El 11 de marzo de 2021, durante la sesión anual de Asamblea Popular Nacional de China, se aprobó el “Esquema del decimocuarto plan quinquenal para el desarrollo económico y social nacional y los objetivos a largo plazo hasta el año 2035”. Aquí intento explicar lo esencial de este documento de 142 páginas (en chino) mediante una serie de cuestiones.
1. ¿Cómo interpretar la falta de meta cuantitativa de crecimiento del PIB?
Aunque no se ha fijado ningún objetivo concreto respecto a la tasa de crecimiento del PIB, existe una meta implícita que es una tasa de crecimiento de alrededor del 5% durante los siguientes 15 años para que China pueda alcanzar el nivel de un país medianamente desarrollado en términos del PIB per cápita en 2035. Si suponemos la continuación de la disminución gradual de la tasa de crecimiento del PIB desde el inicio del mandato de Xi Jinping, durante el periodo 2021-2025 la tasa de crecimiento económico debería mantenerse cerca al 6%, que es justo la meta mínima para el año 2021 según Li Keqiang. Por ende, al mantener un crecimiento anual “dentro de límites razonables, y según las circunstancias de cada año”, el gobierno chino muestra, por un lado, su consciencia de las crecientes incertidumbres internas y externas; por otro lado, su flexibilidad política indispensable para garantizar un crecimiento mínimo según su visión estratégica a largo plazo.
Tal mentalidad de “trabajar para lo mejor, pero preparándose para lo peor” se manifiesta aún más por las 192 repeticiones de la palabra clave “seguridad” en el plan quinquenal. Lo que es más importante, aparte de los asuntos convencionales, la seguridad económica goza de una posición más relevante no solamente incluyendo la seguridad alimentaria y energética, sino también la seguridad tecnológica y la seguridad de cadenas de suministro, que se mencionan por primera vez en este plan quinquenal. El énfasis sobre los últimos dos aspectos refleja el reconocimiento por parte china de un riesgo e incertidumbre más sistemáticos y duraderos que la COVID-19, que es la estrategia estadounidense de contener el auge de China mediante el desacoplamiento tecnológico y otras medidas políticas y comerciales.
La prioridad dada a la seguridad económica explica que no se hayan adoptado medidas extremas en China para reactivar la economía tras la pandemia. En comparación con la política monetaria y fiscal expansiva en Estados Unidos y Europa, China ha evitado usar un estímulo fiscal de gran escala. Una lección seguramente aprendida por su experiencia en 2008-2009. Desde otra perspectiva, la retirada relativamente pronta de las medidas de estímulo liberará más espacio de maniobra frente a la incertidumbre de la economía mundial debido a las discrepancias nacionales en el control de la COVID-19, y a otros riesgos transmitidos desde fuera, tales como la inflación importada o turbulencias financieras debido al cambio de la política monetaria en EEUU.
2. ¿Está China cerrando su economía al dar prioridad a la circulación económica interna?
Las medidas para garantizar la seguridad económica pueden dividirse en dos tipos. Por un lado, una mayor dependencia del mercado/consumo doméstico. Por otro lado, la localización/autosuficiencia tecnológica. La combinación del desarrollo del consumo interno con la innovación nacional parece sugerir una circulación económica más cerrada en China. Sin embargo, una circulación económica cerrada es irónicamente lo que desea EEUU para contener a China. Lo que realmente busca China es una inclinación al mercado doméstico, sin abandonar la apertura. De ahí que se hable de una “doble circulación”.
En vez de priorizar el incremento de las exportaciones y la internacionalización de las empresas chinas, el nuevo plan enfatiza la apertura del mercado interno. Tal “apertura de alto nivel” tiene como objetivo reforzar la dependencia de las empresas extranjeras del mercado chino, y “atraer los recursos globales”. En otras palabras, al potenciar el mercado interno, China espera transformarse en un campo magnético para el capital extranjero con el fin de mantener a China en las cadenas de valor internacionales. Las medidas concretas consisten en una serie de políticas favorables a la inversión extranjera directa. Por ejemplo, la apertura del mercado financiero y otros sectores de servicios, la creación de tiendas libres de tasas de aduana en ciudades, etc. En suma, con la doble circulación, las empresas extranjeras tendrán más oportunidades de explorar el potencial del mercado chino.
