Probablemente, de las grandes zonas económicas del mundo el Sudeste Asiático es aquella de la que España se encuentra más alejada económicamente.
Los países del Sudeste Asiático están agrupados en ASEAN (siglas en inglés de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático), integrada por diez países: Brunéi, Myanmar, Malasia, Tailandia, Singapur, Laos, Camboya, Vietnam, Indonesia y Filipinas.
Los países de ASEAN agrupan a unos 650 millones de personas, y registran desde hace tiempo un fuerte crecimiento económico, con perspectivas muy favorables cara al futuro. Su PIB global se ha duplicado en la última década, y se ha multiplicado por cinco desde el año 2000 (lo que significa una tasa media anual de crecimiento de un 5,7%).
Hay que tener en cuenta la gran variedad (política, económica, religiosa) que existe entre los países del bloque. En el plano económico la disparidad es enorme. Con 65.000 dólares de renta per cápita en 2019, Singapur se encuentra al nivel de los países más avanzados del mundo. En el otro extremo, Camboya y Myanmar no llegan a los 2.000 dólares de renta per cápita.
ASEAN está muy involucrada en procesos de integración. En 1992 se estableció en ASEAN una zona de libre comercio (aunque con importantes limitaciones en algunos sectores). Por otro lado, la organización ha impulsado en los últimos años acuerdos de integración económica. Varios países de ASEAN han negociado acuerdos de libre comercio con la Unión Europea. Los países de ASEAN se han integrado en el RCEP (siglas de Regional Comprehensive Economic Partnership), constituido a fines de 2020. El RCEP es en principio la mayor zona de libre comercio del mundo en términos de población (comprende un 30% de la población mundial).
Varios países de ASEAN se han integrado en el CPTPP (Comprehensive and Progressive Agreement for Trans-Pacific Partnership), un acuerdo de libre comercio que vincula a una serie de países asiáticos con varios países americanos (aunque en febrero pasado el Reino Unido solicitó formalmente su incorporación), y que puede convertirse también en una de las zonas de integración económica más relevantes del mundo.
Un conocido estudio de prospectiva de PWC pronostica que, en las próximas décadas, dos países de ASEAN, Vietnam y Filipinas, serán los que más ascenderán en el ranking por PIB de economías mundiales (entre las 32 economías que PWC considera en el estudio). Entre 2016 y 2050 Vietnam crecerá, según este estudio, a una tasa media anual del 5,1%, y se colocará en el puesto número 20 del ranking de economías del mundo por PIB. Filipinas, por su parte, crecerá a una tasa del 4,3% y se colocará en el puesto 19.
Una presencia española limitada
Asia es en teoría una prioridad de la política exterior española. Esa importancia se ha reflejado en la elaboración de varios planes Asia, así como de una estrategia recogida en el documento “Una visión estratégica para España en Asia 2018-2022”.
Sin embargo, la presencia económica de España en la zona ASEAN es extremadamente reducida. En 2019 las exportaciones ascendieron a 3.848 millones de euros, lo que representó sólo el 1,3% de las exportaciones españolas. En 2020 (un año anómalo, marcado por la pandemia) se produjo una caída del 27%, muy superior a la caída global de las exportaciones de España (10%), de forma que la participación de ASEAN en las exportaciones españolas se redujo hasta el 1,1%. Por su parte, los flujos de inversiones, en los dos sentidos, son también muy escasos.
Como referencia, en 2020 Alemania exportó a ASEAN casi diez veces más que España. Un país relativamente pequeño como Bélgica, y sin especiales vínculos históricos o políticos con la zona, exportó 4.600 millones de euros, un 65% más que España.
Analizar las relaciones económicas de España con ASEAN y cómo potenciarlas ha sido el objeto de un proyecto que hemos desarrollado en los últimos meses en el Club de Exportadores e Inversores Españoles, con el patrocinio de la Secretaría de Estado de la España Global, y que ha comprendido una serie de actividades: la elaboración de una monografía sobre las relaciones España-ASEAN, un seminario, un curso de formación online sobre negocios en el Sudeste Asiático, etcétera.
En los trabajos del proyecto se ha constatado que uno de los principales obstáculos para impulsar estas relaciones es el desconocimiento mutuo. Ello es la consecuencia lógica de una relación histórica escasa, la ausencia de vínculos coloniales, como sí han tenido otros países europeos, con la excepción de Filipinas, y una menor atención en la estrategia de internacionalización de la economía española.
Relaciones institucionales y otros obstáculos
Por otra parte, se ha resaltado la escasa dimensión de las relaciones institucionales. Por sus características culturales, políticas y económicas, que se traducen en una fuerte intervención del Estado sobre la actividad económica, las relaciones y contactos institucionales constituyen un elemento de gran importancia en los países de ASEAN.
Los países de ASEAN han recibido una atención relativamente escasa en las actividades institucionales por parte de España. Ello se manifiesta, en primer lugar, en el escaso número de viajes oficiales, en los dos sentidos (autoridades asiáticas hacia España, autoridades españolas hacia los países de ASEAN).
Una muestra de este menor interés institucional es el reciente cierre de las agregadurías de defensa de las embajadas españolas en algunos países de la zona, como Malasia y Tailandia. Estas agregadurías han desempeñado un papel relevante en apoyo de la consecución de contratos de defensa.
Existe (como en otras partes del mundo) una fuerte competencia internacional. Otros países industrializados tienen una presencia económica mucho más antigua e intensa que España, y representan una competencia con la que es difícil enfrentarse. Hay varios países europeos que han tenido vinculaciones históricas con países de ASEAN, como Reino Unido, Francia o Países Bajos.
Además, está China, que se ha convertido en el socio económico principal de la mayor parte de los países de ASEAN.
Finalmente, hay que destacar a Japón y Estados Unidos, grandes potencias económicas que llevan desde hace mucho tiempo presentes en la zona.
En suma, por su tamaño, peso económico, perspectivas de crecimiento, procesos de integración económica, España –la Administración y las empresas– debe impulsar con determinación su presencia económica en el Sudeste asiático, a pesar de los obstáculos existentes.