En la escena, unos policías de las fuerzas especiales españolas irrumpen en una mansión en Benidorm en busca de un peligroso traficante que proporciona armas a al-Qaeda. Una vez dentro, descubren que el malo ha huido y lo sabemos porque lo dicen en voz alta con acento mexicano. En la escena posterior, la secretaria de Estado de EEUU lamenta haber dejado la operación en manos de la policía española. Más adelante, se reúne con el presidente de EEUU y varios altos cargos en el Despacho Oval, donde les oímos sugerir que la operación fracasó porque la inteligencia española la filtró. Todo esto ocurre en un reciente episodio de Madam Secretary, una serie que ve una media de 10 millones de personas en EEUU. Por buscar algún otro ejemplo más frívolo, en un capítulo de Cómo conocí a vuestra madre, que hizo furor hace poco entre jóvenes, uno de los protagonistas visita Barcelona donde podemos ver a unos mariachis tocando en el Parque Güell.
En España existe un sentimiento popular de antipatía hacia Estados Unidos que proviene de la pérdida de las últimas colonias (Cuba, Puerto Rico y Filipinas), tras una guerra contra EEUU. Más adelante, la participación de EEUU en la Primera y sobre todo en la Segunda Guerra Mundial afectó poco a los españoles, que no sufrieron ninguna de ellas, de modo que, a diferencia de los franceses, británicos, holandeses y muchos otros, para los españoles EEUU no ejerció ese papel de salvador que sí tuvo en sus países. Los acuerdos del gobierno español franquista con el presidente estadounidense Dwight Eisenhower en 1953, concedieron al régimen español alivio frente al aislamiento internacional, a cambio de una modesta ayuda económica y de la cesión de terreno para las bases militares americanas. Desde entonces las fuerzas pro-democráticas españolas vieron en EEUU, obsesionados en su cruzada anticomunista, un aliado del franquismo y, en general, de los gobiernos represivos de derecha del mundo entero, ya fuera el Chile de Pinochet o la Grecia de la dictadura de los coroneles. A todo esto, hay que añadir que la oposición democrática en España en los años 60 y 70 –la que actuaba en las calles, las fábricas, las universidades o los barrios– estuvo formada básicamente por comunistas (ya fueran euro-comunistas, maoístas o trotskistas), socialistas y cristianos cercanos al marxismo, que veían en EEUU la patria del imperialismo capitalista.
Con estos antecedentes, no es de extrañar que la imagen de EEUU entre los españoles haya sido mala durante mucho tiempo. Así, por ejemplo, una encuesta del CIS de 2000 mostraba que el nivel de simpatía en España hacia los estadounidenses era mucho menor que el que se sentía hacia los europeos del Este y estaba incluso por debajo de la simpatía hacia los subsaharianos. Otra encuesta, un Eurobarómetro del 2002, señalaba que casi la mitad de los españoles, un 46%, se sentía nada “cercano” a los ciudadanos de EEUU, un nivel de “lejanía” sólo menor que hacia los marroquíes.
En lo que va de siglo la imagen de EEUU en España ha mejorado sustancialmente, en buena parte porque ahora muchos españoles tienen conocimiento de primera mano de ese país a través del turismo, de las estancias de estudio o de la migración. El conocimiento, ese gran disolvente de prejuicios, ha hecho, por ejemplo, que ese 46% que se sentía “nada cercano” de los estadounidenses se haya reducido al 26% en 2015 . Ahora, EEUU es uno de los países mejor valorados en España y, al otro lado del espejo, España cuenta con una buena imagen en EEUU. Por ejemplo, un 80% de los estadounidenses piensa que España es un país en el que se puede confiar, al contrario de lo que sugieren los altos cargos de inteligencia en Madam Secretary.
Así que, por favor, guionistas y directores de series de EEUU, echen un vistazo al mapa y dejen de confundir a la audiencia.