Tradicionalmente la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha centrado su estrategia y acción en el flanco este del continente europeo. El mismo origen de la Alianza, poco después del fin de la Segunda Guerra Mundial, explica el porqué de su entorno estratégico tradicional. Sin embargo, tras el fin de la Guerra Fría y la aparición de nuevos tipos de actores y amenazas, la Alianza ha tenido que actualizarse y adaptarse al nuevo panorama geoestratégico.
Uno de los mejores ejemplos de la versatilidad de la Alianza es su giro hacia el sur, y todo lo que ello conlleva: nuevos retos, nuevas amenazas, nuevos actores, nuevas dinámicas territoriales y nuevas necesidades. Este cambio de 360 grados implica asimismo un cambio de dirección en cómo afrontar el concepto de seguridad, mas allá de sus interpretaciones tradicionales. Los retos que emanan del sur son riesgos interconectados y transfronterizos que requieren acciones integrales y conjuntas. Es por ello que las redes y los contactos en la región adquieren una importancia vital en este entorno estratégico. Desde 1994, con la creación del Diálogo Mediterráneo (ampliado desde 2004 con la Iniciativa de Cooperación de Estambul) la OTAN ha buscado fomentar una confianza mutua entre las dos orillas del Mediterráneo a través de la realización de distintas actividades relacionadas con el contraterrorismo, la planificación de emergencias civiles, el control de armamento o la diplomacia pública.
No obstante, y teniendo en cuenta las últimas amenazas a la seguridad que han arreciado en la zona mediterránea (expansión de redes terroristas o escalada armamentística), así como fenómenos sociales que la han tensionado (flujos migratorios, primaveras árabes sin impacto en los derechos y libertades de su ciudadanía), la Alianza ha tomado conciencia de la importancia clave de los retos de seguridad emergentes y de cómo establecer sistemas de alerta para prevenirlos en la manera de lo posible. La OTAN se preguntaba pues cómo articular una respuesta efectiva a través de la cooperación multinacional y cómo difundir una conciencia generalizada sobre dichos riesgos.
Es en este contexto en el que la Alianza apostó por la creación de un centro regional o hub que centrase su actividad en recabar información de fuentes locales y establecer asociaciones en el vecindario sur de la OTAN. De este modo, la OTAN busca mejorar su conocimiento situacional en la región, evaluar posibles amenazas y promover el trabajo conjunto con los países asociados y organizaciones regionales perfilándose como un socio presente y de confianza.
El Hub del sur
La génesis del Hub se remonta a 2014, con la cumbre de Gales, cuando la Alianza señaló la necesidad de implementar un plan que respondiera a los riesgos y amenazas que emanan del vecindario sur. Fue en 2016, con la cumbre de Varsovia, cuando se estableció el denominado Framework for the South que marcaba los requisitos necesarios para la creación un centro que impulsase una acción coordinada en el sur. Los ministros de defensa de los países miembros de la OTAN acordaron así poner en marcha el NATO Strategic Direction-South Hub (NSD-S), conocido informalmente como “el Hub del sur” o “Hub”, dentro del cuartel general de Nápoles. Finalmente, en julio de 2018, con la cumbre de la OTAN en Bruselas, el “Hub” alcanzó su capacidad total.
La particularidad del Hub respecto a iniciativas anteriores reside en la importancia dada a establecer una comunicación abierta y de confianza, con el objetivo de crear un diálogo duradero que ayude a entender mejor las necesidades y preocupaciones de nuestros vecinos del sur. Este centro busca alejarse de las grandes conferencias interministeriales, donde la burocracia reinante y las posiciones gubernamentales hacen flaco favor al establecimiento de una red de intercambio estable. De esta manera, el Hub busca crear un entorno abierto y respetuoso, donde la clave reside en escuchar a los expertos locales y trabajar juntos en medidas que refuercen la estabilidad de la región. El Hub, tal y como su propio nombre indica, funciona como un lugar de encuentro para expertos de las dos orillas del Mediterráneo. Con este intercambio de conocimientos y de información, se busca aumentar el entendimiento de la región desde una óptica local primero, y regional después. Gracias a este método se consigue dejar de lado una de las críticas y quejas más repetidas por los socios del sur: el análisis de las dinámicas de la región desde una óptica occidental y no regional.
Igualmente, otra de las características más peculiares del Hub reside en la inclusión del mundo académico en las relaciones de la OTAN y sus socios en el sur. El Hub se encarga de identificar a expertos de distintas universidades y centros de investigación del sur, e invitarles a compartir su experiencia y sus ideas a través de la participación en talleres o estancias de investigación. Dentro de este enfoque holístico, el Hub amplía su colaboración también a organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, sociedad civil, organizaciones regionales (como la Unión Africana) e internacionales (Naciones Unidas, Comité Internacional de la Cruz Roja, etc.).
Esta amplitud de colaboradores abarca también una extensión geográfica. El Hub comprende por el término “sur” no solo el Norte de África y Oriente Medio como viene siendo tradición en el esquema OTAN, sino que también incluye al Sahel y África Subsahariana, siendo conscientes de que los riesgos de seguridad en la región no responden a fronteras políticas. En efecto, dentro del abanico de riesgos y amenazas, el Hub analiza todos aquellos campos que tienen un impacto en la estabilidad de la región, desde elementos considerados como “hard security” y relacionados instintivamente con las responsabilidades de la OTAN (sirva de ejemplo: las armas de destrucción masiva), hasta aquellas áreas que no se asocian habitualmente con la acción de la Alianza (cambio climático, degradación medioambiental, gobernanza, desarrollo sostenible, desafección de la juventud con sus clases políticas, revueltas sociales, aumento de la natalidad, corrupción, igualdad de género, estado de derecho, entre otras).
La triple “C”
En definitiva, crear este enfoque holístico del panorama geopolítico se corresponde con la misión encargada al Hub (también llamada “la triple C”):
- Conectar: recogida, gestión e intercambio de información entre expertos Conectar
- Consultar: comprensión de las dinámicas regionales desde una óptica “del sur”.
- Coordinar: contribuir a la coordinación de actividades OTAN en la región à Coordinar
Esta nueva forma de enfocar la estabilidad y seguridad no solo contempla los riesgos o amenazas provenientes del sur, sino que igualmente revela nuevas oportunidades de desarrollo y beneficio. Desde la cooperación en energías renovables en el Mediterráneo hasta oportunidades en la nueva revolución tecnológica y digital, o la diplomacia basada el gestión compartida de recursos vitales como el agua.
En tiempos como el actual, donde las labores de prevención y anticipación cobran más protagonismo que nunca, la labor del Hub como instrumento de detección de riesgos, generador de recomendaciones y visor de nuevas oportunidades se valora especialmente.