El pasado 26 de mayo presentamos, en rueda de prensa, el primero de los tres Documentos de Trabajo que componen el proyecto del Real Instituto Elcano sobre la evolución del terrorismo yihadista en España entre 1996 –año en el que se produjo la primera condena por delitos relacionados con dicha expresión del fenómeno terrorista– y 2012, aprobado por su Patronato en diciembre del pasado año.
¿Cómo son los yihadistas condenados en nuestro país? Esta era la cuestión fundamental que Fernando Reinares y yo misma nos planteábamos en el primer documento, en el que, a través de una base de datos propia –construida a partir de datos procedentes de fuentes judiciales (sumarios incoados en la Audiencia Nacional) y policiales– y del tratamiento estadístico de los mismos, trazamos el perfil sociodemográfico del yihadista, bien condenado por actividades terroristas bien muerto en acto de terrorismo suicida, en el período estudiado. Los resultados, se presentan además, de forma comparada con los del Reino Unido, país, al igual que España, severamente castigado por el terrorismo de esta naturaleza.
En la presentación pública de dicho análisis, cuyos resultados comletos os invitamos a conocer en el Documento de trabajo publicado en la web de Elcano, se puso de manifiesto que aunque existen variables que muestran características comunes, como el sexo, la edad o el estado civil -siendo en nuestro caso de estudio mayoritariamente varones jóvenes, casados y con hijos-, en otras existe diversidad. Este es el caso, por ejemplo, de la educación o la ocupación. En nuestra población (los 84 condenados en España por actividades relacionadas con el terrorismo yihadista o muertos en acto de terrorismo suicida), encontramos todas las posibilidades: desde individuos con estudios superiores hasta analfabetos. Igualmente, en cuanto a la ocupación, tenemos empresarios con una buena posición económica que, además, tienen empleados a su cargo; personal de servicios u obreros no cualificados, pero también un porcentaje significativo de yihadistas “a tiempo completo”.
Por otra parte, en la rueda de prensa se suscitaron interesantes reflexiones sobre la posible evolución del fenómeno en el futuro inmediato, adelantando algunos temas que serán abordados en profundidad en el segundo documento del proyecto, que versará sobre las pautas de radicalización en España, cuya publicación está prevista para principios del otoño.
Y es que frente a otros países de nuestro entorno, como Reino Unido o Francia, que recibieron a los primeros inmigrantes procedentes de países con población mayoritariamente musulmana ya en las décadas de los 50 y 60 del pasado siglo (produciéndose la reunificación familiar en los países de acogida en la de 1970); en España la explosión de estos flujos migratorios no se produjo hasta comienzos de los años 90. Esto significa que, donde en los países pioneros la existencia de segundas y sucesivas generaciones de descendientes de inmigrantes es un hecho, en nuestro país, se trata de aún de un fenómeno emergente, del mismo modo que ocurre en el caso de Italia.
Estas segundas generaciones se han mostrado, a la luz de las experiencias de nuestros vecinos europeos, especialmente vulnerables a los procesos de radicalización yihadista. En este sentido, y a pesar de que, hasta el momento, el terrorismo yihadista no haya mostrado un cariz autóctono (homegrown terrorism) en nuestro país, no es descartable que en un futuro próximo se produzcan condenas de jóvenes nacidos dentro de nuestras fronteras que bien en solitario –a través de las nuevas tecnologías- o en compañía de otros, hayan experimentado un proceso de radicalización yihadista, tal y como acaba de ocurrir en Italia, donde el pasado mes de mayo fue condenado el primer individuo de segunda generación que planeaba atentar contra una sinagoga en Milán, poniendo una vez más en evidencia que integración social y radicalización yihadista son compatibles.
Este incremento del potencial de un terrorismo yihadista autóctono tiene implicaciones de política pública. En este sentido, conviene que el Gobierno de España desarrolle e implemente un plan multifacético de prevención de la radicalización dirigido, sobre todo, a los focos detectables – como Cataluña, Ceuta y Melilla, tal y como señalan nuestros datos- de producción de extremismo islamista en nuestro país.
Os invito a continuación a ver el vídeo donde se exponen y comentan los principales hallazgos de nuestro estudio, comentados por Fernando Reinaes, así como a compartir vuestras impresiones o inquietudes al respecto.