(*) Publicado el 28/11/2014 en La Razón.
El Consejo Europeo de 23 y 24 de octubre aprobó el paquete de energía y clima 2030, abriendo la puerta a una ‘Unión de la Energía’ propuesta por Jacques Delors y retomada por el ex-primer ministro polaco y nuevo presidente del Consejo, Donald Tusk, con el apoyo de Francia. Tras la crisis de Ucrania, Polonia apostó por la negociación colectiva comunitaria de los contratos de gas con Rusia y la participación de la Comisión Europea en las negociaciones con Moscú. Muchos Estados miembros, entre ellos España, han sido receptivos a la iniciativa, pero insistiendo en que esa Unión de la Energía debe basarse en la consecución de un mercado interior único, es decir interconectado.
La incoherencia de apostar por una Unión sin interconexiones introdujo fuertes tensiones en las negociaciones para aprobar el paquete 2030, que pese a las declaraciones de intenciones que contiene no ha proporcionado una solución clara. No se ha aprobado un objetivo vinculante del 15% de capacidad de interconexión para 2030 como quería España, que se ha tenido que contentar con un objetivo del 10% para 2020. Este resultado no parece muy alentador, teniendo en cuenta que el Consejo Europeo celebrado en Barcelona en 2002 acordó un objetivo del 10%…¡para 2005! Eso sí, el nuevo objetivo es modesto pero vinculante. Además, España cuenta con el Comisario de Energía y Medio Ambiente para monitorizar desde la Comisión que se avanza en el objetivo y que parte de los 300.000 millones de euros del plan Juncker para estimular la economía europea se dedican a financiar esas interconexiones, vitales para superar el aislamiento energético de España.
El esfuerzo negociador del gobierno español debe ser valorado, pero también la resistencia francesa a abrir su mercado energético a la competencia del gas y las renovables procedentes de España. No hay más que leer el documento de conclusiones del Consejo Europeo para apreciar sus meandros y los matices a los matices, exponentes de la mejor tradición diplomática francesa en el arte de no comprometerse. Con un conflicto abierto con Rusia, la nueva Comisión no debería perder de inicio su credibilidad en un tema tan capital como la seguridad energética europea. On verra…