Asegurar el abastecimiento energético se convierte en la prioridad de política exterior para los españoles

Política exterior. Vista desde Arrecife al cercano Puerto de los Mármoles en Lanzarote (Islas Canarias) donde se encuentran almacenes de gas
Vista desde Arrecife al cercano Puerto de los Mármoles en Lanzarote, Islas Canarias. Foto: Frank Vincentz (Wikimedia Commons / CC BY-SA 3.0)

En 2023 los españoles han reordenado sus prioridades de política exterior. La seguridad en el suministro energético se convierte en la primera prioridad, desbancando del primer puesto la lucha contra el cambio climático, que desde 2017 se identificaba como primer objetivo de la política exterior española. La gran preocupación causada por la escasez de gas natural y la subida de los precios de la energía han elevado la seguridad del suministro energético al primer lugar de las prioridades de los españoles en política exterior, confirmando una tendencia ya identificada en el anterior Barómetro del Real Instituto Elcano (BRIE 42).

La invasión rusa de Ucrania, la preeminencia de Rusia en la agenda internacional, el uso del suministro energético como arma geopolítica por parte de Moscú y, finalmente, la contundente respuesta energética de la Unión Europea (UE), el plan REPowerEU, cuyo objetivo a corto plazo es evitar la escasez de energía en la Unión, son  factores subyacentes que explican esta preeminencia de la preocupación por el suministro energético.

El cambio de prioridades no se ha producido de forma homogénea entre ciudadanos con distintos perfiles demográficos e ideológicos. Los ciudadanos que se identifican más con la izquierda del espectro ideológico siguen priorizando el cambio climático como principal objetivo de la política exterior española, aunque a muy poca distancia de su segunda prioridad, la seguridad de suministro energético.

Los ciudadanos situados en el centro y la derecha del espectro ideológico eligen en primer lugar el abastecimiento energético como prioridad para la política exterior, seguida del apoyo a las empresas españolas en el extranjero.

Si bien para los entrevistados que se sitúan en el centro el cambio climático sería la tercera prioridad en materia de política exterior, para los de derechas el cambio climático apenas es la penúltima –junto con aumentar la influencia y la cultura españolas– y sólo por delante de ayudar a los países en desarrollo. Estos resultados son coherentes con las ediciones anteriores del BRIE42 y el BRIE40, donde se observa un interés creciente de las personas que se sitúan en el centro y en la izquierda política por la seguridad del suministro energético, debido a la crisis energética que se inició en 2020.  

A pesar de que tanto para los hombres como para las mujeres la principal prioridad de la política exterior es asegurar el abastecimiento energético, las mujeres identifican la lucha contra el cambio climático como la segunda prioridad de la política exterior española en contraste con los hombres, que colocan en segunda posición el apoyo a las empresas españolas en el extranjero.

También la edad influye en las preferencias de política exterior, aunque las diferencias entre los encuestados más jóvenes y los mayores son menores que aquellas derivadas de la posición ideológica. La preocupación por la seguridad de suministro es mayor en los grupos de edad menores de 64 años, frente al grupo de 65-80 años que identifica la lucha contra el cambio climático como la primera prioridad para la política exterior española. Este resultado contrasta con la mayor preocupación entre los jóvenes (18-29 años) por el cambio climático identificada en ediciones anteriores del BRIE. El cambio en las prioridades de los jóvenes refleja el impacto de la inflación en un contexto de bajos salarios y elevado desempleo juvenil.

En el caso de los grupos de edad más avanzada (65-80 años), la importancia dada a la lucha frente al cambio climático podría explicarse por su mayor vulnerabilidad frente a los fenómenos meteorológicos extremos (olas de calor, por ejemplo) o su menor riesgo ante la inflación, producto de la revalorización de las pensiones y de los menores gastos a los que típicamente se enfrentan en ese periodo vital, en comparación con los obligados en etapas anteriores de la vida (adquisición de vivienda, gastos asociados a la crianza de los hijos…). Los más jóvenes, de entre 18 y 29 años, también muestran un menor interés por el objetivo de apoyar a las empresas españolas en el extranjero, a diferencia de los grupos de edad 30 a 64 años, que lo consideran por un escaso margen como la segunda prioridad, por encima de la lucha frente al cambio climático. En este caso la diferencia se explica probablemente por el alejamiento del mercado laboral de la mayor parte de los jóvenes de esas edades, que se encuentran aún en una fase de formación.

Tanto el mundo rural como el urbano identifican la seguridad de suministro energético como la principal prioridad de la política exterior. No obstante, existen diferencias entre municipios de distinto tamaño. En los municipios más pequeños, de hasta 5.000 habitantes, la prioridad que se otorga a la lucha contra el cambio climático es significativamente menor que la recibida en las ciudades de más de 100.000 habitantes. Esta diferencia es coherente  con la menor preocupación por el cambio climático en las zonas rurales frente a las urbanas, ya identificada en la encuesta del Real Instituto Elcano: “Los españoles ante el cambio climático” de 2019, que podría deberse, entre otros factores, a un menor efecto “isla de calor” en los entornos rurales, es decir, el aumento de temperaturas que provocan los edificios y el asfalto en las ciudades (Urban Heat Island, UHI effect).

Segmentando a los encuestados por nivel educativo también se obtiene una identificación transversal de la seguridad de suministro energético como la primera prioridad de la política exterior española, una prioridad que aumenta con el nivel educativo. Lo mismo ocurre con el apoyo a las empresas españolas en el exterior, que, en el caso de los de mayor nivel educativo, resulta más valorado que en los niveles menores. Estos últimos tienden a priorizar la lucha contra el cambio climático frente al apoyo a las empresas fuera de nuestro país.

A pesar del incremento en la importancia de la seguridad de suministro de energía en las prioridades de política exterior de los españoles, la lucha frente al cambio climático permanece en segunda posición, confirmando la relevancia de las agendas climática y energética para los españoles en los últimos años. La crisis energética, la invasión rusa de Ucrania y la dependencia energética de España (que importa la mayor parte de la energía que consume)[1] podrían explicar el rápido sorpasso del abastecimiento energético como prioridad para los españoles en comparación con la lucha contra el cambio climático.

Es de esperar que la prioridad otorgada a la seguridad de suministro se modere conforme amaine la crisis energética europea. A más largo plazo, una mayor penetración de las energías renovables –y por tanto una menor dependencia energética del exterior y una reducción de los costes de la energía para el consumidor– junto con los  efectos cada vez más severos del cambio climático en el medio ambiente y el bienestar de los ciudadanos, probablemente provocarán que las prioridades vuelvan a revertirse, colocando de nuevo el cambio climático en primer lugar, siempre que no nos enfrentemos a nuevos conflictos o dificultades de suministro, tanto en gas y petróleo como eventualmente en las nuevas cadenas de valor descarbonizadas.


[1] La dependencia energética se situaba en un 70,1% en 2021.


Tribunas Elcano

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