Concluyó la VII Cumbre de las Américas celebrada en Panamá, que parece no haber defraudado las expectativas de quienes le otorgaban una relevancia histórica, resumen general sobre lo mucho ya escrito en el poco tiempo que ha transcurrido desde su finalización.
Histórica, básicamente, por la materialización del acercamiento entre Estados Unidos y Cuba, inmortalizado en el apretón de manos entre Obama y Castro. Cuba participaba por primera vez en una Cumbre de las Américas en el marco de la Organización de Estados Americanos, a la que sí perteneció desde su fundación en 1942 hasta su exclusión en 1962 –año en el que el representante cubano, el célebre Ernesto Guevara, defendía la incorporación de China en la Organización de Naciones Unidas.
Tanto Cuba como Ecuador precisamente forman parte de los 10 nuevos países –junto con Azerbaiyán, Bielorrusia, Libia, Marruecos, Omán, Siria, Sri Lanka y Sudán- que se incorporan en la nueva edición del Índice Elcano de Presencia Global, que será presentada el próximo 6 de mayo. Con su incorporación, el Índice pasa a cubrir un 90,5% del PIB de América Latina, y un 99,2% del de los asistentes a la Cumbre.
En términos agregados, la presencia global de América Latina se apoya fundamentalmente en su dimensión económica –67% de su presencia en 2013, frente al peso del 44% en Estados Unidos y Canadá de dicha dimensión–, mientras que la dimensión blanda y especialmente la militar son de mayor relevancia en el norte del hemisferio –siendo la cuestión militar casi exclusivamente norteamericana.
En términos de presencia global tanto Ecuador como Cuba se unirán a la parte inferior del ranking –puestos 69 y 70, respectivamente, de un total de 80 países incluidos en los datos para 2014–, aunque con perfiles de presencia claramente diferenciados. En línea con la tendencia principal del continente, en Ecuador la dimensión económica adquiere el protagonismo de más de un 70% de su presencia global –principalmente en las variables de energía y bienes primarios–, mientras que Cuba tiene una presencia fundamentalmente blanda –71% de su presencia global–, principalmente en las variables de deportes, educación y turismo.
Si bien es cierto que la presencia global de América Latina no ha experimentado el crecimiento de otras regiones emergentes, sí se acelera en los últimos años debido al aumento de su presencia económica (crecimiento de las exportaciones de bienes energéticos y primarios), ocupando los primeros puestos Brasil, México y Venezuela.
Después de Cuba, Venezuela ha sido el otro asunto controvertido en la Cumbre. Como estaba previsto, el rechazo de los países de UNASUR a la orden ejecutiva de Barack Obama que sancionó a siete altos cargos del gobierno venezolano –en un acuerdo alcanzado el pasado mes de marzo en Quito–, ha impedido la unanimidad en la aprobación de la declaración final , aunque no el acuerdo en 42 de los 48 asuntos previamente planteados.
Ambas cuestiones, Cuba y Venezuela, sin duda están vinculadas con la reconfiguración de los poderes regionales y la política exterior de Estados Unidos en América Latina. Desde el repaso al intervencionismo histórico realizado por Raúl Castro a las críticas de la presidenta argentina, no han sido pocas las referencias discursivas al papel jugado por EEUU en la región, que ahora intenta buscar otra funcionalidad a la Cumbres de las Américas.
Creada en sus orígenes para la expansión del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) –que incluía a todos los asistentes en Panamá menos a Cuba–, y postulada como sustituta de la OEA, la Cumbre se reinventa tras la defunción extraoficial de este acuerdo en Mar de Plata en 2005, y la materialización de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) –que incluye a todos los países del hemisferio americano, excepto a EEUU y Canadá. Tras Panamá, la Cumbre que otrora fuera vista por Cuba como el “ministerio de colonias estadounidenses”, se fortalece como foro de diálogo precisamente por la presencia del país caribeño.
Mientras, entre tanta foto y pose, poco ha transcendido de lo que se suponía el tema central de la VII Cumbre de las Américas: “Prosperidad con Equidad: el desafío de cooperación en las Américas”.
