En una entrada anterior, hablamos de cómo muchos gobiernos de nuestro entorno están optimizando sus sistemas de capacitación para profesionales en los campos de la ciberseguridad, la ciberdefensa y las ciberoperaciones, evitando visiones cortoplacistas aplicadas a sus sistemas nacionales de ciberseguridad.
En efecto, la capacitación de los profesionales de la ciberseguridad y la ciberdefensa es esencial para disponer de una ciberfuerza que permita establecer las medidas de seguridad apropiadas de los ciberespacios nacionales y garantizar la operatividad de las Fuerzas Armadas modernas. Esta formación no debe solo circunscribirse a un ámbito tecnológico sino también al estratégico. Los mandos militares no solo deberán comprender la importancia estratégica de las tecnologías del ciberespacio y su aplicación en la planificación y conducción de las operaciones militares, sino también deberán saber relacionarse con la industria civil para comunicar sus crecientes necesidades en el nuevo dominio.
En este sentido, la inmensa mayoría de nuestros socios y aliados están definiendo planes de formación y entrenamiento cibernético. Estos planes están poniendo de manifiesto la necesidad de promover profundos cambios culturales que posibiliten integrar a una nueva generación de ciberguerreros en una estructura organizativa y operativa que no está preparada para maximizar las ventajas que el dominio cibernético puede proporcionar.
La Alianza Atlántica ha promovido –liderado por Portugal– el Multi National Cyber Defence Education and Training Project (MN CD &ET) –englobado este dentro de los proyectos de Defensa Inteligente de la OTAN– para proporcionar una formación y entrenamiento en el ambito ciber a los miembros de las Fuerzas Armadas de las naciones miembro de la OTAN.
Estados Unidos dispone de múltiples iniciativas en este sentido: centros de excelencia de ciberdefensa en el ámbito de sus ejércitos y la armada; planes de formación obligatorios para todo el personal militar, como los promovidos por la US Navy o el US Air Force; modificación de los planes de estudio de las Academias Militares para potenciar la enseñanza de los futuros líderes de la ciberdefensa estadounidense; o programas formativos mixtos entre la industria y las Fuerzas Armadas.
España dispone de un Plan de Formación en Ciberdefensa (Plan FORCIBE) que contempla diferentes currículos formativos en el ámbito ciber. El gap generacional hará necesario que en las Academias Militares los futuros oficiales y suboficiales no solo sean adiestrados en la vertiente más tecnológica de este ámbito sino también en el modo de exponer a sus superiores, menos familiarizados con este nuevo dominio, las ventajas inherentes al uso de capacidades cibernéticas en futuras operaciones militares
En definitiva, el adiestramiento en materia de ciberdefensa del personal de las Fuerzas Armadas no deberá circunscribirse únicamente a una formación tecnológica sino que deberá servir como palanca de cambio para integrar de manera efectiva el dominio ciber en las operaciones militares.