[1] Por sorpresa, de forma masiva, con total coordinación y a plena luz del día. Así ha sido la operación lanzada por las milicias palestinas de Gaza contra Israel por tierra, mar y aire. Unas acciones sin precedentes, cuyas imágenes retransmitidas casi en directo han mostrado una realidad que supera con creces la ficción. Incursiones de centenares de palestinos desde Gaza en territorio israelí, lanzamiento de miles de cohetes a una considerable distancia, ciberataques sofisticados contra los sistemas de defensa, drones atacando desde el aire, decenas de soldados israelíes entre muertos y rehenes, destrucción de tanques y toma de control de asentamientos de colonos israelíes. Lo nunca visto. Lo nunca imaginado.
La operación lanzada el 7 de octubre de 2023 desde Gaza ha sido un fracaso total y absoluto de los servicios de inteligencia y del ejército de Israel. No vieron venir una operación masiva que ha debido llevar meses de preparación con un altísimo número de personas implicadas. Las sucesivas guerras de Israel contra Gaza, desde una de las mayores asimetrías de fuerzas del mundo, no han evitado esta operación masiva y por sorpresa. Cualquiera que haya sido la estrategia que ha seguido Israel hasta ahora, ha fracasado.
Benjamín Netanyahu ha declarado que su país está en guerra. Aunque lance un ataque de venganza sin piedad contra Gaza, Netanyahu y su gobierno han sido humillados sin paliativos. El mayor reto militar al que se ha enfrentado Israel desde la Guerra de Yom Kippur coincide exactamente con el 50 aniversario de esa guerra y ocurre cuando Israel tiene la coalición de gobierno más ultranacionalista y ultraortodoxa en sus 75 años de existencia. Este gobierno ampara a los sectores más extremistas de una sociedad israelí que está fracturada, pero ha fracasado estrepitosamente en el cumplimiento de sus funciones. Visto el apabullante desequilibrio de fuerzas, la reciente operación desde Gaza es un golpe mayor para Israel que el que le intentaron dar Egipto y Siria en 1973.
La sorpresiva operación lanzada desde Gaza ante los ojos del mundo entero debería hacer despertar a quienes creían que el conflicto en Palestina estaba liquidado.
Lo ocurrido es una prueba de que ni la proliferación de conflictos en Oriente Medio, ni los acuerdos de normalización entre algunos dirigentes árabes e Israel (los llamados Acuerdos de Abraham) nunca sustituirán a una paz justa entre israelíes y palestinos. Los gobernantes árabes que, desde 2020, han normalizado relaciones con Israel, así como los que piensan hacerlo, se enfrentan a un serio problema en clave interna. No podrán condenar la operación lanzada por Hamás ni apoyar la dura respuesta israelí. La mayoría absoluta de los ciudadanos árabes simpatiza con lo que entienden es una “resistencia legítima” frente a la ocupación.
Costará digerir lo ocurrido y asumir sus consecuencias. Antes de que eso ocurra, habrá más operaciones militares con nombres de película de acción, se impondrán castigos colectivos a gran escala, los civiles inocentes seguirán pagando un coste devastador (sobre todo los palestinos, pero también los israelíes), los dirigentes se esmerarán en alimentar los peores sentimientos entre sus pueblos y la llamada comunidad internacional emitirá refritas declaraciones de condena y llamamientos a la calma. Sin embargo, se han producido cambios de fondo. Las capacidades desplegadas por los militantes palestinos representan saltos cualitativos a diversos niveles, mientras que la imagen del poderío militar y de inteligencia de Israel sale malparada, al tiempo que su capacidad de disuasión ha quedado gravemente en entredicho.
[1] Este análisis fue publicado originalmente en la edición impresa del diario El Mundo el 8 de octubre de 2023.
Tribunas Elcano
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