Poco más de dos semanas después de que, el pasado 13 de noviembre, miembros de Estado Islámico (EI) perpetrasen en París una serie coordinada de atentados que ocasionaron 130 muertos y más de 350 heridos, expertos policiales de distintos países de la Unión Europea (UE) especialmente afectados por la amenaza de dicha organización yihadista y oficiales adscritos al European Counter Terrorism Center (ECTC) de Europol se reunieron a La Haya, en el marco de la conocida como First Response Network (FRN), para valorar lo sucedido y anticipar lo que está por venir.
Y lo que está por venir, a la vista de lo ocurrido en París, se resume en que los europeos debemos “esperar lo inesperado”, como textualmente se lee en el documento derivado de dicha reunión, titulado Changes in modus operandi of Islamic State terrorist attacks. Este informe afirma que “EI está preparando más atentados terroristas” en las naciones que pertenecen a la UE y, precisa, “en Francia en particular”.
Ahora bien, lo inesperado no necesariamente alude a hechos nunca antes ocurridos. Lo inesperado puede también referirse a la repetición de atentados yihadistas cuya modalidad sea ya conocida dentro del escenario europeo –como por ejemplo los del 11 de marzo de 2004 en Madrid y el 7 de julio de 2005 en Londres– o fuera del mismo. Así, los del 13 de noviembre en París se asemejan mucho –por el procedimiento que utilizaron los terroristas, el tipo de blancos seleccionados, el número de individuos implicados y su impacto–, a los llevados a cabo en Bombay en noviembre de 2008. Más aún, en la segunda mitad de 2010 fue desbaratado un plan, dirigido por el núcleo central de al-Qaeda y preparado en colaboración con la denominada Red Haqqani, desde Afganistán y Pakistán, para reproducir una situación semejante a la creada en dicha metrópoli india pero en importantes ciudades de Alemania, Francia y Reino Unido.
En cualquier caso, la amenaza terrorista en la UE que supone EI es diversa. El rango sus posibles expresiones oscila entre, por una parte, ese tipo de atentados planificados de manera centralizada desde el exterior, preparados por responsables de células operativas locales con atención a las circunstancias específicas del lugar en que van a ser llevados a cabo y ejecutados con una letalidad elevada –caso de París–, y, por otra parte, los cometidos por individuos que se desenvuelven aislados y están únicamente inspirados por la propaganda que emite la organización liderada por Abu Bkr al Bagdahdi.
Además, en lo que se refiere a la actual amenaza del terrorismo yihadista, lo inesperado puede ocurrir en otros países europeos además de Francia, pese a que la probabilidad de atentados en este país se estime relativamente mayor que en otros del mismo ámbito. En este sentido, a los españoles nos es relevante el hecho de que en España hayan sido detenidos más de 130 individuos en el contexto de la actual movilización yihadista relacionada con Siria e Irak, o que un número equivalente se haya desplazado desde nuestro país a zonas de Oriente Medio y el Norte de África donde actúa EI. También que España sea con frecuencia objeto de referencias hostiles en la propaganda yihadista, especialmente respecto al histórico dominio musulmán de al-Andalus, por cierto tanto por parte de EI como de al-Qaeda, que no ha dejado de ser fuente de amenaza terrorista para Europa Occidental.
Otra consideración contenida en el mencionado documento y que es preciso destacar tiene que ver con la cooperación antiterrorista europea. Los expertos policiales de los países de la UE y de la propia Europol coinciden en que el intercambio de información sobre cuestiones de antiterrorismo “necesita ser mejorado”. Este intercambio de información entre los Estados miembro, sobre todo en el ámbito multilateral, dotado de instrumentos prometedores pero infrautilizados –por ejemplo en el marco del Convenio Schengen–, está aún bien por debajo del óptimo necesario porque los países concernidos no siempre actúan de acuerdo con los compromisos que adquieren. Y eso nos hace a todos más vulnerables, incluso conscientes de que hemos de desarrollar resiliencia y debemos estar preparados para esperar lo inesperado.