En el contexto de la favorable evolución de las exportaciones españolas de bienes en los últimos años, hay un desarrollo que no ha recibido la atención que merece, pero que tiene una gran relevancia como reflejo del cambio de modelo productivo que está experimentando la economía española: el auge de las exportaciones de servicios. Nos referimos a la exportación de servicios distintos al turismo, como transporte, telecomunicaciones, servicios profesionales, ingeniería, consultoría, servicios informáticos, etc. El turismo es una fuente tradicional de ingresos de la balanza de pagos y en estos últimos años también ha tenido una evolución muy positiva, pero no es el objeto de este post.
El crecimiento de la exportación de servicios es un fenómeno internacional, gracias fundamentalmente a los avances en la tecnología: el descenso de los costes de las telecomunicaciones, la extensión de Internet y de la banda ancha. Frente a servicios tradicionales como el transporte o el turismo, las nuevas tecnologías han favorecido una fuerte expansión de las exportaciones de servicios, como pone de relieve un reciente artículo publicado en la web del Fondo Monetario Internacional.
Al igual que sucede con la producción de bienes físicos, los servicios se han beneficiado de las ganancias de productividad obtenidas a través de cadenas globales de valor. La tecnología ha permitido que una actividad de servicios sea fragmentada en diferentes localizaciones geográficas; su productividad aumenta gracias a la especialización o a economías de escala.
España: auge de la exportación de servicios
Pero si la exportación de servicios crece a nivel mundial, su expansión ha sido especialmente notable en el caso de España. Según una nota sobre la evolución del comercio mundial publicada por la OMC el pasado 12 de abril, en 2016 España ocupó el puesto 11 en el mundo en exportación de servicios. Hay un par de datos adicionales que merecen ser destacados:
- La tasa de crecimiento de las exportaciones españolas de servicios fue en 2016 de un 7,6%, muy superior a la media mundial (0,1%). Algunos países europeos (como Reino Unido, Francia y Holanda) registraron incluso descensos en sus exportaciones de servicios.
- La cuota de España en las exportaciones mundiales de servicios fue de un 2,7%, sensiblemente superior a su cuota en las exportaciones de mercancías (1,8%); Es decir, en el comercio mundial España “cuenta” más en servicios que en mercancías.
Otro dato que puede resultar sorprendente para muchos es que, dentro del conjunto de las exportaciones españolas de servicios, desde el año 2007 las exportaciones de otros servicios (o servicios no turísticos) han sido superiores a las de servicios turísticos (en 2016, 60.307 millones de euros de exportaciones de otros servicios frente a 54.516 millones de servicios turísticos).
Un último indicador respecto al papel del comercio de otros servicios: desde el año 2008 su saldo ha sido positivo. En 2016 el comercio exterior de otros servicios representó para España un saldo positivo de 14.404 millones de euros, lo que equivale a un 76% del déficit de la balanza comercial.
Javier Peña (experto en el tema, que lo ha analizado a fondo en un artículo publicado en la revista Economistas), es optimista respecto al futuro: “el superávit en la subbalanza de servicios no turísticos generado desde 2008 se va a mantener a medio plazo, gracias al fuerte crecimiento de los servicios a empresas y otros servicios no turísticos modernos, como los servicios de tecnologías de la información y la comunicación (TICs)”.
Atención específica al sector
Un par de conclusiones principales cabe extraer de lo indicado en los párrafos precedentes.
En primer lugar, el fuerte crecimiento de las exportaciones servicios no turísticos es un reflejo de cambios positivos en el modelo productivo de la economía española. En especial, por el dinamismo y creciente papel de servicios de alto valor añadido, como ingeniería, consultoría, servicios financieros, nuevas tecnologías, etc. Es de esperar que se prosiga avanzando por esta senda.
En segundo lugar, este sector merece una atención y un estudio más específicos. El interés ha estado hasta ahora fuertemente concentrado en la balanza comercial, en la exportación e importación de mercancías. Tanto a nivel de políticas, como de estudio y elaboración de estadísticas, parece aconsejable reforzar la atención sobre el comercio exterior de servicios no turísticos. Como señala Javier Peña en el artículo citado más arriba, “la atención que históricamente han recibido las actividades de exportación de servicios (a excepción del turismo) desde la política económica o la producción de estadísticas ha sido muy inferior a la recibida por las actividades de exportación de bienes”.