El comercio exterior español está evolucionando de forma muy positiva, manteniendo un fuerte crecimiento de las exportaciones (a pesar de la recuperación del mercado doméstico) y de las importaciones (como consecuencia de la recuperación de la actividad).
Cara al futuro las perspectivas son en principio optimistas. En este post vamos a repasar cinco factores que van a condicionar de forma clave la evolución futura del comercio exterior de bienes: el crecimiento económico, la recuperación del comercio internacional, la apreciación del euro, la amenaza del proteccionismo y la recuperación de la economía china.
Recuperación del crecimiento económico
El crecimiento se está acelerando en la economía internacional. La OCDE, en su último Interim Economic Outlook, publicado el pasado 20 de septiembre, pronostica un crecimiento de la economía global del 3,5% este año y el 3,7% en 2018.
Desde el punto de vista de las exportaciones españolas, un factor positivo es el notable dinamismo económico en la UE, la zona a la que se dirigen la mayor parte de las exportaciones españolas (un 66,6% en el primer semestre de este año). Los pronósticos de la OCDE revisan al alza la tasa de crecimiento de la eurozona, hasta un 2,1% en 2017 y un 1,9% en 2018.
La fuerte concentración de la exportación española en los mercados europeos ha jugado un papel positivo en el último par de años, en los que una serie de mercados emergentes han experimentando una desaceleración.
Por otra parte, en la recuperación está teniendo un papel creciente la inversión, que es más intensiva en comercio (en importaciones) que el consumo.
Finalmente, otro elemento a tener en cuenta es que la recuperación económica no estaría amenazada por un agravamiento de las tensiones inflacionistas. La inflación sigue en niveles moderados, y podría mantenerse por debajo del objetivo del 2% en los próximos años. El conocido economista Nouriel Roubini se refería a este fenómeno en un reciente artículo como “The Mystery of the Missing Inflation”.
Recuperación del comercio internacional
La aceleración del crecimiento está teniendo un lógico impacto sobre los flujos de comercio. Los pronósticos de la OMC apuntan a una aceleración del crecimiento del comercio de mercancías. En 2017 el comercio podría crecer un 3,6%, muy por encima del 1,3% de 2016. En 2018 se espera un crecimiento del comercio del 3,2%. Esta aceleración se debe en una importante medida a la recuperación de las economías emergentes, que sufrieron una desaceleración en 2016 (la OCDE ha revisado al alza la previsión de crecimiento para China, hasta un 6,8% en 2017 y un 6,6% en 2017).
La recuperación del comercio se debe al mayor crecimiento económico. Ahora bien, un fenómeno que se ha producido en estos últimos años es que se ha reducido la relación entre el comercio exterior y el PIB. Antes de la crisis la relación entre la tasa de crecimiento del comercio y la del PIB era de 1,5:1. Ahora está en 1:1. Es decir, antes el comercio crecía proporcionalmente más que el PIB, mientras que ahora crece a la par. Se trata de un fenómeno complejo, en el que inciden diversos factores (como la reducción del papel de las cadenas globales de valor), y que ya comentamos en un post de este blog.
La implicación es que el efecto de la aceleración del crecimiento sobre el comercio internacional se espera que sea menor que en épocas pasadas.
La apreciación del euro
El euro ha mantenido en los últimos tiempos una fuerte tendencia a la apreciación. Así, desde comienzos de 2017 se ha apreciado (hasta el presente mes de septiembre) en torno a un 13% respecto al dólar y un 4% respecto a la libra.
En principio cabe esperar que una apreciación de la moneda encarezca y por tanto afecte negativamente a las exportaciones.
A pesar de ello, las exportaciones españolas están manteniendo un fuerte dinamismo (con un crecimiento del 10% en el primer semestre de este año). Es cierto que el crecimiento de las exportaciones españolas ha sido superior en los países de la zona euro (un 10,1%), en los que no incide el efecto del tipo de cambio, que en los países de la UE que no están en el euro, en los que las exportaciones han crecido menos, un 7,7% -una tasa que en cualquier caso es apreciable.
¿Qué pasará en el futuro? ¿Se verán afectadas negativamente las exportaciones españolas por la apreciación del euro? Es difícil hacer un pronóstico. En todo caso, “la sensibilidad de las exportaciones ante variaciones del tipo de cambio parece haberse reducido en los últimos años”, tal como señala un reciente e interesante artículo de AFI, en el que se analizan las posibles razones para este comportamiento.
La amenaza del proteccionismo
Probablemente la mayor amenaza sobre el comercio internacional sea política, derivada de la adopción de medidas proteccionistas. El ascenso de la retórica antiglobalización y de los populismos en el mundo, ¿se traducirá en medidas proteccionistas que dañen gravemente el comercio internacional? ¿Qué sucederá con el NAFTA, el TPP?
El riesgo de una guerra comercial entre Estados Unidos y China es en este sentido uno de los principales focos de incertidumbre.
Los movimientos en favor de la liberalización comercial y la globalización siguen teniendo defensores importantes. La UE y Japón han anunciado hace poco su acuerdo para un Japan-EU Economic Partnership Agreement. Entre octubre 2016 y mayo 2017, la OMC registró el menor número mensual medio de nuevas restricciones al comercio desde 2008.
La recuperación de China
En contra de muchos pronósticos, la economía china ha aumentado su tasa de crecimiento, dando muestras de una notable resiliencia que analizaba recientemente Stephen Roach. Dado el peso que tiene China en el comercio internacional (el primer exportador y el segundo importador a nivel global en 2016), ello repercutirá positivamente en los flujos globales.
La recuperación de la economía china incidirá en el comercio y en los precios de materias primas y bienes intermedios. En todo caso, su impacto será menor que en el pasado, puesto que el modelo productivo chino está cambiando hacia patrones menos intensivos en comercio (mayor peso relativo del consumo doméstico y los servicios, menor peso de las exportaciones y las inversiones, etc.).
Por otra parte, a medio y largo plazo no hay que perder de vista el impacto que puede tener sobre el comercio la denominada “One Belt-One Road”, la ambiciosa iniciativa china que pretende desarrollar un gran corredor económico euroasiático, promoviendo la expansión de las relaciones económicas de China con Asia central, el Sur de Asia, Europa e incluso Africa oriental.