La geografía de las relaciones económicas internacionales está experimentando importantes cambios, como consecuencia de la pandemia, la guerra en Ucrania, las crecientes tensiones geopolíticas, etc. ¿Pueden abrir estos cambios una ventana de oportunidad para las economías latinoamericanas?
Las cadenas de valor y en general los flujos económicos internacionales han entrado en un periodo de transformación. Las disrupciones de estos últimos años, y las que se prevén cara al futuro, han impulsado nuevos desarrollos, como el acercamiento de las cadenas de suministro, la relocalización a los países de origen de actividades productivas (reshoring), la aproximación de estas cadenas a países cercanos (nearshoring), la regionalización de las relaciones económicas internacionales, y otros desarrollos con los que los agentes económicos intentan reaccionar ante los riesgos e incertidumbres.
América Latina tiene claros activos para explotar en su proyección económica internacional. Cuenta con abundantes reservas de materias primas, minerales, alimentos. Se encuentra próxima geográficamente a la mayor economía del mundo, Estados Unidos. Se halla alejada de las zonas con conflictos bélicos más serios reales o potenciales (Ucrania, Taiwán). En relación con España, existen fuerte vínculos culturales y humanos.
Tradicionalmente se ha dicho que América Latina era la zona natural de expansión para las empresas españolas. Esta idea debe ser matizada. En el primer semestre de este año, América Latina ha sido el destino del 4,6% de las exportaciones españolas. Sólo Portugal, por señalar una referencia, absorbió el 8,2% de las exportaciones españolas. Es decir, España exporta a Portugal cerca del doble de lo que exporta a toda América Latina.
América Latina tiene una presencia muy pequeña en las exportaciones de España. En donde sí tiene una presencia relevante es en las inversiones de las empresas españolas. En 2021 absorbió un apreciable 14% de los flujos de inversiones exteriores de España, aunque la tendencia de los últimos años es hacia un descenso de esta participación.
Algunos países latinoamericanos son especialmente relevantes para la implantación inversora en el exterior de empresas españolas. México (con 42.000 millones de euros) es el tercer país en cuanto a stock de inversiones españolas en el exterior y Brasil es el cuarto. Les siguen, aunque a bastante distancia, Argentina y Chile.
En 2020, América Latina representaba un 27% del stock de inversión española en el exterior.
En resumen, una presencia relativamente modesta en cuanto a comercio exterior y considerable en cuanto a inversiones de empresas españolas.
Cara al futuro, y para aprovechar las oportunidades que se abren con los cambios en la geografía de la economía internacional, un condicionante clave es el marco político-institucional. En los estudios sobre competitividad internacional los países latinoamericanos no suelen obtener una buena valoración.
Por ejemplo, en el 2022 World Competitiveness Ranking, que elabora la escuela de negocios suiza Institute for Management Development (IMD) y que es uno de los estudios de referencia sobre competitividad, el país latinoamericano con una mejor clasificación en el ranking, Chile, se sitúa en el puesto 45, entre 63 países considerados en el mundo. Los demás países latinoamericanos que aparecen en el ranking de IMD se sitúan a partir del puesto 54. Los dos países que figuran en la cola del ranking son latinoamericanos, Argentina y Venezuela. De los 10 últimos países en el ranking de IMD, seis son latinoamericanos.
La inestabilidad política, la inseguridad jurídica y la inseguridad física (asociada a las altas tasas de criminalidad en muchos países) son factores que lastran el marco para los negocios. En los últimos años es frecuente percibir en empresas extranjeras un creciente escepticismo (expresado la mayor parte de las veces de forma discreta) en relación con su actividad en algunos países latinoamericanos, por los problemas a los que se tienen que enfrentar.
Crear un marco más favorable para los negocios y para las empresas extranjeras es pues uno de los retos fundamentales que tienen que afrontar las economías latinoamericanas para aprovechar las nuevas condiciones del escenario internacional.
En el pasado reciente se ha asistido a la llegada de gobiernos de izquierda en varios países. Esto ha generado una lógica incertidumbre. ¿Qué tipo de políticas aplicarán estos gobiernos? ¿Aplicarán medidas populistas, que generen más incertidumbre a los agentes económicos, tanto nacionales como internacionales? ¿O suavizarán sus planteamientos iniciales y buscarán llevar a cabo reformas qué favorezcan un clima más favorable al desarrollo económico y más amistoso hacia la relación económica con el exterior? Esta es una de las grandes incógnitas que se plantea cara al futuro.
Imagen: Enfoque selectivo de los continentes americanos en el mapa mundial. Foto: LightFieldStudios.