Los presupuestos de defensa que España se puede permitir son limitados y es necesario revisar sus criterios de asignación, eficacia, trasparencia y transformación
Existen varias razones por las que la política de defensa, en la próxima Legislatura (XI), no debería seguir siendo “la de siempre”. En primer lugar, porque la nueva Legislatura contará –por primera vez– con una Estrategia de Seguridad Nacional y con una Ley de Seguridad Nacional a las que debe subordinarse la política de Defensa. En segundo lugar, porque España afronta un grave reto de seguridad en el Sur que no tuvo en el pasado. Terrorismo, Daesh, insurgencia y radicalización amenazan a los intereses vitales de la seguridad nacional y el Sur tendrá que ocupar un lugar prioritario en la agenda de defensa. Tercero, porque los presupuestos de defensa que España se puede permitir son limitados y es necesario revisar sus criterios de asignación, eficacia, trasparencia y transformación. Cuarto, porque en la próxima Legislatura es previsible la incorporación de nuevos representantes políticos al ámbito de decisiones sobre la defensa, sea por el natural relevo generacional o por la presencia de nuevos partidos, lo que afectará a su percepción y valoración. Finalmente, y como consecuencia de lo anterior, se deberá completar el proceso de transformación en el que han entrado la estructura de fuerzas y la base industrial y tecnológica para que se pueda concluir la próxima Legislatura con un modelo de defensa distinto del de las legislaturas anteriores.
Al Real Instituto Elcano le ha parecido necesario elaborar unas Orientaciones sobre la política de Defensa en la próxima Legislatura que tienen como finalidad estimular el debate electoral y articular la reflexión sobre el futuro de la defensa en España a partir del balance de la presente Legislatura. Pretenden facilitar la comprensión del contexto y apoyar el proceso de toma de decisiones de quienes asuman la responsabilidad de la política de Defensa en momentos de cambios estratégicos sin precedentes.
Las cuestiones de defensa suelen pasar de puntillas por las agendas electorales españolas
Si nos atenemos a los patrones de comunicación de los programas electorales anteriores, es difícil que estos argumentos aparezcan en el inminente debate electoral. Sea porque la política de Defensa ha suscitado más consenso que enfrentamiento entre los grandes partidos nacionales, sea porque siempre existen otros asuntos de mayor tirón electoral, las cuestiones de defensa suelen pasar de puntillas por las agendas electorales españolas.
Las orientaciones no pueden abarcar todos los aspectos de esa política ni todos sus detalles, sino identificar los problemas más importantes y las actuaciones más urgentes a las que se enfrentará la agenda política y que afectan al modelo de defensa, incluidos la estructura de fuerzas, los presupuestos, la reestructuración industrial y la cultura estratégica. Para ello, estas orientaciones se han elaborado siguiendo el modelo de los transition papers que facilitan el cambio de relevo entre administraciones, de forma que sinteticen el contexto de evolución, el balance de la presente Legislatura y los principales retos de la próxima.
Resumiendo telegráficamente el texto que se ha elaborado, no se trata de comenzar desde cero, porque en las anteriores legislaturas y en la actual se han producido algunas transformaciones que están configurando un nuevo modelo de defensa. Lo que se trata es de integrar esas transformaciones en un modelo final –que hoy por hoy no está diseñado– donde encajen los distintos procesos que se mencionan en las orientaciones. Se ha diseñado la estructura operativa, los mandos y la Fuerza Conjunta, pero queda por reestructurar el resto de la estructura militar y adecuar el sistema de planeamiento. El Ministerio de Defensa ha abordado la reestructuración del sector industrial de la defensa, pero falta integrarla en el conjunto de la industria nacional y hacerla estratégica para todo el Gobierno. En los dos últimos presupuestos se han frenado los recortes pero la incertidumbre presupuestaria continuará mientras no se consoliden los gastos ordinarios y extraordinarios en un presupuesto inicial más objetivo y en el marco de una Ley de Financiación Plurianual. Finalmente, y porque la cultura estratégica empieza por los que toman las decisiones, es necesario fomentar la trasparencia y el rigor en los procesos de supervisión y control de la defensa, lo que exige una mayor especialización de sus responsables parlamentarios, políticos y gubernamentales.
La familiarización con este contexto de mutación estratégica es necesaria para evitar que las autoridades políticas y militares que tengan que tomar decisiones sobre la política de Defensa en la próxima Legislatura se conformen con seguir un patrón continuista (la política “como siempre”) y, en su lugar, reflexionen sobre la conveniencia de seguir un patrón de innovación y cambio de modelo (la política como transformación).