Hasta el pasado 23 de enero la expectativa era que el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, según sus siglas en inglés) estructuraría las relaciones comerciales en Asia-Pacífico en el siglo XXI y se convertiría en la piedra fundacional del Área de Libre Comercio de Asia-Pacífico. Más aún, el TPP aspiraba a fijar unos nuevos estándares globales en materia de tratados de libre comercio, incorporando normas sobre aspectos tales como regulación medioambiental o derechos laborales. Se trataba de un proyecto tan ambicioso que se especulaba con que a la larga China se vería obligada a pedir la adhesión a un acuerdo en cuya negociación no había participado.
La decisión del nuevo Presidente norteamericano de retirar a su país del TPP abre un período de incertidumbre. En estos momentos se dibujan tres alternativas posibles:
1) La entrada en vigor de un TPP a 11, sin los EEUU
Es la vía que han sugerido Australia y Nueva Zelanda. No obstante, hay dos importantes obstáculos. El primero es que el TPP preveía para su entrada en vigor, bien la ratificación de los 12 firmantes, bien la ratificación por 6 países que representasen el 85% del PIB de los firmantes. En ambos casos EEUU tenía un derecho de veto implícito y podía impedir su entrada en vigor.
El segundo obstáculo es que para intentar que entre en vigor un TPP modificado es precisa al menos la participación de Japón. Sin embargo, el primer ministro japonés ya ha señalado que sin EEUU el TPP carece de sentido. La semana próxima Shinzo Abe se reunirá con Trump y todo apunta a que hablará sobre el comercio bilateral y no sobre una hipotética resurrección del TPP.
2) El Partenariado Económico Regional Integral (RCEP, según sus siglas en inglés)
El RCEP viene negociándose desde 2012. Sus objetivos son mucho menos ambiciosos que los del TPP. Se trata de una simple actualización y armonización de los Tratados de Libre Comercio que ASEAN tiene con seis socios: Australia, China, Corea del Sur, India, Japón y Nueva Zelanda. La salida del escenario del TPP hace que el RCEP cobre un renovado interés y sea en estos momentos la única opción plausible sobre la que establecer una eventual Área de Libre Comercio de Asia-Pacífico.
El RCEP excluye a la ribera americana del Pacífico y viene a ser una reedición del Caucus Económico de Asia Oriental que a comienzos de los 90 preconizó el primer ministro malasio Mahathir como una manera de integrar económicamente Asia, dejando fuera a EEUU.
3) La firma de acuerdos bilaterales con terceros países, especialmente con países de otras zonas geográficas
Esta alternativa podría ser complementaria de las otras dos. Países como Malasia o Vietnam ya han indicado que podrían seguir esta vía. No obstante se trata de una solución parcial que en modo alguno puede reemplazar al TTP o al RCEP.
Si la retirada de EEUU del TTP abre un período de incertidumbre para la arquitectura regional económica de Asia-Pacífico, otro tanto ocurre con la Unión Europea. Hasta ahora la mejor opción para la UE parecía ser la de imbricarse en el TTP por medio del TTIP que estaba negociando con EEUU.
Sin embargo, una aproximación al RCEP podría resultarle a la UE incluso más sencilla de lo que hubiera sido la aproximación al TPP. La UE ya tiene Tratados de Libre Comercio (TLCc) con tres de los Estados que están negociando el RCEP (Corea del Sur, Singapur y Vietnam) y está en negociaciones con otros ocho (Australia, Filipinas, India, Indonesia, Japón, Malasia, Nueva Zelanda y Tailandia). Entre 2007 y 2009 la UE estuvo negociando con ASEAN la firma de un TLC interregional. Las negociaciones concluyeron en 2009 sin resultados, pero cabría considerar el retomarlas sobre la base de los TLCs ya concluidos con dos países de ASEAN y los que están en curso de negociación. La UE quedó fuera de la entonces naciente arquitectura regional comercial de Asia-Pacífico en 1993 cuando su solicitud de ingreso en APEC como observador fue rechazada. Ahora, que parece que se esboza un nuevo modelo de arquitectura, es el momento para que la UE se vincule.