(*) Publicado en el Boletín Informativo nº 80 (mayo 2015) del Club de Exportadores e Inversores.
“El futuro de España está, en gran medida, fuera de España”, afirmó el presidente del Real Instituto Elcano, D. Emilio Lamo de Espinosa, durante la entrega de los XII Premios a la Internacionalización Club de Exportadores e Inversores. En un contexto en el que la economía española depende cada vez más del exterior, las empresas de nuestro país han protagonizado, en su opinión, un proceso de internacionalización “ejemplar”. No obstante, en esta entrevista señala que es necesario que las compañías de tamaño pequeño adquieran una mayor dimensión para estar en condiciones de salir a competir en el exterior.
¿Qué supone para el Real Instituto Elcano la concesión del Premio a la Internacionalización Club de Exportadores e Inversores?
Es un gran honor. Nos sentimos muy satisfechos y orgullosos de este reconocimiento a una larga trayectoria de preocupación por la presencia exterior de España, no solamente del sector público, sino también de la sociedad civil (del sector empresarial y no empresarial: universidades, cultura…). El Elcano se diseñó justamente para analizar las oportunidades, los riesgos y las amenazas que el mundo exterior plantea para la sociedad española.
Usted afirmó durante la entrega de los Premios a la Internacionalización que el futuro de España está, en gran medida, fuera de España. ¿Qué quiere decir?
Esto es un mantra del Instituto Elcano desde hace muchos años. En un mundo globalizado como el actual, y más en el marco de la Unión Europea, el futuro de las sociedades pasa por ese proceso de imbricación y engranaje con nuestro entorno. Los avatares recientes de la economía española ponen de manifiesto la validez de este mantra. La economía española en este momento depende de la exportación, de la inversión extranjera, del turismo y de la prima de riesgo. Todos estos elementos están relacionados con la reputación y la imagen de España en el exterior. Si a ello añadimos la cotización del euro y el precio del petróleo, se puede afirmar que en buena medida la economía española depende del entorno, y la del entorno depende a su vez de su respectivo entorno. Desde hace tiempo vivimos no ya en economías mundializadas, sino en sociedades mundializadas.
El Instituto Elcano tiene la misión de estudiar y dar a conocer la posición de España en el concierto internacional. ¿En qué situación estamos en estos momentos?
Estamos más o menos donde nos corresponde. Nosotros hemos intentado cuantificar la posición relativa de los países en el escenario internacional y hemos elaborado el Índice Elcano de Presencia Global. Según este índice, ocupamos la posición undécima, una posición muy relevante en un mundo compuesto por 193 Estados. Quiere decir que estamos en el 5% de los países más importantes del mundo. En ese nivel hemos tenido subidas y bajadas moderadas. La crisis y el endeudamiento de la economía española han colocado a nuestro país en una situación de menor presencia internacional.
Pero ¿no se ha observado una mejoría en los últimos meses?
Sí, el último sondeo que hemos hecho pone de manifiesto que la imagen de país en crisis sigue ahí; pero empieza a aparecer la idea de recuperación, de que hemos hecho buena parte de las tareas que teníamos que hacer y que nos estamos recuperando. Debo decir, con todo, que la imagen de España siempre ha sido más que razonablemente buena.
¿Cómo puede hacer frente España al auge de las potencias emergentes a fin de mantener o mejorar su posición en el concierto internacional?
En 1900, Europa representaba el 25% de la población mundial; en 1950, un 20%; ahora, un 7%. Asia supone el 60%; África, el 20%. Europa es pequeña y España es muy pequeña. Necesitamos imperiosamente que la Unión Europea pase de ser una mera confederación a una federación y que articule una buena política exterior unitaria, que sea un sujeto en el escenario de la historia y que construya mecanismos de defensa y de seguridad. En segundo lugar, esa Unión Europea potente tiene que articular una unión potente con el que ha venido siendo y será todavía por mucho tiempo el país hegemónico y el que ha defendido la libertad en el mundo. Hablo, por supuesto, de los Estados Unidos. Ya hay una articulación importante en materia de defensa y seguridad a través de la OTAN, y estamos construyendo un área económica común a través del Acuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión, que será un instrumento muy importante. Por último, no quiero dejar de lado América Latina, que es parte de Occidente, pero no está integrada en las estructuras políticas y económicas.
