Hasta ahora, España no había recuperado el nivel del PIB anterior a la crisis (2008). La Gran Recesión le ha pasado una importante factura, sobre todo por lo que toca al desempleo, pero hay un terreno –el de la internacionalización– que apenas ha sufrido sus efectos. El Informe Elcano de Presencia Global de 2017, que mide los resultados de la internacionalización, sitúa a España en el puesto 12º de 100 países con una puntuación de 204,1, posición que el país mantiene desde 2014 (entre 1995 y 2013 ocupaba el puesto 11º). Estados Unidos consigue la presencia global más alta, seguido por China (ver figura 1).
El Índice se calcula con datos objetivos y se basa en tres dimensiones (económica, militar y presencia blanda), las cuales, por su parte, están integradas por variables de diferente naturaleza que van desde, por ejemplo, la energía hasta la cooperación al desarrollo, pasando por las tropas desplegadas o el turismo. Todas ellas reflejan la presencia más allá de las fronteras (ver figura 2). A las variables se les asignan pesos, y las dimensiones se basan en una serie de criterios establecidos por diversos expertos.
El Índice Elcano de Presencia Global no es una medida del poder de un país, ya que es posible que la proyección internacional de este sea fuerte y su influencia regional o mundial débil, o viceversa (la relación entre presencia y poder depende de su política exterior), sino que se calcula para determinar la proyección externa efectiva de los países, con independencia de su reputación o de su imagen.
En el caso de España, el 59,3% de su presencia en el mundo obedece a su presencia económica (62% en 2010); el 29,8% a su presencia blanda (23,9%), y el 10,9% a su presencia militar (14,2%). El país tiene una alta presencia global en cuanto a su posición en el mundo desde el punto de vista del tamaño de su economía (la 14ª en términos nominales) y de su población (la 30ª).
Su presencia económica se caracteriza por la fuerza de su sector servicios, un peso de la industria relativamente bajo comparado con países como Alemania, o incluso Portugal, y un peso relativo de bienes primarios mayor que Francia e Italia. Por último, España tiene una considerable presencia blanda (turismo, cultura, y, más recientemente, ciencia), que ha ido aumentando cada año desde que se calculó el primer Índice Elcano de Presencia Global para 1990.
Ha habido tres factores, en particular, que han permitido que España conserve su presencia global desde la crisis: el aumento de las exportaciones de bienes (que han pasado de 160.000 millones de euros en 2008 a 254.000 millones en 2016); el stock de sus inversiones directas en el exterior (516.000 millones de dólares), que refleja las adquisiciones de las empresas desde la década de 1990, y un sector turístico (clasificado recientemente como el más competitivo por el Foro Económico Mundial) que casi cada año registra un nuevo récord en el número de visitantes (75,3 millones en 2016).
Este año empezará a funcionar el tren de alta velocidad entre Medina y La Meca, en Arabia Saudí, un contrato colosal conseguido por un consorcio de empresas españolas y uno de los emblemas de la marca España en el exterior. El mes pasado, otro consorcio, liderado por Tubacex, se hizo con un contrato de 556 millones de euros para suministrar 600 kilómetros de tubos anticorrosivos a la compañía de petróleo nacional iraní para sus proyectos petroleros, mientras que en Letonia se empezaban a desplegar 300 soldados y 80 vehículos españoles en una misión defensiva bajo el paraguas de la OTAN. Las tropas españolas no habían estado tan cerca de la frontera rusa desde la División Azul (una unidad de voluntarios españoles que sirvieron en el frente del este con el Ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial).
El resurgir económico de España, que este año registrará la mayor tasa de crecimiento económico de los grandes países de la Unión Europea, y el mantenimiento de su presencia global llegan en un momento en el que, según el último barómetro de la imagen de España elaborado por el Real Instituto Elcano, ya no se asocia al país con la palabra “crisis”. El camino ha sido largo. La percepción que se tiene de España ha mejorado notablemente en los últimos cuatro años, sobre todo en Alemania, si bien se la sigue relacionando con los tópicos de los toros, el flamenco, la siesta y la fiesta.
Casi 500 años después de que Juan Sebastián Elcano diese la vuelta al mundo por primera vez y de la creación de un gran imperio, España ha recobrado una presencia global considerable. Elcano se habría sentido satisfecho.
[Una versión anterior de este texto fue publicada en ABC.]