntan a un crecimiento de los flujos internacionales de inversiones, un crecimiento respaldado por la mejora de las perspectivas económicas en gran parte del mundo, y en especial de inversiones originadas en la zona a la que pertenece España, Europa. Por otro, la valoración de España y de su clima de negocios, en diferentes estudios, ha mejorado de forma destacada en los últimos tiempos.
- Como señala SIfdi, “aumenta la proactividad de las ciudades en la escena global de IED”. Y en este sentido la posición de Madrid se ha fortalecido de forma notable en los últimos tiempos. Como ejemplo, basta citar el reciente estudio de EY, “European attractiveness survey. Plan B… for Brexit”, en el que Madrid es valorada como la quinta ciudad europea más atractiva para la inversión extranjera.