Los yihadistas que ejecutan actos de terrorismo en España y en otros países de Europa Occidental suelen haber sido persuadidos en su concepción fundamentalista y belicosa del islam por imanes o propagandistas del salafismo. Estos últimos ejercen unas veces su influjo cara a cara y otras mediante internet. Llegan a convertirse en referencias religiosas de los yihadistas que llevan a cabo misiones encomendadas por la organización a la cual pertenecen y de yihadistas que actúan en el seno de células o redes de variada naturaleza. Pero también pueden incidir sobre los yihadistas que atentan al modo de los actores solitarios, aun si tienen otras fuentes de inspiración ideológica y conocen formas de actuación que emular.
El caso del joven inmigrante marroquí que en la tarde del pasado 25 de enero, después de haber accedido a dos céntricas iglesias de Algeciras en cuyo interior evidenció una conducta muy hostil hacia los feligreses que se encontraban reunidos, agredió con un machete de grandes dimensiones a varias personas, matando a una de ellas –un sacristán al que confundió con un sacerdote– y lesionando a cuatro más, incluyendo un cura a quien quería cortar la cabeza y un compatriota marroquí a quien tenía por apóstata, ilustra la medida en que también un actor solitario ha estado influido por doctrinarios salafistas en su afán por “matar y quitar de en medio”, al grito de “Alá es el más grande”, a quienes consideraba “enemigos de islam” por “no practicar la auténtica religión”.
Tras ser detenido, el joven marroquí sostuvo durante su declaración policial que fue Alá quien le mandó hacer lo que hizo. Pero en las redes sociales de que era usuario quedaron muestras de jeques salafistas a los cuales seguía a través de grabaciones en vídeo. Entre ellos, Khaled Rashid y Mohamed Hassan. Rashid es un prominente clérigo salafista saudí numerosos de cuyos sermones en internet se refieren al tema del fin del mundo. Así, el autor del atentado en Algeciras profería de manera repetitiva gritos referidos a que “el mundo se va a acabar”, cuestión que le obsesionaba. Grabaciones de sus sermones fueron también escuchadas por los miembros de la célula de Ripoll que ejecutaron los atentados de agosto de 2017 en Barcelona y Cambrils. Hassan, por su parte, es un notorio erudito islámico egipcio de clara orientación salafista –miembro en su país del Consejo Salafista de Eruditos Religiosos– cuyas prédicas y edictos a través un canal privado de televisión por satélite han fomentado desde hace más de década y media una concepción extremista del credo islámico. Entre sus seguidores hay quienes han formado grupos alineados con la organización yihadista Estado Islámico.
En suma, las influencias salafistas se revelan de nuevo configurando la mentalidad de los yihadistas que cometen actos de terrorismo en suelo español, al igual que ocurre en las naciones de nuestro mismo entorno europeo. Incluso en casos como el del individuo que atentó letalmente en Algeciras, quien, como es frecuente entre los actores solitarios, experimentó un acelerado proceso de radicalización y adolecía de problemas de salud mental. También en estos supuestos tiende a corroborarse un patrón ya observado entre los yihadistas que a lo largo de más de dos décadas han sido condenados en España por actividades relacionadas con el terrorismo.
Imagen: Vista de la Plaza Alta de Algeciras con la Iglesia de Nuestra Señora de la Palma. Foto: Falconaumanni, (Wikimedia Commons / CC BY-SA 3.0).