Negociaciones con Irán en Moscú

* Publicado el 21/6/2012 en ABC.

«Israel no es el único actor amenazado, ya que el alcance del poder nuclear iraní tiene como destinatarias otras potencias regionales y globales más importantes.»

El régimen iraní ha demostrado mayor habilidad en sacar adelante su programa nuclear que las potencias internacionales -Francia, Reino Unido y Alemania (EU3) hasta 2005, a los que se unieron luego Estados Unidos, Rusia y China (P5+l) para evitarlo mediante acuerdos diplomáticos. Cada ronda ha concluido con una nueva frustración y con más uranio enriquecido en los inventarios iraníes. Los negociadores iraníes no han tenido como objetivo lograr un acuerdo sino ganar tiempo, porque cada día que pasa se acercan más al momento en que dispondrán de la capacidad nuclear militar que buscan. Por eso han seguido una estrategia dilatoria, creando expectativas de compromiso para defraudarlas después y mostrándose, de nuevo, dispuestos a reabrir nuevas negociaciones. Este ciclo se ha vuelto a repetir desde que en enero de 2012 las autoridades iraníes ofrecieran reabrir unas conversaciones paralizadas durante meses y que no han dado frutos ni en Estambul ni en Bagdad.

En Moscú, la delegación iraní pretendía que se levantaran las sanciones económicas de forma inmediata, pero sin renunciar a seguir enriqueciendo uranio en unas cantidades y pureza que exceden las necesidades civiles que alegan. Irán comenzó a enriquecer uranio del 5% al 20% en febrero de 2010 y parece disponer ya de la cantidad de uranio enriquecido y de la tecnología necesaria para pasar del 20% al 90% en un futuro próximo. Aunque el plazo varía según las fuentes, todos los indicios confirman la voluntad israelí de hacerse con una capacidad nuclear militar. La Agencia Internacional de la Energía Atómica reveló en noviembre de 2011 que Irán estaba realizando esfuerzos para conseguir un ingenio militar, detonarlo, miniaturizarlo y alojarlo en una cabeza de misil, y en febrero de 2012 sus inspectores advirtieron que se estaban trasladando esos preparativos a las instalaciones subterráneas y secretas de Fordo. Las negociaciones concluidas en Moscú parecían la oportunidad ideal para lograr avances debido al efecto acumulado de las sanciones, la inminencia de un embargo sobre el petróleo y el interés ruso en patrocinar un acuerdo, pero Irán no ha cedido en sus posiciones, las potencias no han querido levantar las sanciones y la vía diplomática ha fracasado.

Hasta ahora, los negociadores internacionales contuvieron a Israel asegurándole que las cesiones estaban a la vuelta de la esquina, e incluso agitaron la amenaza israelí para arrancar esas concesiones. Pero, fracasadas las negociaciones diplomáticas -las reuniones convocadas para el 3 de julio en Estambul son de nivel técnico–, tanto Israel como muchos otros países afectados por la proliferación iraní tendrán que revisar sus estrategias de contención porque el reloj avanza en su contra. A principios de julio entrará en vigor el embargo de petróleo que agudizará la penuria económica iraní sobre todo la de su población, pero que también afectará a una economía internacional mermada por la crisis, por lo que habrá que ver quién aguanta más el coste económico de las sanciones. Mientras, se recrudecerán las acciones encubiertas contra las instalaciones nucleares, sus científicos o responsables, se acelerarán los cálculos israelíes sobre sus opciones para usar la fuerza militar directa contra Irán y, lo que es peor, los países del Golfo tendrán que evaluar si emulan a Irán o se preparan para el chantaje nuclear que les espera.

Israel no es el único actor amenazado, ya que el alcance del poder nuclear iraní -cabezas y vectores- tiene como destinatarias otras potencias regionales y globales más importantes. Pero está el primero en la lista de objetivos «naturales» de Irán y no dispone de los medios militares que dan a Estados Unidos más tiempo de espera. Por eso lleva tiempo calculando de cuánto tiempo dispone antes de que Irán se blinde contra sus ataques -traspasando el «umbral de inmunidad» al que se refiere el ministro israelí de defensa, Ehud Barak- y cuáles son los riesgos y oportunidades de un ataque preventivo. No tiene muchas garantías de repetir su éxito contra el reactor nuclear iraquí de Osirak en 1981 y es probable que no lo lleve a cabo, pero si lo hace no podrán acusarle de haber negado tiempo y oportunidades a la vía diplomática. Algún día nos encontraremos con una mala noticia: que Israel ha llevado a cabo un ataque sobre Irán o que Irán anuncia que se ha convertido en una potencia nuclear. Entonces tendremos que preocuparnos de lo que vaya a ocurrir en Oriente Medio y lamentaremos la ocasión perdida en Moscú.

Félix Arteaga es investigador principal de Seguridad y Defensa del Real Instituto Elcano.