¿Cree que la política exterior española está bien orientada desde el punto de vista estratégico?
Por vez primera disponemos —y yo creo que ésta es una de las tareas excelentes que ha hecho este Gobierno y este Ministerio— de una estrategia de política exterior. Esto es algo que se echaba en falta desde hace mucho tiempo. El Elcano elaboró un primer borrador que se ha tenido en cuenta, aunque el documento final es responsabilidad del Ministerio. Al final, como suele ocurrir en todos los países serios, las estrategias de política exterior vienen marcadas por la historia, la geografía…, y son estables. Los ejes fundamentales de nuestra política exterior son la pertenencia a la Unión Europea, el Magreb, América Latina y la alianza con los Estados Unidos. Son ejes indiscutibles, transversales desde el punto de vista ideológico y, por tanto, propiamente estratégicos.
¿Cuáles son, en su opinión, los retos del sector exterior español?
La internacionalización de la empresa española ha sido ejemplar. En pocos años las empresas multinacionales y las empresas medianas han logrado una penetración internacional espectacular. Es evidente que hace falta crear tejido empresarial para que las empresas pequeñas puedan ser medianas, que es lo necesario para poder exportar. Tendríamos también que reorientar el turismo en términos de calidad. Por otro lado, hay terreno por explotar en el ámbito de la diplomacia cultural. España es una potencia cultural y tiene reputación fuerte en este campo. La lengua española es uno de los principales activos de este país, no solamente en términos económicos (se calcula que entre el 10 y el 15% del PIB depende de la lengua), pero sobre todo en términos de imagen y de presencia internacional. Si España tiene un peso superior a Polonia en el mundo, por poner un ejemplo, en buena medida se debe a la lengua española y a lo que eso significa en términos de una comunidad internacional. El activo de la lengua vive un momento casi mágico. Estamos desplazando a casi todas las segundas lenguas con las que competíamos en el mundo. Es un activo en el que deberíamos ser capaces de profundizar. Y hay que mirar hacia el sur. Somos el único país europeo con fronteras en África.
Hace unos meses el Instituto Elcano publicó un informe sobre el continente africano con el que pretendía transmitir la importancia que tiene esta región en términos geoeconómicos. ¿Qué nos jugamos en África?
Los españoles no miramos al sur. No nos interesa, nos da casi medio. Pero África es una zona enorme de prosperidad y progreso. En este momento, muchos países africanos están creciendo al 8-10%. Tras superar la pandemia del sida, la población crece con enorme rapidez. Tenemos a nuestro favor la proximidad geográfica y el vector de comunicación de Canarias. Hay grandes oportunidades para España en el sur. La geografía es importante —ya lo decía Montesquieu— y nuestra posición geográfica nos abre no solamente al Atlántico norte y a América Latina, sino también al Atlántico sur.
La calidad de las publicaciones del Elcano está fuera de toda duda, tal como indica el ranking de think tanks de la Universidad de Pensilvania. ¿Por qué vías hace llegar el Elcano sus informes a los profesionales del sector exterior?
En el Instituto Elcano, pensamos que un centro de pensamiento y de investigación tiene dos tareas: articular inteligencia y proyectarla hacia la sociedad en general. Nosotros recogemos los problemas de calle y tratamos de devolver los análisis a la calle. Nuestro objetivo es ilustrar a la opinión pública, y sobre todo al sector más preparado y más culto de la población. Por eso, hemos sido pioneros en estrategias de comunicación. Fuimos los primeros en disponer de una página web de cierta potencia, cancelar el papel, hacer toda nuestra comunicación por Internet y por e-mail… Ahora hemos entrado en las redes sociales para seguir comunicando.