Bongbong Marcos y la política exterior de Filipinas

Ferdinand Marcos Jr. en evento

Las previsiones se han cumplido y, como venían apuntando las encuestas, Ferdinand Marcos Jr., conocido popularmente como Bongbong Marcos, será el nuevo presidente de Filipinas. Su victoria es incontestable y con el 97% de los sufragios escrutados ha recibido un 58,75 % de los votos válidos, doblando a la actual vicepresidenta, Leni Robredo, que obtuvo el 28%. Esta es la primera vez en tres décadas en la que un candidato gana las elecciones presidenciales filipinas por mayoría absoluta. Es más, esta victoria no se produce en un contexto de desmovilización ciudadana, sino que refleja un amplísimo mandato popular, como evidencian los 31 millones de votos recibidos por Marcos, que casi doblan los 16,6 millones que cosechó Rodrigo Duterte en 2016. La victoria de su candidata a la vicepresidencia, Sara Duterte-Carpio, hija del actual presidente, Rodrigo Duterte, ha sido más aplastante si cabe, superando el 60% de los votos.

Estos resultados evidencian el enorme éxito no solo de la campaña electoral de Ferdinand Marcos Jr., sino también de su alianza con el PDP-Laban de los Duterte. Durante su campaña, Bongbong Marcos ha hecho un uso intensivo de las redes sociales, aprovechando la juventud de la sociedad filipina, para difundir desinformación en redes sociales, difamando a su rival Leni Robredo e intentado limpiar la imagen de su padre, el dictador Ferdinand Marcos. En relación a este último punto, en vez de adoptar una actitud crítica hacia el legado autocrático y cleptocrático de su padre, que fue depuesto pacíficamente en 1986 por una masiva movilización popular después de dos décadas en el poder, ha subrayado sus éxitos económicos. Sobre esa base desarrollista, el tándem Bongbong Marcos-Sara Duterte, se ha presentado como el “liderazgo unificador” para Filipinas. De hecho, en noviembre de 2021 consiguieron formar una alianza política con otros dos partidos -bautizada como UniTeam- que ha sido fundamental para alcanzar una victoria tan holgada y que también supone la unión de cuatro de las familias más poderosas de filipinas: Marcos, Duterte, Arroyo y Estrada. De hecho, estos resultados son también un refrendo del legado de Rodrigo Duterte, pues la población filipina ha apoyado al candidato continuista que prioriza el desarrollo económico sobre la calidad democrática y el buen gobierno.

¿Qué impacto tendrá el cambio de gobierno en Filipinas sobre la política internacional? Teniendo en cuenta que el Sudeste Asiático es el principal escenario de competencia geoestratégica entre Estados Unidos y China, el punto que más atención genera es la posición de Bongbong Marcos hacia estas potencias. Aunque el presidente electo se ha explayado muy poco al desarrollar su programa de gobierno, lo más probable es que en política exterior mantenga la misma línea que su predecesor, profundizando los vínculos económicos de Filipinas con China a la vez que conserva una relación privilegiada con Estados Unidos en el ámbito de la defensa.

Bongbong Marcos ha hecho de la reactivación económica uno de los pilares de su campaña, y bajo el mandato de Duterte China se ha convertido en el principal socio comercial de Filipinas y una importante fuente de capital. Además, una parte muy importante de su estrategia de reactivación económica será impulsar el programa de infraestructuras “Build, Build, Build”, lanzado por Rodrigo Duterte. Aquí Marcos quiere incluir una vertiente digital con el objetivo de reforzar la deficiente conexión a internet del país y ayudar a las micro, pequeñas y medianas empresas, que representan el 99,51% del sector empresarial filipino, impulsando el comercio electrónico entre otras medidas. Para todo ello, Marcos Jr. identifica a China como un socio privilegiado. Asimismo, Marcos mantiene muy buenas relaciones con la comunidad empresarial chino-filipina, especialmente en Ilocos Norte, provincia donde se concentra su base de poder, y con los representantes diplomáticos chinos en Filipinas.  

No es de extrañar, por tanto, que el discurso del presidente electo hacia China haya sido conciliador, asegurando que ninguno de los dos países quiere ir a la guerra y que la única solución para solucionar sus disputas en el Mar del Sur de China/Mar de Filipinas Occidental es a través de un acuerdo bilateral. Considera que el fallo de 2016 de la Corte Permanente de Arbitraje de la Haya “no es efectivo” y que Estados Unidos no debe formar parte en la solución del conflicto, sino que deben impulsarse las negociaciones sobre el Código de Conducta en el Mar Meridional entre la ASEAN y China sin injerencias externas.

Por otro lado, al igual que Rodrigo Duterte, Marcos Jr. parece dispuesto a mantener tanto el Acuerdo sobre Fuerzas Visitantes, que facilita el despliegue de tropas estadounidenses en Filipinas, y el Tratado de Defensa Mutua que obliga a ambos países a socorrerse en caso de ser atacados por un tercero. Asimismo, se ha mostrado crítico con Rusia, a la que ha exigido respeto por la democracia y los derechos humanos en Ucrania.

Estos últimos puntos, alineamiento en defensa con Estados Unidos y condena a la invasión rusa de Ucrania, más una cierta mejora en materia de derechos humanos en Filipinas, pueden facilitar un estrechamiento de sus relaciones con la Unión Europea. Los vínculos entre Bruselas y Manila se han visto muy dañados por las violaciones masivas de derechos humanos bajo el mandato de Rodrigo Duterte, especialmente las ejecuciones sumarias en su campaña de “guerra contras las drogas”. Aunque Marcos Jr. está lejos de ser un adalid de la defensa de los derechos humanos, y previsiblemente utilizará las instituciones públicas para acosar a la sociedad civil crítica y a la oposición política, no parece que vaya a continuar con los mayores excesos de su predecesor. Bongbong Marcos ya ha anunciado que aumentará el presupuesto del Grupo de Trabajo Nacional para Poner Fin al Conflicto Armado Comunista Local (NTF-ELCAC) y que no colaborará con la Corte Penal Internacional para llevar a cabo investigaciones sobre los posibles crímenes de lesa humanidad cometidos bajo el gobierno de Rodrigo Duterte, lo que va en contra de una reciente resolución del Parlamento Europeo.  Sin embargo, también ha asegurado que proseguirá “la guerra contra la droga” “de una manera diferente” a la de su predecesor, dando mayor relevancia a las campañas de prevención, rehabilitación y educación, dirigidas especialmente a los jóvenes, y que tratará a los drogadictos como “pacientes que necesitan una cura” y no como “criminales”.

En conclusión, el próximo gobierno filipino probablemente continuará con la política exterior diversificada iniciada por Rodrigo Duterte, lo que podría ofrecer oportunidades para una mejora de las relaciones de la Unión Europea y sus estados miembros con Filipinas si Bongbong Marcos no reproduce el execrable historial de violaciones masivas de los derechos humanos de su predecesor. El apabullante respaldo electoral que le han concedido sus conciudadanos y el papel estratégico de Filipinas en el Indo-Pacífico obliga a concederle el beneficio de la duda.


Imagen: Ferdinand Marcos Jr. en el Marikina Riberbank dando un discurso. Foto: patrickroque01 (CC BY-SA 4.0)