Desde que se declarara la pandemia global del COVID-19 y las consiguientes medidas de confinamiento en buena parte del planeta, analistas y organismos internacionales se pusieron a trabajar en distintas predicciones para este año. En las últimas semanas han ido llegando, con goteo, estimaciones acerca del comportamiento del PIB, la deuda, el comercio, el turismo, las remesas internacionales de migrantes o las perspectivas de desarrollo humano. A estas estimaciones se han sumado, también, las de pobreza.
No hay consenso acerca de cuántos nuevos pobres dejará esta crisis. Así, por ejemplo, y en lo que respecta a América Latina y el Caribe, podría aparecer una bolsa de más de 23 millones de nuevos pobres, según la CEPAL. A escala mundial, hay un cierto baile de datos, si bien las estimaciones coinciden en que, por primera vez en este siglo, se producirá un repunte de la pobreza global.
Según un equipo de analistas del Banco Mundial, como consecuencia de la actual crisis, aparecerán entre 40 y 60 millones de nuevos pobres extremos, que son los que viven con menos de 1,90 dólares diarios, en paridad del poder adquisitivo (PPA) y a precios de 2011. Esto es, personas que se sitúan por debajo de una línea de pobreza extrema, definida por el ingreso o el consumo mínimos para garantizar la supervivencia.
Si bien las previsiones de la ONU están en ese orden de magnitud (con una previsión de unos 34 millones de nuevos pobres), otro equipo de investigación, liderado por Andy Sumner, ha publicado recientemente en UNU-WIDER estimaciones más alarmantes: los pobres extremos podrían aumentar hasta en 580 millones de personas; una cifra similar a la que pronostica Brookings Institution.
¿Cómo se explican estas diferencias?
Uno de los principales motivos son las muy distintas asunciones o predicciones sobre el comportamiento del crecimiento del PIB.
El estudio publicado por el Banco Mundial parte de las estimaciones de crecimiento del FMI: la economía mundial se contraerá un 3% en 2020 pero con caídas mayores en los países ricos (-6%) que en los emergentes y en desarrollo (-1%), y es en este segundo grupo en el que se encuentran los pobres extremos.
Por su parte, el trabajo publicado por UNU-WIDER plantea tres escenarios alternativos de recesión. Contracciones de 5%, 10% o 20% de la actividad económica mundial llevarían a 85-135, 180-280, o 420-580 millones de nuevos pobres, respectivamente.
¿Por qué ahora sí aumentará la pobreza mundial si no lo hizo con la Gran Recesión?
Se trataría del primer repunte de la pobreza mundial desde las crisis financieras asiáticas de finales de los noventa. A pesar de que el impacto económico global de éstas fue menor que el de la crisis de finales de los 2000, esta última no supuso un aumento de la pobreza mundial.
Y es que el epicentro de la Gran Recesión se situó en Estados Unidos, para extenderse a Europa (a unos países más que a otros) y al resto del planeta pero, de forma agregada, los efectos en el conjunto de las economías emergentes y en desarrollo (y particularmente en las asiáticas que sí se vieron afectadas por la crisis de finales de los noventa) no fueron tan devastadores en términos de pobreza. Muchas economías emergentes y en desarrollo se encontraban, a finales de los 2000, con niveles de déficit fiscal y deuda relativamente manejables además de que, en aquel momento, los precios de las materias primas se encontraban en fase al alza, con lo que los ingresos por exportaciones de buena parte de África Subsahariana y América Latina estaban garantizados.
La pobreza también va por barrios
Sean 40 o 580 millones, estos nuevos pobres no se repartirán proporcionalmente por todo el Sur global. Dependiendo de la profundidad de la crisis, pero también de cuántos ‘no pobres’ se sitúan poco por encima de la línea de la pobreza extrema, surgirán más pobres en unas regiones que en otras.
Por este motivo, éstos aparecerán, sobre todo, donde ya se concentraba la pobreza. Serán, según el análisis del Banco Mundial, en su mayoría, subsaharianos (subsaharianas, más bien) y, en menor medida, asiáticos del sur (Figura 1). Por países, los mayores crecimientos se darían en India (12 millones adicionales), Nigeria (5 millones) y República Democrática del Congo (2 millones).
Según Sumner y otros, los nuevos pobres serán, en cambio, asiáticos del sur, en más de la mitad, y en cualquiera de los escenarios de recesión (Figura 2).
¿Habrá nuevos pobres en América Latina?
Como se señala más arriba, estas proyecciones se refieren únicamente a la pobreza definida por el umbral de 1,90 dólares al día. En América Latina los niveles de pobreza extrema son bajos y en Europa, prácticamente inexistentes. Es por este motivo que con frecuencia se recurre a otras líneas absolutas, como la de 5,50 dólares al día para capturar el fenómeno de la pobreza en otras regiones emergentes.
Según las estimaciones del Banco Mundial, podrían aparecer 10 millones de estos nuevos pobres en América Latina y el Caribe. Según los cálculos de Sumner y otros, podría crecer en el entorno del 8%.
¿Y en Europa?
También.
La actual crisis vendrá a empeorar la situación de los pobres relativos, los trabajadores pobres o los hogares en riesgo de exclusión; muchos de ellos aparecidos como consecuencia de la Gran Recesión y el consiguiente crecimiento de las desigualdades internas.
Aún no disponemos de estimaciones, pero los datos de partida son preocupantes. En la UE-28, en 2018, casi 85 millones de personas (22% de la población total) estaban en riesgo de exclusión. Además, como hizo la Gran Recesión, la actual crisis golpeará previsiblemente, en mayor medida, a las capas más vulnerables.