¿Por qué ahora Francia? Porque ahí se publica Charlie Hebdo y sus caricaturas de Mahoma. Porque es el país más laico y republicano (no necesariamente menos creyente) de Europa. Porque es la sociedad con más musulmanes de la UE. Porque Francia está participando en los bombardeos en Irak contra la organización Estado Islámico (EI), y todo esto tiene mucho que ver con lo que está pasando en Oriente Medio, Palestina, Irak y Siria, incluyendo la frustración de las primaveras árabes. Porque es un ataque no sólo contra el semanario satírico sino contra mucho más, como lo muestra el asesinato de una policía al sur de Paris y la toma de rehenes en un supermercado judío. Puede ocurrir en cualquier país y ha ocurrido en varios, entre ellos España. También China, que está en el punto de mira de al-Qaeda y el EI.
¿Al-Qaeda o el EI? La competencia entre ambos, para ver quién hace más daño a Occidente, puede ser muy peligrosa. Su coordinación, como ha ocurrido entre los terroristas de París, es aún peor. Estos se reclamaron unos, los hermanos Kouachi, de la primera y el otro, Amedy Coulibaly, del EI, y ambas organizaciones han lanzado proclamas al respecto. El EI no había actuado fuera de Siria e Irak contra occidentales, lo cual constituiría un aumento significativo de la amenaza.
¿Habrá más ataques? Los ministros de Interior de la UE han calificado la amenaza de “real y creciente”. Al parecer, tanto al-Qaeda como el EI venían invocando a los “lobos solitarios” –aunque no tan solitarios pues algunos, como Chérif Kouachi, se habían formado en Yemen –para que ataquen, incluso utilizando “venenos en los alimentos o en el agua y atropellando a ciudadanos”. Esto último ya ha ocurrido en diversas partes del mundo, Israel incluido. La faz de este terrorismo está cambiando hacia un modo aún menos controlable. Tiene que ver también con lo que viene ocurriendo en Irak y Siria. Lo de fuera influye en lo de dentro, y viceversa. Y acciones como la de París son una manera de atraer militantes a las causas de estos terrorismos. Aunque con la reunión ministerial antiterrorista especial el pasado domingo y en la posterior manifestación en la capital ha habido una respuesta solidaria –y que avanza hacia una mayor coordinación– europea, occidental y mundial.
¿Por qué estos jóvenes? Muchos de ellos, franceses (o británicos, alemanes o españoles) de segunda generación, carecen de perspectivas vitales. Se sienten marginados, discriminados y sin trabajo. Otros jóvenes en Francia, España y otros países tienen problemas paralelos. Algunos se meten en maras, en grupos de extrema derecha, etc. Otros, bastantes, se hacen yihadistas a pesar de la formación republicana que han recibido. Se sienten acogidos y con un sentido, con, en este caso, la capacidad añadida de matar. Complica mucho la situación que entre los yihadistas haya crecientemente conversos. Hay un problema de difícil y lenta solución.
¿Son todos Charlie? No. Aunque la mayoría de los musulmanes de Francia han condenado el ataque, por detrás hay ciertos resquemores, porque muchos de ellos piensan que nunca se debían haber publicado esas caricaturas que consideran insultantes para su religión. Lo refleja bien un reportaje de Le Monde en un liceo en Saint Denis.
¿Perderá Europa su alma en la respuesta? Los europeos no parecen dispuestos a plegarse en materia de libertad de prensa, sobre todo cuando se trata de publicaciones satíricas. No así otros países. Si la imagen de Europa sufre de la mano de la crisis económica, puede también sufrir si se recorta la libertad y la facilidad de circulación de las personas, aunque sea por razones de seguridad.
¿Favorecerán estos atentados a los movimientos de extrema derecha? El 11-M en Madrid no provocó, ejemplarmente, ningún brote anti musulmán o xenófobo en la sociedad española. Pero en otros países hay movimientos xenófobos y anti islámicos que ganan peso electoral. Este atentado los reforzará, como favorecerá a los que exigen que se reduzca la libre migración dentro de la UE. Probablemente ha sido un error no invitar a Marine Le Pen a la gran manifestación en París el pasado domingo. Le dará votos. Ella se considera republicana aunque no practique la fraternidad.
¿Está el islam en el origen? No. Los llamamientos de diversos líderes, incluyendo el presidente francés, François Hollande, para evitar criminalizar al islam y a los musulmanes como tales van en la buena dirección. Pero ha habido una radicalización –auge del fundamentalismo religioso y del islamismo político– especialmente en el mundo árabe o de origen árabe que no se ha de ignorar. No cabe equiparar islamismo y yihadismo, aunque éste se alimente también de aquel. También la islamofobia es peligrosa. Es una de las cuestiones más complejas de los últimos tres lustros. Y de los próximos. Debemos insistir: salvo en Túnez, las primaveras árabes han sido una oportunidad perdida.