África continúa siendo el continente desconocido. A pesar de la gravedad de sus múltiples y actuales crisis humanitarias, la proximidad geográfica o los imborrables vínculos históricos, sigue sorprendiendo el desconocimiento generalizado que se mantiene en Europa, y particularmente en España, acerca del continente africano. Este desconocimiento se agrava especialmente en el caso de la región subsahariana, que engloba a 47 países y que según el Banco Mundial habitan más de 1.000 millones de personas, en cuyo análisis simplificamos a menudo realidades diversas y complejas.
Una situación que se refleja en la poca visibilidad de países africanos en los análisis de las relaciones internacionales, y que se amplía en última instancia a aquellas economías de otras regiones con poca relevancia en términos de PIB. Con el fin de contribuir a paliar dicha carencia, en el Índice Elcano de Presencia Global incluimos en cada nueva edición 10 nuevos países, ascendiendo a 100 los países para los que se ofrecen resultados en la edición actual.
En el caso de África Subsahariana actualmente está cubierto el 79% del PIB y 59% de la población, con resultados para Angola, Costa de Marfil, Etiopía, Kenia, Ghana, Nigeria, República Democrática de Congo, Sudáfrica, Sudán, y Tanzania. Ofrecemos con ello información sistematizada desde 1990 de los 16 indicadores que componen el Índice en sus tres dimensiones –económica, militar y blanda–, que permite extender a esta región su utilidad como herramienta de análisis de tendencias globales y regionales de las últimas décadas, y como herramienta de valoración de la acción y política exterior de los países incluidos.
Precisamente uno de los debates clásicos acerca de África ha girado en torno a quién podría asumir el liderazgo regional, en disputa principalmente entre Sudáfrica y Nigeria. El primero fue el candidato africano a sumarse a esa heterogénea y poco funcional categoría de emergentes en base a su mayor tamaño y liderazgo económico en la región, pero Nigeria, tres veces mayor en términos de población –190 millones de habitantes frente a los 56 millones de sudafricanos– y con importantes reservas de petróleo, no tardaría en situarse como la mayor economía del continente y a disputar a Sudáfrica el hegemón regional.
En cierto modo, es esperable que un liderazgo regional se materialice en una mayor presencia global –entendida como una mayor proyección exterior en sus dimensiones económica, militar y blanda–, sin que ello suponga, no obstante, condición suficiente para el ejercicio del poder. Si atendemos al ranking regional africano de presencia global en 2016, Sudáfrica ocuparía la primera posición y Nigeria la tercera, pero con importantes y opuestas variaciones en el valor del índice en los últimos años.
Nigeria lideraba el ranking regional en 2013, pero pierde presencia desde entonces en paralelo al descenso de los precios del petróleo, dada la importancia de las exportaciones energéticas en su proyección exterior. Por el contrario, Sudáfrica registra aumentos de presencia en ese periodo, debido a un tímido crecimiento de presencia económica –casi exclusivamente por el aumento de inversión en el exterior– y un mayor crecimiento de presencia blanda.
Más sorprendente puede resultar ese segundo lugar ocupado por Etiopía, que parecería un candidato a liderazgo regional subestimado, y que se explica fundamentalmente por su elevada presencia militar. Cabe señalar que es actualmente el país del mundo con mayor aportación de tropas a las operaciones de mantenimiento de la paz de Naciones Unidas –con la peculiaridad de que las tropas etíopes sólo participan en misiones africanas–, y que cuenta con un pasado reciente de conflictos armados en países vecinos, como la guerra con Eritrea entre 1998 y 2000 o su intervención en Somalia entre 2006 y 2009, que se amplió posteriormente varios años, y oficialmente desde 2012 como parte de la misión de la Unión Africana. Etiopía utiliza su presencia militar como herramienta de política exterior, con el apoyo de Estados Unidos como parte de su estrategia africana de lucha contra el yihadismo. La aportación de tropas a misiones de paz explica también el elevado de registro de otros países como Kenia, Ghana o Tanzania, que presentan una proyección exterior muy apoyada en la dimensión militar. Sin embargo, un mayor despliegue de tropas no es sinónimo de un mayor equipamiento militar, cuestión que sigue liderando Sudáfrica.
Diferentes perfiles de proyección exterior de países de diferentes características y carencias. Nigeria y Sudáfrica, gigantes económicos, mantienen su candidatura a encabezar ese liderazgo regional y los primeros puestos del ranking de presencia económica y blanda, pero Etiopía no dispone de esas fuentes de riqueza, y por el contrario atraviesa una grave crisis alimentaria que no se resuelve con mayor despliegue militar.
El interés europeo en África se ha incrementado en las últimas décadas, fundamentalmente por la preocupación ante la expansión china y de otros emergentes, y también por cuestiones migratorias y de seguridad. Un interés hasta ahora canalizado principalmente a través de Reino Unido y sus vínculos precisamente con Nigeria y Sudáfrica, mientras Francia ha mantenido un enfoque regional más amplio y menos bilateral. Pero quizá sea necesaria la profundización en las particularidades de cada Estado africano, el trato de igual y diferenciado como ocurre respecto a otras regiones del mundo, y el mayor conocimiento de un continente que, de no ser por sus recursos económicos, sería además de olvidado también invisible.