El próximo 8 de marzo, y bajo el lema “Soy de la Generación Igualdad: por los derechos de las mujeres” Naciones Unidas volverá a exigir “justicia económica y derechos para todas las personas, autonomía sobre los propios cuerpos, derecho a la salud sexual y reproductiva, la erradicación de la violencia de género, tecnología e innovación para la igualdad, y empoderamiento político y liderazgo feminista”.
La directora de ONU Mujeres volverá a recordar que, a pesar de algunos progresos, el cambio real para la mayoría de las mujeres y las niñas en el mundo ha sido desesperadamente lento. Que ningún país puede pretender que ha alcanzado la igualdad entre hombres y mujeres. Que hay una serie de obstáculos que permanecen sin cambios en la legislación y en la cultura. Que las mujeres y las niñas siguen siendo infravaloradas, trabajan más, ganan menos y tienen menos opciones; que sufren múltiples formas de violencia tanto en los espacios públicos como en los privados; y que, además, existe una amenaza significativa de reversión de los logros feministas que tanto esfuerzo costó conseguir.
Los datos globales sobre violencia contra las mujeres indican el aumento de los feminicidios. La brecha económica se ha ampliado en el último año y llevará 257 años cerrarla en todo el mundo. En el ámbito del poder y la representación política, tan solo el 8% de los jefes de Estado y de gobierno son mujeres. Como señala el Informe de Brecha Global de Género 2020 del Foro Económico Mundial, a este ritmo y si no se toman medidas adicionales, ninguno/a de nosotros/as verá el logro de la igualdad de género en nuestras vidas, y muy probablemente tampoco muchos/as de nuestros/as hijos/as.
Tras varios años de intensa movilización social en defensa de los derechos y libertades de las mujeres en cada vez un mayor número de países, el año 2020 quiere ser un año crucial para la igualdad y la protección y la promoción de los derechos y libertades de las mujeres. Marca el 25 aniversario del Programa y la Plataforma de Acción de Beijing acordado por 189 países, en un contexto en el que el cuestionamiento de algunos derechos y libertades como ámbito de confrontación política nacional amenaza con romper los consensos logrados en los últimos años en las organizaciones y foros multilaterales, lo que constituye un nuevo freno y obstaculiza la velocidad de los avances. Dos décadas y media después del ambicioso acuerdo logrado en Beijing, estamos muy lejos de alcanzar sus objetivos.
En este escenario de cambios geopolíticos y de erosión de los derechos y libertades de las mujeres, la igualdad de género requerirá del impulso adicional, en los planos nacional e internacional, de los países más comprometidos. En España, el acuerdo de gobierno de coalición incluyó un capítulo específico de políticas feministas en materia de empleo, ocupación y salarios, lucha contra la violencia de género, o cierre de la brecha en las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, entre otras. Si bien dicho acuerdo no menciona el ámbito de la política exterior, cabe esperar que ésta también incorpore la igualdad entre hombres y mujeres como un objetivo estratégico de toda la acción exterior, con entidad propia y carácter transversal. La paridad en los nombramientos de las Secretarías de Estado del Ministerio de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación representa un avance muy relevante, y ejemplifica la aplicación del enfoque de género “hacia dentro”, un compromiso que la ministra Arancha González Laya expresó en la ceremonia de traspaso de la cartera ministerial.
El compromiso con la igualdad de género ha sido también expresado reiteradamente por el presidente del gobierno en los foros multilaterales como Naciones Unidas, con medidas concretas como la promoción de una estrategia europea vinculante de lucha contra la violencia de género, una definición conjunta del feminicidio y una legislación homogénea sobre esta materia, la lucha contra la trata con fines de explotación sexual, o contra la mutilación genital femenina y el matrimonio infantil, así como la voluntad de defender los consensos multilaterales en el ámbito de la salud sexual y reproductiva, y de mantener el liderazgo en materia de Mujeres, Paz y Seguridad. Para ello, será necesario liderar con el ejemplo en el ámbito nacional, movilizar recursos en el internacional, y poner en marcha acciones concretas pendientes, como la evaluación del II Plan de Acción Mujeres, Paz y Seguridad 2017-2023 (que aún no ha ofrecido resultados) o la promoción de mujeres en los puestos internacionales de decisión, entre otras medidas. En el contexto del nuevo ciclo político europeo España puede también marcar un perfil claro, en colaboración con otros estados miembros como Suecia, Países Bajos o Finlandia, para resituar la igualdad de género en un lugar prioritario en la agenda comunitaria. La revisión de la Estrategia Global Europea no debería ser una oportunidad perdida para incorporar con determinación la igualdad de género en la dimensión exterior de la UE, mientras la nueva Estrategia Europea de Género (que aborda, entre otras cuestiones, la violencia contra las mujeres, la transparencia salarial / brecha salarial entre hombres y mujeres, la paridad de género en los consejos de administración, el equilibrio entre vida profesional y vida privada y cuestiones de género relacionadas con el cambio climático y la inteligencia artificial) requerirá de un respaldo firme para darle centralidad como objetivo del proyecto europeo en su dimensión interna.
Junto con el liderazgo del presidente del gobierno en la UE y en los foros multilaterales, el Ministerio de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación tiene un papel esencial insustituible en materializar el compromiso con la igualdad de género. En su comparecencia en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso, la Ministra señaló que se adoptará una política exterior feminista, lo que incluirá “sensibilidad en materia de género en todas las políticas e instrumentos de acción exterior, incluida la cooperación al desarrollo; la protección a las víctimas españolas de violencia de género en el extranjero; o incrementar la presencia de mujeres en la Carrera Diplomática y en puestos de responsabilidad”, abordando la igualdad tanto en la dimensión externa como interna de la acción exterior.
A los avances de los últimos meses, habrá que sumar nuevos objetivos “hacia dentro” (como el nombramiento de más mujeres como Jefas de Misión, en particular en países clave como los del G20) que proyecten los valores e intereses de la sociedad española y, sobre todo, en la articulación “hacia fuera”, de manera que la igualdad de género efectiva sea un objetivo estratégico de la política exterior, con impactos reales en la situación global de las mujeres. Este 8 de marzo de 2020, #DíaDeLasMujeres, miles de mujeres y hombres en todo el mundo, también en España, volverán a movilizarse para defender los derechos de las mujeres, reclamando que ésta sea la #GeneraciónIgualdad. La desigualdad en pleno siglo XXI, como señaló el Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres, nos interpela y avergüenza a todos/as.