(*) Publicado el 6/3/2016 en Infolatam.
La comparecencia de Lula conducido por la Policía ante los instructores del caso Lava Jato ha levantado una tormenta política y mediática en Brasil. Incluso algunos hablan de su encarcelamiento. El registro de su vivienda aportó más dramatismo, llegándose a cuestionar la legalidad de las actuaciones judiciales y policiales. Las repercusiones internas y regionales son múltiples y abarcan aspectos muy diversos, algunos de los cuales abordaré sintéticamente en ocho puntos:
1) Brasil, un país dividido. Como titular es muy atractivo, pero no describe exactamente lo que ocurre. Es verdad que partidarios y detractores de Lula se han enfrentado públicamente, que está prevista una manifestación antigubernamental para el domingo 13 de marzo y que Lula llamó a sus seguidores a defender su honra en las calles de todo el país ante los ataques de la prensa, la Policía Federal y la judicatura. Sin embargo, buena parte de la sociedad brasileña está más pendiente de sus propios problemas que de las tribulaciones jurídicas del ex presidente.
“La imagen de un gobierno agonizante y enfrentado a duras pruebas políticas y económicas llevaron a Lula y al PT a distanciarse de Rousseff”
2) El victimismo de Lula. Las últimas intervenciones públicas de Lula subrayaron el maltrato y el linchamiento mediático. También arremetió contra el juez Sérgio Moro, instructor del caso Petrolão o Lava Jato, descalificándolo por parcial y “tucano”, partidario del opositor PSDB (Partido de la Social Democracia Brasileña). Lula y el PT hablaron de un “golpe” para liquidar su herencia y derrocar al gobierno legítimo de Dilma Rousseff. Este lenguaje evoca denuncias similares de Cristina Fernández sobre “golpes destituyentes”. Salvando las distancias, el victimismo de Lula y del PT también recuerda la reacción de Álvaro Uribe y su Centro Democrático tras el apresamiento de su hermano Santiago, acusado de relaciones con el paramilitarismo. El entorno del ex presidente colombiano lo considera un preso político encarcelado por la dictadura de Santos.
3) Lula candidato presidencial para 2018. De esto se hablaba hace tiempo, pero tras el viernes pasado el anuncio de su probable candidatura forma parte de su defensa y de su campaña para restablecer su honor y su imagen dañada por la corrupción, que ya lo salpica directamente. Pese a ello, aún falta mucho tiempo para que concrete la candidatura, que dependerá igualmente del futuro político de Rousseff y del futuro procesal del propio Lula en el Lava Jato.
4) ¿Lula y Dilma, juntos o separados? En las últimas semanas parecía que Lula y Dilma tomaban rumbos separados en una estrategia de sálvese quien pueda. La imagen de un gobierno agonizante y enfrentado a duras pruebas políticas y económicas llevaron a Lula y al PT a distanciarse de Rousseff. La pérdida de la imagen positiva de la presidente y el posible agravamiento de la recesión (el PIB decreció un 3,8% en 2015 y ya se habla de un -5% en 2016) dificultan cualquier candidatura del PT en 2018, ya sea de Lula o de otro líder partidario. Ahora bien, la evolución reciente del Lava Jato, especialmente tras las declaraciones incriminatorias contra Lula y Rousseff del senador petista Delcídio do Amaral, acogido a los beneficios de la delación premiada, podría recomponer unos vínculos previamente rotos
5) Los empresarios confían en un nuevo gobierno pro mercado. Pese a los movimientos alcistas del pasado viernes, las incertidumbres existentes impiden ver una tendencia clara de la economía brasileña. El futuro de Rousseff depende de iniciativas paralelas con soluciones diferentes. Si en el frente judicial una sentencia condenatoria anularía las elecciones para convocar nuevos comicios, en el frente parlamentario, de prosperar el juicio político contra Rousseff, provocaría su reemplazo por el vicepresidente. Aquí se recompondrían las alianzas, sin ser descartable un acercamiento del PMDB (Partido del Movimiento Democrático Brasileño) y el PSDB.
6) El papel de los empresarios. Inicialmente los empresarios y sus organizaciones fueron neutrales ante la crisis política y las dificultades económicas. No favorecían el juicio político contra Rousseff por las incertidumbres que podía generar. Inclusive apoyaron el nombramiento de Joaquim Levy como ministro de Finanzas y su fallido plan de ajuste. Hoy están cambiando de opinión y apuestan por la salida de Rousseff en cualquiera de sus variantes.
“Es obligado reconocer el impulso dado por el gobierno de Lula a la lucha contra la corrupción y al reforzamiento de la autonomía judicial y policial en la materia”
7) La justicia, símbolo de la regeneración. La extensión de la corrupción en Petrobras, con ramificaciones en grandes empresas constructoras o contratistas del sector público, golpeó a Brasil. El cáncer se expandió por la clase política, con metástasis en el BNDES (Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social) y otras instituciones estatales. Frente a una situación desmoralizante, el funcionamiento de la justicia y de la Policía Federal se constituyó en motivo de orgullo y esperanza para los brasileños. El juez Moro se convirtió en un héroe popular tras llevar a la cárcel a numerosos políticos y empresarios. En este punto es obligado reconocer el impulso dado por el gobierno de Lula a la lucha contra la corrupción y al reforzamiento de la autonomía judicial y policial en la materia.
8) Las muestras regionales de apoyo a Lula. Rápidamente se escucharon las voces de Evo Morales y Nicolás Maduro, unidos en Caracas en el homenaje a Hugo Chávez en el tercer aniversario de su muerte. Ambos mandatarios lanzaron mensajes contundentes contra la agresión de la derecha y el imperialismo. Morales sonó tajante al preguntarse: “¿Qué viene ahora del imperio? ¡Un escarmiento a presidentes y ex presidentes antimperialistas!” Estas denuncias olvidan que en Brasil, un país soberano, todavía gobierna el PT.
Hay en torno a la declaración forzosa de Lula demasiadas y complicadas cuestiones, muchas de las cuales evolucionarán vertiginosamente en las próximas semanas. Los principales actores del drama se moverán en los escenarios político, económico, judicial y mediático, pudiendo saltar de uno a otro con facilidad. Pese a las denuncias de complots y ciertas teorías conspirativas no hay nada escrito, salvo que la salida del desastre actual, cualquiera sea su desenlace, será traumática y exigirá grandes esfuerzos a todos los protagonistas.
Carlos Malamud
Investigador principal de América Latina del Real Instituto Elcano | @CarlosMalamud