El servicio diplomático está cambiando profundamente en el mundo, como consecuencia de diversos factores. El más importante de éstos es el papel de las nuevas tecnologías, que permiten un cambio radical en el funcionamiento de las embajadas, de forma especial en lo que se refiere a su vertiente económico-comercial. Dos nuevos conceptos, clusters y hubs, han irrumpido y están transformando la forma de trabajar de las embajadas. Algunos países ya los están aplicando, en experiencias de gran interés.
Reino Unido, por ejemplo, abrió hace algunos años un call centre en Málaga, el Iberia Contact Centre, al que se redirigen las llamadas telefónicas que reciben los consulados de varios países europeos. Se atienden las consultas, se responden muchas de ellas que plantean cuestiones generales (válidas para todos los consulados) y se descartan otras que no corresponden a una consulta consular. Finalmente, las consultas que requieren efectivamente de una intervención específica de un consulado son reenviadas a éste.
Con este sistema se consiguen diversas ventajas: ahorro de costes por economías de escala y por los menores costes de operar en Málaga en comparación con otras ciudades europeas; homogeneidad en el tratamiento de las consultas, evitando que consultas similares sean respondidas de forma muy dispar desde diferentes embajadas; etc. Varios países ya han empezado a organizar sus embajadas con una perspectiva “regional”. Es decir, las embajadas se agrupan en clusters, en grupos, entre las cuales se dividen las competencias en diversas materias.
En algunos casos se establecen hubs para gestionar un determinado tema o sector en un grupo de países. Por ejemplo, Estados Unidos tiene desde hace años hubs regionales para temas de medio ambiente, ciencia, tecnología y salud. La Nordic/Baltic ESTH Regional Hub Office tiene su sede en la embajada americana en Copenhague, y desde allí gestiona los temas ESTH (Environment, Science, Technology, Health) en 11 países nórdicos y bálticos. Estados Unidos tiene 12 hubs de este tipo en el mundo. Reino Unido (cuya experiencia en este campo merece ser estudiada con interés) estableció en 2009 un regional hub for visa processing en Manila, desde el que se tramitan los visados de una serie de países asiáticos.
En esencia, la idea es dejar de considerar a las embajadas como unidades independientes que se ocupan exclusivamente de los temas del país en el que están establecidas Con esta filosofía, las embajadas se organizan en grupos; una embajada (normalmente la más grande del grupo) puede incluso desempeñar el papel de embajada principal o senior. Se puede incluso establecer una clasificación de embajadas, de acuerdo con su tamaño e importancia. Por otro lado, se pueden crear centros o hubs especializados que se ocupan de un determinado tipo de temas en un grupo de países.
Una serie de factores dan un creciente sentido al empleo de la filosofía de clusters y hubs en el sistema de representaciones diplomáticas en el exterior. La globalización ha supuesto la pérdida de relevancia de las fronteras para muchos aspectos, más aún en zonas que han puesto en marcha procesos de integración como es la Unión Europea. Por otra parte, las nuevas tecnologías de información han impulsado de manera extraordinaria las posibilidades de las comunicaciones, disminuyendo la necesidad de un contacto físico directo.
Además, la especialización aumenta la eficiencia. Las economías de escala que se obtienen gracias a concentrar actividades, que antes estaban dispersas en diversos centros, en uno solo centro o hub, permiten reducir los costes de funcionamiento del sistema de representaciones diplomáticas en el exterior de un país. La coordinación desde una unidad central de las actividades en un determinado sector puede favorecer el aprovechamiento de economías de escala y de sinergias.
La propia dinámica económico-empresarial hace tiempo que ha superado las limitaciones de las fronteras. En Europa, por ejemplo, muchas ferias tienen una proyección que va mucho más allá del país en el que se celebran. A ellas acuden empresarios de los países vecinos –y, en ciertos casos, de prácticamente todo el mundo. Tiene sentido pues que la diplomacia comercial o la actividad consular se organicen con una perspectiva “regional”, que trascienda el marco-país.
Estamos en una época de cambios en el mundo de la diplomacia, y estas nuevas ideas, y su aplicación práctica por ciertos países, bien merecen la pena ser objeto de reflexión y estudio.