La salida de jóvenes emigrados desde España en los últimos años se ha convertido en un tema en el debate político que arrecia cuando, como ahora, nos encontramos en campaña electoral. La discusión gira en torno a dos temas, cuántos son los que se van y cómo debe interpretarse esa salida en relación con el presente y el futuro del país.
El último episodio de este debate tuvo lugar el miércoles 13 de mayo en el Congreso de los Diputados, cuando el Secretario General del PSOE, Pedro Sánchez, dijo que 500.000 jóvenes habían abandonado España en los últimos años y el Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, contestó que la cifra era de 24.000. ¿Cómo pueden alejarse tanto ambas cifras? En lo que sigue se explica de dónde proceden.
Las fechas de referencia para ambas cifras son los años 2012, 2013 y la primera mitad del 2014 (no existen datos más recientes publicados por el INE) y la fuente es la Estadística de Migraciones del INE. No se recogen fechas anteriores al 2012 porque sólo a partir de ese año se aprecia una salida relevante de personas.
Los datos del PSOE se refieren al grupo de edad de 15 a 34 años, nacidos o no en España, y de cualquier nacionalidad. Es decir, incluye a todos los inmigrantes que han residido en algún momento en España y que se han marchado en los últimos años. En total, son 518.000 personas.
Los datos del Gobierno se refieren sólo al grupo de entre 15 y 29 años de nacionalidad española y nacidos en España (a los que podemos llamar “autóctonos”), salidos en esas mismas fechas. En total, 24.000. Serían 41.000 si hubieran incluido los mismos grupos de edad que el PSOE, es decir, de 15 a 34 años. Por tanto, los autóctonos no llegan al 8% del total de salidas registradas (41.000 sobre 518.000)
Lo que no hace ni el PSOE ni el Gobierno es un cálculo sobre el saldo migratorio, es decir, no incluyen en las cuentas a los que han llegado a España en ese mismo periodo. Si hacemos esas cuentas, con la misma fuente del INE, vemos que han venido a residir a nuestro país en esos dos años y medio 347.000 personas de 15 a 34 años, de cualquier nacionalidad o país de nacimiento. Es decir, el saldo migratorio es de 171.000 personas jóvenes (518.000 que se fueron menos 347.000 que vinieron). En términos demográficos y económicos lo más relevante es el saldo y no la cifra de salidas.
Repitiendo estas cuentas para los jóvenes autóctonos (nacidos en España y de nacionalidad española), volvieron a España en ese periodo 9.000 jóvenes de entre 15 y 34 años, por tanto el saldo es de 32.000 (41.000 menos 9.000).
Hasta aquí la explicación de cómo pueden presentar dos cifras tan dispares el gobierno y la oposición, ambas basándose en la misma fuente, la única disponible. Pero ¿son correctas las cifras del INE?, ¿recogen la realidad del movimiento migratorio?. La respuesta es no, y la causa es la tendencia de los autóctonos que se marchan a no registrarse en los consulados de los países de destino, por lo que resultan estadísticamente invisibles. Esta tendencia afecta mucho menos a los inmigrantes nacionalizados como españoles, en su inmensa mayoría latinoamericanos, que sí se registran por razones relativas al mantenimiento de su nacionalidad. Respecto a los inmigrantes no nacionalizados que salen de España, su cifra se deduce de su baja en el Padrón español que el INE realiza de oficio cuando no renuevan su inscripción, algo a lo que están obligados los que no cuentan con un permiso de residencia permanente. Podría estar ocurriendo que la salida de inmigrantes con permiso de residencia permanente, a la que se accede tras cinco años de residencia temporal, fuera mayor que la registrada. Esta es la sospecha, por ejemplo, respecto a la migración marroquí, que en un 80% tiene ya residencia permanente pero está afectada por una tasa de paro altísima por su concentración en el sector de la construcción en el pasado. Hay muchos indicios de que se está produciendo una salida hacia otros países europeos o un regreso hacia Marruecos que no se registra en las estadísticas españolas.
Pero la gran incógnita afecta a la fiabilidad de los datos referidos a los españoles autóctonos y el intento de obtenerlos cotejando los datos del INE con los de los países a los que más emigran no han dado fruto por el momento. En ese contexto, la encuesta a emigrantes realizada en el 2013 por el Real Instituto Elcano Elcano junto con otros centros europeos, mostró que sólo un tercio de los españoles autóctonos que se habían ido a partir del 2008 estaban registrados. En consecuencia, podría obtenerse una evaluación del número de salidas de autóctonos multiplicando por tres los datos registrados. Esto daría un total de 124.000 salidas y 27.000 regresos si consideramos a los que tienen entre 15 y 34 años, con un saldo de 96.000 personas. Si definimos como joven a los que tienen menos de 30 años, entonces las salidas serían 71.000 y los regresos 15.000, con un saldo de 56.000 personas. Hay que advertir aquí que estos datos se refieren siempre a los que efectivamente se convierten en emigrantes, no a aquellos que salen de España con el objetivo de tantear otros mercados de trabajo pero vuelven al cabo de unos meses. Sólo los que residen durante más de un año en otro país se consideran oficialmente como migrantes, tanto en la definición de la ONU como en la que aplican los países europeos.