3. ¿El Mercado chino estará liderado por el consumo o la inversión?
La economía china seguirá sosteniéndose a corto plazo por nuevas inversiones en su búsqueda de un modo de crecimiento más sostenible basado en el consumo interno. El incremento del consumo interno dependerá, por el lado de demanda, de la mejora del poder adquisitivo de la población con ingresos bajos o medios-bajos. Según la estrategia de urbanización actual, que consiste en la revitalización rural, este grupo de consumidores emergentes no se concentrará en megaciudades, sino que se dispersará en pueblos y ciudades de pequeña escala. Para formar las redes de ciudades y perfeccionar la coordinación urbana-rural, se requiere un sistema de transporte eficiente que una las ciudades grandes, medias y pequeñas. Así se entienden los proyectos listados en el plan, tales como la construcción de 3.000 km de ferrocarril interurbano, 25.000 km de autovía, 30 aeropuertos y 120 centros de logística.
Al mismo tiempo, las nuevas infraestructuras por el lado de la oferta crearán y cambiarán el consumo al ofrecer productos y servicios “inteligentes” y personalizados, adaptados a las necesidades particulares del cliente. Las nuevas infraestructuras, tales como estaciones base 5G, mega centros de datos, y plataformas industriales de internet, atraerán un total de inversión de 10 billones de RMB hasta 2025. Con el intento de elevar el peso de la economía digital hasta el 10% del PIB en 2025, observaremos primero un aumento de la inversión en nuevas tecnologías e innovaciones de vanguardia, que implicará un mayor mercado para equipos y servicios relacionados.
4. ¿Cuáles son los riesgos de operación?
El nuevo plan quinquenal, a la vez que apunta una mayor apertura del mercado interno de China, no soluciona el dilema entre la promoción de las innovaciones nacionales y la protección de los intereses de las empresas extranjeras. Una serie de dudas quedan sin aclaración:
- ¿Es un dominio de empresas extranjeras en el mercado chino compatible con la seguridad económica deseada por el gobierno chino?
- ¿Es una cooperación tecnológica con la participación extrajera una “innovación indígena”?
- ¿Es una localización de producción sin transferencia de conocimiento suficiente para satisfacer al gobierno?
Además, aunque es demasiado arriesgado dejar el mercado chino a los competidores, una mayor dependencia del mercado chino también implica un mayor coste de oportunidad, sobre todo en el contexto de la rivalidad entre China y EEUU, que podría derivar en la desvinculación de estándares industriales.
Finalmente, no debería subestimarse el riesgo de la politización de los asuntos económicos. Además del nacionalismo económico alimentado parcialmente por la preocupación de la seguridad económica en China, también está la vinculación de la ética y los valores con la economía. Una estrategia más sofisticada que la del trumpismo y que la Administración Biden aplica para afrontar el ascenso de China.
Siete puntos para recordar
El análisis conciso expuesto anteriormente puede resumirse en estos seis puntos esenciales:
- Gracias a la paciencia y la prudencia estratégica, la situación macroeconómica de China podría ser más estable que la de la mayoría de los países.
- China mantendrá su política de apertura a la inversión extranjera y las importaciones.
- Los esfuerzos dedicados al fomento del mercado doméstico se traducen primero en la intensificación de la inversión en infraestructuras. Entre las oportunidades del mercado chino a corto plazo destaca la mayor apertura a los productos y servicios de uso industrial.
- Permanecerá la tensión entre los intereses económicos de las empresas extranjeras y los intereses nacionales identificados por el gobierno chino.
- La incertidumbre de la relación sino-americana implicará un coste de oportunidad, sobre todo para las empresas con know-how y tecnología deseados por China.
- La preocupación por la seguridad económica alimentará el nacionalismo, que complicará la gestión de relaciones con clientes y proveedores.