¿En qué medida puede la situación económica condicionar la transición en Egipto?
Las malas perspectivas económicas de la población egipcia, especialmente entre los jóvenes cualificados, han sido uno de los detonantes de la revuelta y la caída del Presidente Mubarak. Sin embargo, una vez depuesto el dictador los problemas económicos no se han resuelto. Además, la economía egipcia ha sufrido un deterioro adicional durante los 18 días que han durado las protestas: el turismo se ha detenido, muchos comercios han permanecido cerrados, la bolsa de el Cairo se ha paralizado, el conjunto del sistema financiero prácticamente se ha congelado y diversos colectivos se han declarado en huelga. En este contexto, la coyuntura económica de los próximos meses determinará (junto a otros factores) que la transición sea más o menos tranquila. El FMI estima que el crecimiento egipcio este año estará en el entorno del 5%. Sin embargo, como ha demostrado esta crisis, estas variables macroeconómicas no son útiles para tomar el pulso a la realidad socio-económica del país, ya que la desigualdad económica y la falta de oportunidades son endémicas y el subempleo elevadísimo. Lo que sí puede afirmarse es que la evolución económica del país dependerá sobre todo de factores externos, aunque hay algunas medidas que el gobierno de transición puede abordar para mejorar las perspectivas. A continuación las analizamos brevemente.
Los factores externos
Desafortunadamente para la ciudadanía y el gobierno de transición, que estará liderado por los militares hasta las elecciones de septiembre, algunos factores de los que depende la evolución de la economía egipcia a corto plazo quedan lejos de su control. Este es el caso sobre todo del precio de los alimentos y de la energía, cuyas subidas en los últimos meses han dañando especialmente a los sectores más desfavorecidos (téngase en cuenta que más del 50% de la población sobrevive con menos de dos dólares al día). La evolución del precio de las commodities en los próximos meses dependerá de factores internacionales como el tipo de cambio del dólar y la política monetaria de la Reserva Federal de EEUU, la inestabilidad política en los países exportadores y el crecimiento de la demanda de los países emergentes asiáticos. Y en todas estas variables todo parece indicar que la escalada de precios podría continuar incluso si no se producen nuevos episodios de inestabilidad política en el mundo árabe. Por lo tanto, es posible que el gobierno necesite aumentar temporalmente las ayudas a los más desfavorecidos, para lo que será esencial el apoyo exterior, especialmente de la Unión Europea y de Estados Unidos. Dicho apoyo podría requerir desembolsos financieros habida cuenta que la calificación crediticia de Egipto ha sido rebajada y que su nivel de deuda sobre el PIB se encuentra en un elevado 90%.
Los factores internos
Donde las autoridades egipcias sí pueden contribuir a la mejora de la situación económica interna es tanto contribuyendo a la reactivación del turismo como poniendo en marcha políticas que reduzcan la corrupción y permitan la creación de empleo, sobre todo para los jóvenes cualificados que han liderado las protestas. En el tema turístico, la clave está en que el ejército garantice la seguridad. De lo contrario, otros destinos del Mediterráneo se volverán más atractivos. En cuanto a la creación de empleo, si bien las reformas estructurales necesarias llevarán tiempo, sería importante que se produjeran cambios simbólicos que permitieran mejorar las expectativas de empleo de la ciudadanía, empezando por el aumento de la transparencia en la contratación y la mejora del crédito para reducir el peso tanto del desempleo como del subempleo. Aunque sea imposible que se produzca un milagro económico en 2011, en el actual momento, lo esencial será gestionar las expectativas de la población dando nuevas oportunidades que poco a poco se reflejen en mejora de los indicadores sociales. Sin duda se trata de un importante reto.