El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado recientemente los datos provisionales del Padrón Municipal a 1 de enero de 2015, que son el resultado de la evolución de la población española a lo largo del 2014. Estos datos muestran que el descenso de la población total, que comenzó a lo largo del 2011 y se recogió en las cifras a 1 de enero de 2012, se ha frenado sustancialmente. En el año 2013 España perdió 358.00 personas, mientras que a lo largo del 2014 esa pérdida se ha reducido a menos de la mitad, 170.000. La población resultante a 1 de enero de 2015 es de 46.600.949 personas, según estos datos aún provisionales. De seguir esta tendencia, a lo largo del 2015 la población dejaría de disminuir.
El grueso de la disminución de población experimentada desde el 2012 se debe a la salida de España de personas que migraron a ella previamente, a lo que se añade una menor salida de españoles autóctonos. Respecto a esto los datos del INE de enero del 2015 muestran que se ha producido un incremento del 9% en la inmigración hacia España y una disminución del 23% en la emigración desde España, con el resultado de que la población inmigrante nacida en el extranjero ha disminuido el año pasado menos de un tercio que el anterior.
Conviene recordar aquí de nuevo que “extranjero” e “inmigrante” no son términos de igual significado. A menudo escuchamos que “el número de extranjeros ha disminuido” para indicar que disminuye la población inmigrante, pero la causa más importante de la disminución del número de extranjeros es su nacionalización como españoles. A lo largo del 2014, 205.000 inmigrantes se nacionalizaron como españoles, según recoge la información del INE, pero técnicamente siguen siendo inmigrantes ya que, según la definición de la ONU o la europea, un inmigrante es una persona que vive al menos durante un año en un país distinto a aquel en el que nació. Por tanto, la disminución del número de extranjeros es compatible con el aumento de la población inmigrante.
Respecto a los españoles nacidos en España (los autóctonos), la estadística sobre migraciones que el INE hizo público a la vez que los datos más recientes del Padrón, muestra un saldo migratorio negativo de -30.600 personas (diferencia entre los autóctonos que alguna vez migraron y que volvieron a España a lo largo del 2014 y los que salieron de ella en ese año), una diferencia algo menor que la del 2013 (-32.500). Esa cifra incluye a los nacidos en España hijos de los inmigrantes que han abandonado el país con sus padres. Los datos desglosados por edades de la Estadística de Migraciones para el 2014 muestran que un tercio (33%) de los autóctonos que se fueron a lo largo del año pasado tienen menos de 24 años, y un 30% menos de 20 años, mientras que los estudios sobre emigrantes autóctonos indican que en su gran mayoría son licenciados universitarios (por tanto tienen más de 24 años) y que en muy pocas ocasiones los jóvenes adultos que forman el grueso de esta nueva salida desde España emigran con hijos. Por tanto, estos niños y adolescentes, españoles autóctonos, son en su gran mayoría los hijos de esos inmigrantes que llegaron cuando la situación económica era mejor y que después se marcharon con hijos ya nacidos en el país y que tienen la nacionalidad española.
2014 también deja una buena noticia: un ligero repunte del número de nacimientos (del 0,1%), quizá insignificante, pero que supone al menos un cambio respecto a la tendencia decreciente de los últimos años. No se pueden echar las campanas al vuelo pero quizá, pensando con optimismo, esto implique un cambio de tendencia motivado por la combinación entre la caída sustancial del precio de la vivienda –uno de los grandes escollos para la formación de familias- y los primeros signos de recuperación del mercado laboral.
Los datos de población por Comunidades y Ciudades Autónomas ofrecen también un aspecto de interés. Melilla es la que más crece, un 0,9% en el 2014, y ese crecimiento es el resultado de una natalidad que es la más alta de España. La tasa bruta de natalidad en Melilla (número de nacimientos al año por cada 1.000 habitantes) fue en 2014 de 19`3, más del doble que la media nacional (9`19). La segunda en este ranking es Ceuta, con una tasa de 14`2. Resulta claro que esa mayor natalidad se debe a la presencia de la población musulmana de origen marroquí, en un proceso que va convirtiendo gradualmente a esta población en mayoritaria en ambas ciudades.