En el marco de un positivo dinamismo de las exportaciones (que han crecido un 4,3%), la exportación española ofrece algunas tendencias significativas en 2015. Sin ánimo de hacer un análisis global y exhaustivo, en este post vamos a comentar cuatro de estas tendencias: la ampliación de la base exportadora, la reducción de la diversificación geográfica de las exportaciones, el peso decisivo del comercio con Asia en el déficit comercial, y la persistencia de una fuerte concentración empresarial en las exportaciones.
1. Aumenta un año más la base exportadora
Es sin duda uno de los datos más positivos de la evolución de las exportaciones en los últimos años, reforzado en 2015. Es frecuente mencionar en los análisis el número de empresas o agentes exportadores (que fueron 147.378, con un ligero descenso respecto a 2014). Ahora bien, esta cifra global debe ser matizada ya que una gran parte de los exportadores realizan una actividad exportadora volátil y de escasa cuantía (en 2015, por ejemplo, nada menos que 72.705 empresas interrumpieron su actividad exportadora; es decir, se trata de empresas que exportaron en 2014 pero que dejaron de hacerlo en 2015).
Para valorar la extensión de la base exportadora de la economía española es más conveniente fijarse en los exportadores regulares, que son aquellos que han realizado exportaciones durante los últimos cuatro años. Estos crecieron un 4,2% en 2015. Es el cuarto año consecutivo en que aumenta el número de exportadores regulares, que han pasado de 37.253 en 2011 a 47.782 en el año pasado.
2. Se reduce la diversificación geográfica de la exportación española
La crisis en una serie de mercados emergentes, y la mejora de la coyuntura económica en los países desarrollados, se ha traducido en una pérdida de la participación de los emergentes en las exportaciones. La participación de la Unión Europea en las exportaciones creció cerca de un punto y medio (de un 63,4 al 64,8%). La exportación a Estados Unidos también ha aumentado su participación gracias a un crecimiento (+7,2%) sensiblemente superior a la media.
Cabe destacar la fuerte desaceleración de las exportaciones a Asia, que de crecer un 16,3% en 2014 han pasado a una disminución del 0,8% en 2015 –aunque hay que destacar que las exportaciones a China han crecido de forma significativa, un 8,8%.
En los últimos años se ha extendido la idea de que es conveniente aumentar la diversificación geográfica de la exportación española. Ello ha llevado en ocasiones a una cierta minusvaloración de los mercados desarrollados, que he comentado en un post anterior.
Si la exportación española hubiera estado más concentrada en mercados emergentes cabe pensar que el crecimiento de las exportaciones hubiera sido menor (las exportaciones a Rusia, por poner un ejemplo, han caído en 2015 un 34%).
A medio plazo, las perspectivas económicas de diversos mercados emergentes siguen marcadas por una serie de elementos negativos –bajos precios de las materias primas y del petróleo, incertidumbre política, desaceleración en China, etc.– por lo que probablemente la tendencia a que aumente la concentración geográfica de la exportación española se mantendría en 2016 –aunque en los últimos meses la incertidumbre económica en los mercados desarrollados también ha aumentado…
3. El déficit comercial es asiático
Si bien el peso de Asia en las exportaciones españoles es relativamente reducido (un 6,1% en 2015, inferior al 7,2% que por ejemplo representa Portugal), su peso en las importaciones es mucho mayor. Y en el déficit comercial es abrumador.
El déficit comercial de España con los países asiáticos fue de 29.719 millones de euros en 2015, lo que equivale a un 122% del déficit total de la balanza comercial española.
El peso de China en el déficit comercial es determinante: en 2015 ascendió a 19.184 millones de euros. Esto significa que el déficit comercial con China equivale al 79% del total del déficit comercial español.
4. Se mantiene una fuerte concentración empresarial en las exportaciones
Es bien conocido que una de las características de la exportación española es la dualidad de las empresas exportadoras. Por dualidad nos referimos a la coexistencia de una amplia masa de empresas que exportan muy poco y de forma irregular, junto a un grupo, mucho más reducido, de empresas que exportan de forma regular y que concentran el grueso de la exportación. Esta dualidad tiene importantes implicaciones –en las que no podemos entrar en este comentario- sobre productividad, calidad del empleo, competitividad, innovación, etc.
En 2015, por ejemplo, de los 147.378 exportadores, más de la mitad (78.578) exportaron una cifra casi insignificante, menos de 5.000 euros. Como señala el valioso Informe Mensual de Comercio Exterior que elabora el ministerio de Economía y Competividad, “el 99,8 % del valor exportado en 2015 fue realizado por aquellos exportadores relevantes que exportaron 50.000 o más euros”.
Un número muy reducido de empresas realiza una parte muy significativa de la exportación. Las 500 mayores empresas por volumen de exportación son responsable de más de la mitad del total de la exportación (exactamente de un 58,5%). Sólo las cinco primeras empresas representan el 10,4% del total de la exportación.
Como podemos ver en el gráfico adjunto (extraído del “Perfil de la empresa exportadora española” que publica ICEX, una fuente de gran interés), la fuerte concentración empresarial de la empresa española se ha mantenido en 2015, y no ofrece además signos de modificación apreciable en los últimos años.
En resumen, 2015 ofrece datos positivos sobre la evolución de la exportación y la expansión de la base de empresas exportadoras. La persistencia de una fuerte concentración empresarial de la exportación pone de relieve las dificultades para potenciar la internacionalización de las Pymes. Y la inestabilidad en los mercados emergentes debería servir para valorar en su justa medida la importancia –y la atención– de los mercados desarrollados.