Nueve meses después de su toma de posesión, y tras un proceso interno de trabajo y consultas en todo el conjunto del sistema de la Organización, el Secretario General de Naciones Unidas Antonio Guterres presentó, el pasado 13 de septiembre, su Estrategia para lograr la paridad de género en Naciones Unidas, con un calendario en dos fases: 2021 –fecha en la que se cumple su (primer) mandato de cinco años- para los niveles más altos; y en 2028 en todos los ámbitos del sistema.
Con este lanzamiento, Guterres cumple una de las promesas que había expresado en su campaña para la elección al liderazgo de las Naciones Unidas, una organización en la que, según reconoció el propio Guterres, “persiste una cultura masculina dominante”.
Naciones Unidas arrastra desde hace décadas un grave desequilibrio de género en su seno (adicional al de su liderazgo, únicamente masculino durante sus más de 70 años de existencia). Hace más de 20 años, Naciones Unidas se comprometió a alcanzar la paridad de género en los puestos ejecutivos y de toma de decisión en la Organización en el año 2000, y la paridad de los Enviados Especiales del Secretario General en el año 2015. Ambos objetivos están lejos de ser una realidad: en la última década, y según datos de ONU Mujeres, menos de un 25% de los puestos de decisión más ejecutivos han estado ocupados por mujeres. Y las decepcionantes cifras de 2015 (solo 37 mujeres frente a 129 hombres en los puestos más altos de la organización, lo que representa un escaso 13% de mujeres) son la demostración de que, en igualdad de género, cuando no se avanza se retrocede.
A comienzos de 2017, el equipo directivo global del Secretario General (Secretarios Generales Adjuntos, Enviados Especiales, o Asesores, entre otros) lo ocupaban un 71% de hombres y tan sólo un 29% de mujeres. Desde su nombramiento, Antonio Guterres ha nombrado a 17 mujeres y a 15 nombres en puestos senior en la Organización. Sin embargo, como apunta la Estrategia, las cifras de conjunto agregadas “enmascaran la falta de representación de las mujeres en algunos de los puestos más visibles y de nivel crítico, como son los entornos afectados por conflictos donde Naciones Unidas juega un papel más destacado”. Cuanto más alto en la escala de responsabilidad, mayor es la brecha de género. Adicionalmente, la brecha es más amplia en la Secretaría que en el resto del sistema. Y de todos los niveles, aquel en el que persiste una brecha mayor es el de las operaciones de paz (sólo el 19% de las misiones de Naciones Unidas sobre el terreno están encabezadas por mujeres).
La estrategia lanzada por el Secretario General se enmarca en su compromiso de impulsar un conjunto de reformas para lograr una Organización moderna en su estructura y en sus recursos humanos. “Para lograr la eficiencia, el impacto y la credibilidad de Naciones Unidas, la paridad de género es esencial”. Como señala el propio Guterres, no se trata solo de números, sino de transformar la cultura institucional para que las mujeres accedan a los puestos de liderazgo, y se pueda así capitalizar todo el potencial. “Se trata de crear un clima que incorpore la cultura de la igualdad, erradique los sesgos, y sea inclusivo para todos”.
La Estrategia, que abarca todo el sistema de Naciones Unidas, incluye, además del calendario señalado (el horizonte de 2021, y de 2028 para lograr la paridad en el conjunto de la organización), objetivos y mecanismos de rendición de cuentas; medidas especiales de discriminación positiva; o nombramientos de alto nivel de mujeres, con una propuesta de aplicar métodos de reclutamiento y retención de talento que eviten los sesgos que han pervivido en la Organización. El documento hace también hincapié en la necesidad de promover el ascenso de las mujeres de los niveles de gestión medio a los niveles superiores, donde las brechas son mayores, y persiste el techo de cristal.
Subrayando la importancia de mejorar la transparencia y contar con un buen sistema de seguimiento y evaluación, la Estrategia sugiere desarrollar un sitio web donde todas las entidades del sistema de NNUU publiquen sus estadísticas sobre la situación actual, los objetivos y los progresos en cada nivel. También, añade, “se deberían alentar informes sombra de la sociedad civil”.
Todas las entidades del sistema de la Organización deben desarrollar ahora nuevos planes de acción, o revisar los existentes antes de fin de año, de manera que se trasladen sus recomendaciones a cada organismo de NNUU.
La igualdad de género es, además de uno de los diecisiete objetivos de la Agenda 2030, un objetivo transversal al conjunto de los ODS. Naciones Unidas ha de estar, sin duda, en la vanguardia de la promoción de la igualdad de género a nivel global, dedicando mayores recursos a este objetivo, pero también tratando de alcanzar esta meta en la propia Organización, que adolece de graves desigualdades de género en su propia estructura y que –recordemos– no ha sido capaz de elegir a una mujer al frente en sus 70 años de existencia.
Con un retraso de 17 años en el cumplimiento del objetivo de paridad en el seno de la Organización, la Estrategia del Secretario General traslada un sentido de urgencia que hay que mantener desde los Estados Miembros (proponiendo candidaturas de mujeres a puestos relevantes en la Organización y alentando sus esfuerzos en esta tarea) y monitorizar desde la sociedad civil. La igualdad de género en el sistema de NNUU contribuirá a su modernización y a su credibilidad y tendrá, sin duda, un impacto y efecto demostración más que necesario. Naciones Unidas es la organización encargada de la defensa de la paz y la seguridad internacionales, y de la promoción y protección de los derechos humanos. Sin igualdad de género, no hay paz sostenible y duradera. Sin igualdad de género, la mitad de la población no tiene garantizados sus derechos y libertades fundamentales. La Estrategia impulsada por Antonio Guterres puede contribuir activamente a lograr un compromiso asumido hace ya casi dos décadas. En pleno siglo XXI, Naciones Unidas no puede permitirse fracasar de nuevo, si aspira a ser una Organización relevante (y creíble) para la comunidad internacional.