En los últimos años se ha producido un cambio notable en la percepción del África subsahariana. La mejora del clima político y del marco institucional ha ido acompañada de un sensible aumento del crecimiento económico.
África es hoy en día objeto de una creciente atención en los medios económicos y empresariales. Las previsiones de crecimiento económico, en un marco de mejora de la gobernanza y extensión de los sistemas democráticos, así como de avances en sanidad y educación, son positivas. La época de guerras de la década de 1990 y 2000 parece haber quedado atrás.
En la última edición del estudio Doing Business, elaborado por el Banco Mundial, y que analiza el marco regulatorio en las economías del mundo, de las diez economías que habían experimentado un mayor avance, cinco eran africanas. De todas las reformas regulatorias identificadas en esta edición del estudio en el mundo, un tercio habían sido llevadas a cabo en países del África subsahariana.
Según el informe Global Economic Prospects del Banco Mundial, el crecimiento económico de África se acelera, con una tasa prevista de crecimiento del 2,7% en 2018, el 3,4% en 2019 y el 3,7% en 2020-21.
La consultora McKinsey ha publicado el pasado noviembre un estudio que ha tenido una gran repercusión, Africa’s Business Revolution: How to Succeed in the World’s Next Big Growth Market, que analiza a fondo la nueva dinámica que se ha puesto en marcha en África y las oportunidades económicas que ésta ofrece.
El estudio de McKinsey destaca algunas de las nuevas fortalezas de las economías africanas. Por ejemplo, el rápido avance de la digitalización y en particular de los teléfonos móviles. Hay actualmente en África 22 millones de usuarios de servicios financieros a través de móviles. El proceso de urbanización es muy intenso y se estima que más del 80% del crecimiento de la población en las próximas dos décadas se producirá en las ciudades.
La integración económica regional puede ser un factor determinante en el próximo futuro. El African Continental Free Trade Area (AfCFTA), en proceso de creación, será el área de libre comercio más grande del mundo en términos de número de países participantes. Se está favoreciendo la interacción económica entre los países de la zona. Según McKinsey, 21 países ofrecen acceso libre de visado o con visado tramitado en el aeropuerto de llegada a los demás países africanos. Son cada vez más numerosas las empresas africanas que actúan con una estrategia regional.
Por otra parte, la democracia se está extendiendo en el continente, la gobernanza mejora, y la corrupción retrocede – aunque, ciertamente, queda todavía mucho por progresar en estos aspectos.
Esta nueva dinámica no oculta las profundas debilidades que siguen afectando a gran parte de los países africanos, como la pobreza, el déficit de infraestructuras, la corrupción, los elevados niveles de deuda en determinados países, entre otras. Se estima que el 70% de los pobres del mundo del mundo viven en África. En 2017, 15 países de baja renta del África subsahariana eran considerados como en alto riesgo de registrar problemas de deuda.
África puede sufrir además seriamente las consecuencias de las tensiones comerciales internacionales. Según el FMI, las tensiones comerciales podrían provocar una pérdida de hasta el 1,5% del PIB africano en 2018-21. Los más expuestos son los países exportadores de commodities y los que están más integrados en los mercados globales.
Existen fuertes diferencias entre unos y otros países. En el cuadro adjunto recogemos la lista de los 10 mejores países según las últimas ediciones de los estudios Global Competitiveness Report (World Economic Forum) y Doing Business (Banco Mundial). Mientras que el estudio del Banco Mundial se centra en analizar aspectos regulatorios, el estudio del World Economic Forum analiza un conjunto amplio de aspectos que configuran el marco de competitividad de una economía.
Vemos que hay bastantes países que coinciden en los rankings de los dos estudios. En líneas generales, y con la excepción de Sudáfrica, las mejores valoraciones corresponden a economías pequeñas y medianas. Algunas de las grandes economías del continente tienen una mala valoración. Nigeria, por ejemplo, figura en el puesto 115 del ranking global del Global Competitiveness Report (sobre un total de 140 países), y en el puesto 146 del ranking global del Doing Business (sobre un total de 190 países). Angola figura en el puesto 137 y 173, respectivamente, de los citados estudios.
Estos rankings deben ser considerados sin embargo con prudencia. Etiopía es otro de los grandes países africanos, con 105 millones de habitantes. Su valoración es también mala: en el puesto 122 del Global Competitiveness Report y en el puesto 159 del Doing Business. Ello no impide sin embargo que Etiopía sea una de las economías con mayor crecimiento del mundo. Tras crecer un 10,1% en 2017, las previsiones apuntan a que en los próximos años crecerá a una tasa cercana al 9%.
La conclusión es que África ha entrado en una senda de crecimiento y progreso, habiendo superado el largo periodo anterior caracterizado por las guerras, la inestabilidad, la pobreza. Antes era necesario promover el crecimiento económico de África por razones de solidaridad y con el fin de contener los flujos migratorios.
Ahora, además de esos motivos, existen razones económicas para que empresas y Administraciones sitúen en su radar unos mercados africanos que ofrecen claras oportunidades de negocio.