2024 y la Política Exterior Feminista

Una mujer de mediana edad con una mochila pasa frente a un panel de fotografías de la conferencia internacional sobre política exterior feminista Shaping Feminist Foreign Policy (SFFP), realizada en el Foro Mundial de La Haya en noviembre de 2023
Imagen de la conferencia internacional sobre política exterior feminista Shaping Feminist Foreign Policy (SFFP), realizada en el Foro Mundial de La Haya en noviembre de 2023. Foto: Erald van der Aa - Ministerie van Buitenlandse Zaken (Wikimedia Commons / CC BY-SA 2.0)

En un contexto internacional volátil, en materia de igualdad de género se mantiene la tendencia de los últimos años, que combina retrocesos en varios países con avances sostenidos en otros, aunque a un ritmo muy lento. Los datos recientes señalan que estamos muy lejos de la paridad en los puestos de poder político: apenas 26 países tienen jefas de Estado (15) y/o de Gobierno (16) en todo el mundo; las mujeres son tan sólo el 23% de los ministros y el 26,5% de los miembros de los parlamentos; y tan sólo 13 países en el mundo tienen gobiernos con un 50% o más de ministras. Las mujeres tienen igualdad jurídica sólo en 14 países (todos ellos europeos, incluidos España y Canadá). Apenas 27 países cuentan con sistemas integrales de seguimiento y asignación presupuestaria para la igualdad de género. Según el Informe de Brecha Global de Género 2023 del Foro Mundial de Davos, Europa es la región que ha logrado mayores avances, seguida de América del Norte y América Latina. Oriente Medio y el norte de África ocupan el último lugar.

En España, 2024 será el año del pleno despliegue del Plan de Acción de la Política Exterior Feminista, aprobado en octubre de 2023 por el Consejo de Ministros.

A estos datos hay que sumar la persistencia de los movimientos “antigénero” en varios países, alimentada por la desafección política y la polarización, y vinculada al ascenso de la extrema derecha. Dichos movimientos cuestionan no sólo los derechos individuales de las mujeres, sino también las políticas públicas de promoción de la igualdad de género: incorporación de la perspectiva de género, lucha contra la violencia contra las mujeres, educación sexual y afectiva, políticas contra la discriminación, entre otras. En la otra cara de la moneda, tras la restrictiva reforma de la ley del aborto en 2020 en Polonia, los derechos sexuales y reproductivos fueron un elemento de movilización en la reciente campaña electoral, en la que el candidato ganador, Donald Tusk, comprometió la vuelta al modelo de ley de plazos anterior. En Brasil, y tras una etapa de cuestionamiento de los derechos de las mujeres, el presidente Lula da Silva ha subrayado que su mandato “tendrá una visión de género”, presentando un conjunto de más de 20 medidas para garantizarla. En la India, que presidió el G20 en 2023, se aprobó el pasado mes de septiembre un proyecto de ley de cuotas que establece una reserva de un tercio de los escaños para las mujeres en el parlamento nacional y los parlamentos estatales. En contraposición, persisten serios retrocesos, siendo Afganistán e Irán los casos más graves de discriminación sistemática e institucionalizada contra mujeres y niñas.

En España, 2024 será el año del pleno despliegue del Plan de Acción de la Política Exterior Feminista, aprobado en octubre de 2023 por el Consejo de Ministros. El Plan, dotado de coherencia y ambición, incluye medidas concretas para integrar la perspectiva de género en todas las acciones de la política exterior; promover la igualdad en el servicio exterior; mecanismos de interlocución y coordinación con diferentes actores que desempeñan un papel relevante en la implementación de esta política, gubernamentales y no gubernamentales (incluido un Consejo Asesor de Alto Nivel); y rendición de cuentas a través de la presentación de un informe anual de seguimiento en el Parlamento sobre la contribución de la Política Exterior Feminista al logro de la igualdad de género, lo que debería ayudar a que el Poder Legislativo contribuya a moldear las prioridades de la política exterior feminista y a minimizar las reticencias que ésta suscita, avanzando en su consolidación como política de Estado. Dotar de mayores recursos humanos y financieros a la unidad de coordinación de la Política Exterior Feminista redundará en una mejor proyección internacional de España y en el logro de los objetivos marcados.

También este año está previsto que se inicie la elaboración del III Plan Nacional de Acción de Mujeres, Paz y Seguridad 2024-2029, en cuyo proceso se debería incorporar, de una manera activa y no meramente consultiva, a las organizaciones de la sociedad civil.  Asimismo, España firmará el nuevo marco de asociación estratégica con ONU Mujeres, que se vinculará a las prioridades de la Política Exterior Feminista. La lucha contra la violencia de género y el acoso facilitados por la tecnología continuará siendo una prioridad, al haberse sumado España a la Alianza Global contra el Abuso y el Acoso por Internet por motivos de género.

Que España siga siendo un referente en igualdad de género requerirá un esfuerzo sostenido y permanente, y medidas concretas en materia de representación paritaria, corresponsabilidad entre hombres y mujeres, y lucha contra la violencia de género. Para ello será relevante continuar apelando a la paridad en la presidencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas y apoyar la elección de una mujer al frente de la Secretaría General de la Organización; priorizar la igualdad de género en la Cumbre del Futuro de las Naciones Unidas, y mantener un perfil alto en la próxima Conferencia sobre el Status de las Mujeres (CSW); liderar iniciativas en la materia en el G20, que preside Brasil en 2024; apoyar e impulsar las prioridades de género en el semestre de la Presidencia belga del Consejo de la Unión Europea (UE); así como mantener el compromiso con la igualdad entre hombres y mujeres en el marco de las relaciones bilaterales.

En un escenario pesimista, a lo largo de 2024 podría continuar la deriva de profundización de las desigualdades de género como consecuencia de los efectos globales del cambio climático, los escenarios de conflicto, la polarización y las crisis societales, y los movimientos y políticas “antigénero”, lo que también puede dificultar la promoción de la igualdad de género tanto en el seno de la UE como en la agenda global.  No obstante, el escenario más probable es el de la convivencia de retrocesos de los derechos de las mujeres en algunos lugares del mundo con los avances legislativos y políticos en otros. Para ello, junto con aquellos países que comparten esta prioridad (Alemania, Luxemburgo, Países Bajos, Bélgica, México, Colombia, y Chile, entre otros), España puede trabajar para que la igualdad de género recupere su carácter de objetivo compartido, conceptualizándose como un bien público global que todos los países deben contribuir a proveer, dentro y fuera de sus fronteras. La UE podría encontrar en la igualdad de género un terreno de colaboración y de reconstrucción de los consensos internacionales, en particular con el llamado “sur global”. En esa tarea, España puede hacer una aportación sustantiva, desde su condición de país con vínculos muy diversos, apegado a las normas del derecho internacional y con capacidad de diálogo en clave bilateral, regional y multilateral.

Este texto forma parte del policy paper “España en el mundo en 2024: perspectivas y desafíos”, publicado por el Real Instituto Elcano en enero de este año.


Tribunas Elcano

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