El Índice Elcano de Presencia Global se concibió desde sus inicios como una herramienta de análisis de las relaciones internacionales, que permitiese, por un lado, conocer las tendencias globales a lo largo de las últimas décadas y, por otro lado, valorar la acción y política exterior de los países incluidos, al ofrecer una medición de su proyección fuera de sus fronteras.
A los 54 países para los que se ofreció el cálculo de presencia global en la primera edición, publicada en 2011, se fueron añadiendo paulatinamente 10 países en cada edición posterior, en función de su posición en la clasificación mundial en términos de PIB (así como los países que se fueran adhiriendo a la Unión Europea o a la OCDE). Así en la edición de 2016, que saldrá a la luz en el próximo mes de mayo, se alcanza la cifra total de 100 países.
De los 10 nuevos países que se incorporan en esta próxima edición, uno es europeo (Serbia), dos latinoamericanos (Bolivia y Panamá), tres africanos (Costa de Marfil, República Democrática del Congo y Ghana), y cuatro están dentro de la región denominada Magreb y Oriente Medio (Jordania, Líbano, Túnez y Yemen). Con ellos, se cubre una selección total de las primeras 92 mayores economías del mundo y países de menor tamaño pero que forman parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Ello implica que se incluye más del 98% del PIB y del 91% de la población mundial, a lo que se añade una representatividad a nivel regional que supera el 92% para casi todas las regiones, a excepción de África Subsahariana en donde aún no llegamos al 80% de la economía regional ni al 60% de su población.
Este alto grado de representatividad a nivel mundial fortalece la capacidad del índice para alcanzar los objetivos propuestos desde sus inicios. En primer lugar, al incluir en su cálculo a una amplísima porción del PIB y de la población del mundo, aumenta su capacidad de detectar tendencias globales, y en consecuencia su utilidad como medida agregada de la evolución y naturaleza del proceso de globalización. En segundo lugar, incluye cada vez países que suelen estar ausentes en clasificaciones internacionales de globalización, poder, imagen, reputación o diplomacia, otorgando herramientas específicas para la valoración de la acción exterior de países emergentes y/o en desarrollo, para los que a menudo –y por desgracia–, no se dispone de tanta información. A este respecto, resulta también una herramienta de interés en la valoración sobre la materialización de procesos de cambio estructural, en la medida en que permite detectar si se producen cambios en la naturaleza de la presencia exterior que puedan resultar reflejo del mismo. Por ejemplo, transformaciones desde una mayor presencia económica primario-exportadora a otras variables dentro de esa dimensión (como la de manufacturas o la de servicios), o hacia una presencia más blanda o en qué medida se materializan sus capacidades militares.
En definitiva, ofrecemos un Índice de Presencia crecientemente global, y con ello pretendemos aumentar también paulatinamente la potencialidad analítica y utilidad del mismo.