Acaba de publicarse el informe de la Agencia Europea para Apoyo al Asilo (EASO en sus siglas en inglés) que recoge los datos correspondientes al primer trimestre de 2015, con cifras llamativas. Antes de seguir conviene recordar que la EASO es uno de los instrumentos más recientes de la política europea de asilo, inaugurada en Malta en 2011, y que sus cifras proceden de los Estados miembros, a través de Eurostat.
Los datos muestran que los sirios eran sólo el 15% de los peticionarios de asilo en la UE en el primer trimestre del 2015, superados ampliamente por los kosovares. El conjunto de los nacionales de Kosovo, Albania y Serbia representaron el 33% del total de peticionarios, más del doble que los sirios. Si a estos se añaden los paquistaníes, iraquíes y afganos, el bloque de Oriente Medio llega al 29%.
Eurostast ha publicado también los datos correspondientes al 2º trimestre, y según éstos los sirios representan el 21% de los peticionarios de asilo, seguidos por afganos y albaneses. En el conjunto de 2014 los sirios representaron el 20%.
“El problema es que las listas de “países seguros” de esos 13 Estados europeos no coinciden”.
Los Estados de la UE niegan sistemáticamente el asilo a los nacionales de los Balcanes, porque consideran que su solicitud no tiene base, aunque más bien habría que decir que Alemania les niega el asilo porque el 75% de las peticiones se presentan en ese país. La petición de asilo se ha convertido en una forma de burlar las normas migratorias desde los Balcanes y obtener un apoyo económico del Estado alemán durante el tiempo que dura el proceso de examen de su solicitud. Por este motivo, la UE somete a estrecha vigilancia el cumplimiento del acuerdo de exención de visados a Serbia, Montenegro, Macedonia y Albania. Los kosovares, sin embargo, por su peculiar situación legal (su condición de Estado independiente sigue sin ser reconocida por cinco Estados miembros, entre ellos España) no disfrutan de esa exención de visado para entrar en la UE. Están utilizando las rutas de los refugiados procedentes de Oriente Medio y la política de puertas abiertas puesta en marcha en el corredor que va de Turquía a Alemania para entrar mezclados en el grupo.
Los kosovares saben que finalmente se les negará el refugio, pero entonces ya estarán dentro del espacio Schengen y puesto que no funcionan los mecanismos para asegurar que los migrantes a los que se niega el estatus de refugiado retornen a su país de origen, la mayor parte de ellos pasará a convertirse en inmigrante irregular. En total, de enero a agosto de este año, 70.000 kosovares han pedido asilo en Alemania. Tampoco Albania está considerada un “país seguro” por Alemania y en lo que va de año 30.000 albaneses han pedido asilo allí.
De esta forma, los kosovares y otros ciudadanos de países balcánicos se han añadido a un flujo que ya tenía dos grandes componentes: la migración económica subsahariana, que llega sobre todo por vía marítima a Italia, y la migración de los que huyen de las zonas en conflicto en Oriente Medio (Siria, Irak y Afganistán) y el Norte de África (Malí, Eritrea, Somalia y otros).
Pero, ¿qué permite a los kosovares o albaneses pedir asilo de esta forma masiva en la UE –habría que decir en Alemania– pese a que sus países no son dictaduras ni están en guerra? Pueden hacerlo porque Alemania no los ha incluido en su lista de “países seguros”, aquéllos que, según la Convención de Ginebra, son democracias, no practican la tortura, no están involucrados en un conflicto bélico ni ejercen amenazas de violencia sobre sus ciudadanos. En la actualidad, 13 Estados miembros tienen una lista de países seguros y las solicitudes de asilo de ciudadanos de esos países son tratadas con un procedimiento rápido y sistemáticamente denegadas, salvo que presenten características muy peculiares. La población gitana, por ejemplo, alega violencia específica de base étnica en los países balcánicos, pero sus solicitudes son generalmente rechazadas. El problema es que las listas de “países seguros” de esos 13 Estados europeos no coinciden. En Irlanda, por ejemplo, el único país considerado “seguro” es Sudáfrica, mientras que en el Reino Unido la lista incluye 26 países, aunque ocho de ellos se consideran seguros sólo para los hombres (Ecuador está en ese grupo, junto a siete países africanos). Los balcánicos están considerados como países seguros en la mayoría de estas listas, pero no en la alemana.
El Parlamento Europeo y la Comisión han querido definir una lista común de “países seguros”, en la que estarían todos los llamados “Balcanes occidentales”, es decir, Albania, Bosnia-Herzegovina, Macedonia, Serbia, Kosovo y Montenegro, pero esta propuesta se ha encontrado con la oposición de algunos diputados y gobiernos que consideran que disminuiría en exceso la protección a los nacionales de esos países, que podrían ser devueltos de inmediato. Uno de los principales argumentos de la Comisión es que la práctica de los Estados miembros muestra que el asilo se deniega sistemáticamente a los peticionarios de estos orígenes. A lo largo de 2014, estos son los porcentajes de respuestas positivas a sus demandas de asilo: Albania 7,8%; Bosnia 4,6%; FYROM (Macedonia) 0,9%; Kosovo 6,3%; Montenegro 3,0%; y Serbia 1,8%. En comparación, el 94% de los sirios recibieron protección (en el 1er trimestre de 2015, incluyendo todas las formas de protección: refugio, protección humanitaria y protección subsidiaria). Turquía, que la Comisión ha propuesto también incluir en la lista de “países seguros”, es un caso más discutible porque la tasa de éxito de sus solicitantes de asilo es bastante más alta, con un 23% en 2014.
Entre los muchos elementos que configuran la complejidad de esta crisis migratoria y de refugio, uno es esta aceptación por algunos Estados miembros (un eufemismo para decir “Alemania”) de los que abusan del sistema de asilo desde los Balcanes, para disfrazar como refugio lo que es en realidad es una migración económica. La provisión de servicios a estas personas durante los meses en que se tramita su solicitud ha creado desde Alemania un efecto llamada, que finalmente repercute en todos los Estados miembros por la vía del reparto de cuotas de asilados, establecida a partir de un algoritmo en el que el número de solicitudes de asilo recibidas (y no las concedidas) es la variable que más pesa. Con razón, otros Estados se lamentan: ¿por qué recibe Alemania tantas solicitudes que no va a aceptar? El gobierno alemán, que parece ahora más cauto que hace un mes en este tema, acaba de anunciar su intención de incluir a Albania, Kosovo y Montenegro en la lista de “países seguros”, un paso que debe aprobar el Parlamento. Es una buena noticia, que, de confirmarse, contribuirá a excluir algo del “ruido” que dificulta una discusión racional sobre este tema en el seno de la UE.