Uno de los grandes logros de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN por sus siglas en inglés) ha sido aunar a diez países medianos y pequeños del Sudeste Asiático y darles un papel central en la arquitectura regional de Asia-Pacífico. Este logro empezó a gestarse a finales de los años 70 en el marco de la Guerra Fría, cuando las grandes potencias descubrieron el valor que representaba ASEAN en tanto que foro de encuentro y diálogo en el que limar asperezas y contener conflictos. ASEAN, por su parte, descubrió que cumplir esa función le daba un papel central y le permitía navegar entre las grandes potencias sin tener que escorarse demasiado hacia una u otra. Pasada la década de los 80 y resuelto el conflicto camboyano, lo aprendido en esos años se acabó institucionalizando en foros en cuyo eje vertebrador se convirtió ASEAN: el Foro Regional ASEAN (ARF), la Cumbre de Asia Oriental (EAS) y la Reunión Ampliada de Ministros de Defensa de ASEAN (ADMM+).
Ahora que el Indo-Pacífico ha surgido como el nuevo referente geoestratégico y que las grandes potencias están esbozando su visión para la región, ASEAN no quiere quedarse atrás y ha empezado a definir su propia visión para el Indo-Pacífico, una visión en la que, desde luego, tenga la misma centralidad que en Asia-Pacífico.
El país que ha estado detrás de esta renovada atención al Indo-Pacífico ha sido Indonesia. Con el desarrollo de la visión del presidente Joko Widodo (también conocido como Jokowi) de Indonesia como potencia marítima, el país ha comenzado a plantearse cómo maximizar la ventaja geográfica que supone controlar los principales estrechos que conectan el Pacífico y el Índico. En el terreno económico esto se ha traducido en el impulso que Indonesia dio a la Asociación de la Cuenca del Océano Índico (IORA por sus siglas en inglés), con la organización en marzo de 2017 de la primera cumbre de líderes de IORA. En el de la seguridad, en la nueva apreciación de su papel de bisagra entre el Índico y el Pacífico que realizó el Libro Blanco de la Defensa de 2015. Y en el político, se ha traslucido en que el Indo-Pacífico se ha convertido en un punto habitual de conversación entre Jokowi y sus interlocutores en la región, especialmente con Australia, la India y Japón.
Los pasados 17 y 18 de enero los ministros de asuntos exteriores de ASEAN celebraron un retiro en Chiang Mai, en el que tomaron nota de las deliberaciones que mantuvieron para la elaboración de un Indo-Pacific Outlook que recoja el concepto asiático del Indo-Pacífico. Dicho concepto tendrá los siguientes rasgos: 1) ser abierto, 2) transparente, 3) inclusivo, 4) basado en reglas y respetuoso del Derecho Internacional, y 5) basado en la confianza, el respeto y el beneficio mutuos. A estos rasgos se añade que debe ser respetuoso con la centralidad ASEAN. La Asociación confía en conseguirla a través de los foros que ha creado, especialmente a través de la Cumbre de Asia Oriental, en la que ya están presentes precisamente las potencias más involucradas en el Indo-Pacífico (Australia, China, EEUU, India y Japón) .
Resulta interesante que ni en la propuesta inicial indonesia, ni en la somera referencia del comunicado de prensa tras el retiro de los ministros de ASEAN se delimite claramente lo que se entiende por Indo-Pacífico a nivel geográfico: ¿se limitaría a incluir Asia meridional o sería tan amplio como para comprender a todos los Estados miembros del IORA? Lo más probable es que la respuesta esté más próxima a la primera de las opciones.
Que ASEAN consiga colocarse en el asiento del conductor en el vehículo Indo-Pacífico depende, en primer lugar, de que las grandes potencias estimen que es en su beneficio y que ASEAN puede convertirse en un lugar de encuentro que lime las asperezas existentes. Esto no parece factible. La situación no es como durante la guerra de Camboya, cuando había un conflicto al que urgía poner fin y en que las partes e intereses estaban claramente identificados. En el caso del Indo-Pacífico ni tan siquiera el concepto mismo está libre de controversia. China está más interesada en negarle validez que promover foros que lo aborden, por muy neutrales que parezcan, y más si dichos foros incluyen a una potencia extrarregional como EEUU.
Por otra parte, si la experiencia de cómo ASEAN ha manejado la situación en el Mar del Sur de China sirve de referencia, no cabe descartar una nueva escisión en el seno de la Asociación entre aquellos Estados más próximos a China y/o que no vean que sea en su interés el desarrollo del concepto Indo-Pacífico.
2019 será el año clave para ver si ASEAN logra esa centralidad en el Indo-Pacífico. Tiene a su favor que este año la preside Tailandia, un país con una diplomacia avezada y que es uno de los que más tiene que ganar si el Indo-Pacific Outlook sale adelante.
Es en interés de la UE que ASEAN consiga esa posición central en el nuevo Indo-Pacífico. La UE y ASEAN comparten el ser asociaciones de países medios y pequeños, y a ambas les interesa que no sean las grandes potencias quienes determinen las reglas de este espacio geopolítico emergente. La UE podría suscribir sin problema los cinco rasgos que antes señalé que tiene el concepto de Indo-Pacífico para ASEAN. No obstante, para que esta concertación sobre el Indo-Pacífico se produzca, es preciso primero que ASEAN se tome en serio la intención europea de convertirse en un socio de seguridad y defensa en la región, y permita el ingreso de la UE en la Cumbre de Asia Oriental.