Hablar del futuro del proyecto europeo durante los últimos meses ha sido y sigue siendo bastante difícil. Parece más que probado que la crisis que actualmente estamos atravesando en la zona euro y sin relativizar la relevancia económica y financiera de la misma, tiene una dimensión política y de identidad aún más importante que la de los números y los presupuestos que no cuadran.
Un artículo firmado por Javier Solana y Kemal Dervi? con el inquietante titulo Could the Euro destroy de EU?, analiza las repercusiones para la UE ante el peor de los escenarios en la eurozona, aceptan que la UE no tenga las respuestas inmediatas a sus problemas, pero que ello no significa que no tenga futuro. Pocas dudas hay de que las incertidumbres son múltiples, y los riesgos de involución del proceso de integración son reales, pero por ello, es imperativo comenzar a reflexionar sobre el proyecto europeo en su conjunto.
En ese sentido, es realmente esperanzador que durante las últimas semanas, pareciera que el debate ha comenzado a superar el horizonte a corto plazo al que la coyuntura económica y financiera nos ha estado sometiendo desde 2008.
Hace unos días, los ministros de Asuntos Exteriores de 11 Estados miembros (Austria, Bélgica, Dinamarca, Francia, Italia, Alemania, Luxemburgo, Países Bajos, Polonia, Portugal, y España) hicieron pública una reflexión de lo que llamaron el Grupo del Futuro de Europa. El documento plantea profundas e interesantes opciones que resumidas significan, un salto cualitativo hacia una UE más integrada y unida.
Como no podía ser de otra manera, el aspecto central de este documento es la necesidad de reforzar la Unión Económica y Monetaria, como una condición sine qua non para superar la actual crisis. Pero, tras un sorprendente (ante la omnipresencia del pesimismo sobre el futuro europeo) párrafo en el que se afirma rotundamente “we relieve that once the Euro crisis has been overcome, we must also improve the overall functioning of the European Union”, se detallan otra serie de iniciativas orientadas a mejorar la performance exterior de la UE.
Justamente, este es uno de los ámbitos de los que probablemente menos se ha analizado a la luz de esta crisis, es decir, las consecuencias negativas en la capacidad de la UE de actuar en el escenario internacional.
Europa, que tradicionalmente ha estado en la acera de los que resuelven los problemas globales, ahora es ella misma el problema, lo que está afectando toda su capacidad de interlocución con el resto del mundo. Se tiende a olvidar que la acción exterior dela Unión Europea, por no limitarla exclusivamente a la Política Exterior y de Seguridad, está estrechamente vinculada al bienestar de los ciudadanos europeos en tanto y en cuanto sea (in)capaz de defender sus intereses y valores en el espacio global y poli céntrico del mundo.
En este sentido, este documento plantea una serie de prometedoras (aunque limitadas) ideas, que no necesariamente novedosas. Una de las propuestas sobre las que quisiera llamar la atención en esta ocasión es la referida a la necesidad de mejorar los mecanismos de establecimiento de prioridades en la esfera de las relaciones exteriores, desde una perspectiva estratégica, incluso se menciona la posibilidad de una nueva revisión de la Estrategia Europea de Seguridad (2003).
Una serie de circunstancias, como con el décimo aniversario del EES y la revisión de la decisión del Consejo para establecer el funcionamiento y la organización del SEAE prevista para el año próximo, han abierto una ventana de oportunidad para debatir sobre las prioridades, intereses, oportunidades, nuevos riesgos, capacidades, procesos de tomas de decisiones, recursos, etc., de la UE en el mundo globalizado.
Suecia, Polonia, Italia y España, a los que, recientemente, se ha sumado Bélgica han decidido impulsar a través de algunos think tanks de sus respectivos países entre ellos el Instituto Elcano ( junto al Swedish Institute of International Affaire, el Polish Institute of International Affairs, el Istituto Affari Internazionali,) -que inicien un proceso de reflexión que permita aportar ideas de cara a la eventual elaboración de un European Global Strategy (EGS) que pueda complementarla Estrategia Europea de Seguridad.
Esperamos que de esta crisis surja una Europa que sea más Unión Europea en todos los ámbitos.