Durante el 2018 y años anteriores, una serie de eventos en la agenda internacional han destacado al continente africano en general y a África Subsahariana en particular. La Cumbre de Hamburgo del G20 marcaba un punto de inflexión con nuevas iniciativas para apoyar proyectos de inversión en África, impulsados por Alemania. En el Foro para la Cooperación entre China y África (FOCAC) celebrado en Pekín en 2018, China anunció a los líderes africanos nuevos apoyos financieros masivos en forma de préstamos sin intereses, líneas de crédito, y fondos de ayuda al desarrollo. Tras cinco años en los que ningún líder británico había visitado países de la región subsahariana, Theresa May viajaba en 2018 a varios países acompañada de una delegación comercial (explorando probablemente opciones “post-Brexit”) y Emmanuel Macron, intenta desde su llegada al poder, con mayor o menor fortuna, dar un giro en las relaciones franco-africanas. En el ámbito de la UE, en 2018 se han iniciado las negociaciones para el nuevo acuerdo post-Cotonú regulador de las relaciones entre la UE y los países África, Caribe y Pacífico (ACP) que se pondrá en marcha en el 2020. EEUU acaba de anunciar, en diciembre de 2018, la New Africa Strategy, una estrategia de seguridad y contra el terrorismo, pero también de promoción del comercio y la inversión de las empresas estadounidenses en los países africanos (que para muchos tiene más que ver con China… que con África).
La agenda africana está igualmente activa. A nivel continental, se espera en 2019 la puesta en marcha del Área de Libre Comercio Continental (AfCFTA), uno de los proyectos emblemáticos de la Agenda 2063, hoja de ruta de transformación continental de la Unión Africana. En el ámbito político, están previstas elecciones presidenciales en varios países: Nigeria y Senegal en febrero, Argelia y Sudáfrica en abril y mayo, además de en Mauritania, Túnez, Malaui, Botsuana y Mozambique. Las presidenciales en Nigeria son de gran interés, por ser el primer suministrador de petróleo para España, por delante de México y Libia y tercero de gas natural. Por otro lado, aunque con importantes excepciones, el continente mejora progresivamente según los indicadores internacionales de gobernanza y democracia. Las perspectivas macroeconómicas son positivas y el FMI ha pronosticado un crecimiento económico de la región subsahariana del 3,5% para 2019 (frente a un 2,9% del año anterior).
La política exterior de España no ha sido ajena al renovado interés por los países africanos. Desde diferentes ámbitos, se viene anunciando que el continente se ha convertido en una de las nuevas prioridades de la política exterior española por su creciente peso demográfico, económico y político. España cuenta con 22 embajadas en países de África Subsahariana (28 en total en el continente) además de 4 consulados generales. El Gobierno ha anunciado la apertura de una nueva antena diplomática en Chad, además de la existente ya en Gambia y una nueva “ofensiva diplomática” en el cuerno de África en 2019 (sin concretar países), También es posible la apertura en Senegal de la que sería la primera sede del Instituto Cervantes en África Subsahariana
Centrada en determinadas zonas y países según el objetivo, la política exterior española en la región subsahariana se centra por ejemplo en el ámbito de la seguridad, en la región de Sahel, golfo de Guinea y Cuerno de África. África Occidental (sobre todo con la agrupación regional ECOWAS-CEDEAO) y particularmente los países del golfo de Guinea son de señalado interés económico. Países como Nigeria, Senegal, Ghana y Costa de Marfil se presentan como oportunidades para las empresas españolas. Otros países de interés económico son Kenia, Tanzania, Sudáfrica, Angola, Etiopia, y Mozambique (siendo estos dos últimos prioritarios además para la cooperación española, junto con Guinea Ecuatorial, Cabo Verde, Malí, Níger y Senegal). Con Guinea Ecuatorial, como es sabido, las relaciones han sido desiguales y controvertidas, y no se ha logrado un posicionamiento estratégico de España en el país a nivel económico o político.
Además de Casa África, muy activa desde hace tiempo en el fomento de relaciones económicas y culturales entre África y España, ha sido clave para reforzar el enfoque geográfico y la puesta en marcha de la Dirección General para África del Ministerio de Asuntos Exteriores, y su protagonismo en la elaboración del III Plan África. Este nuevo documento estratégico para la región, que no viene sin embargo acompañado de apoyo financiero, se aprobará previsiblemente a lo largo del 2019, y es buena muestra de la intención institucional de incrementar la atención sobre los países africanos con una perspectiva renovada. Habrá que esperar a conocer además la estrategia general de acción exterior española para los próximos años y como sobreviven ambos marcos estratégicos a los posibles vaivenes políticos.
En definitiva, la política exterior española en África Subsahariana tiene por delante retos importantes. Además de los comentados, el desafío de poner en marcha las nuevas acciones anunciadas, y traducir a la práctica esta consideración de la región subsahariana como nueva prioridad política de los próximos años. Consultas con el sector privado y la sociedad civil probablemente alimentarían nuevas iniciativas. Además, para una visión renovada genuina, España debe entender las relaciones estratégicas con los países africanos desde un enfoque que trascienda el colocar como elementos centrales, por un lado la gestión de los movimientos migratorios, y por otro, las amenazas de seguridad. Para la que es la cuarta potencia de la UE, y la más cercana geográficamente al continente africano, urge entender las relaciones con los países africanos también desde una perspectiva de oportunidad económica y geopolítica, pero sobre todo de legitimar ese nuevo enfoque en las relaciones con África, contribuyendo al necesario desarrollo humano de los países africanos.